A veces los enamorados
somos como niños chicos.
.
Y yo me río, cuando decimos y hacemos bobadas
sintiendo que vuelvo aquel sitio,
donde nada hacia presagiar futuros conflictos,
y todo era sencillo.
Hacernos "grandes" y dejar de soñar fantasías,
con cuentos bonitos.
Aún me gusta sentir ciertas cosas de aquellos momentos vividos,
no olvidar que fuimos niños.
En ellos existe la verdad, lo bello, lo puro, lo infinito.
Miran a los ojos dejándonos como tontos
y sin temer lo dicho, así quiero sentirlo
con las dos mitades del ser humano, siendo uno mismo,
que para afrontar los designios de la vida...
echaremos un pulso, más coraje añadido.
Entre la cordura y la locura,
desde el manicomio particular donde resido,
allí vivo.
Yayone Guereta.
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