What do you think?
Rate this book
192 pages, Paperback
First published January 1, 1983
„Ceilalți oameni vor ca eu să îmi deschid inima și să le deapăn povestea unei vieți petrecute în cuști. Vor să audă despre toate cuștile prin care m-am perindat, de parcă aș fi un șoarece alb... Dacă la Huis Norenius aș fi învățat să spun pove��ti..., aș fi zis povestea unei vieți petrecute în închisori, în care am stat zi de zi, an de an, cu fruntea lipită de sîrma de la gard, privind lung în depărtare”.
“Michaels significa algo y su significado no es solo asunto mío.”Desde su nacimiento Michael K provocó extrañeza y rechazo debido a su labio leporino y a su limitada inteligencia. Ello, en un contexto de marginalidad, miseria e injusticia, y tras la muerte de su madre, intensificó su más que posible tendencia natural a la soledad, al silencio, a la rutina vacía de los días todos iguales, a no esperar ni necesitar nada.
“No se veía como un cuerpo pesado que va dejando un rastro, sino como algo parecido a una partícula liviana sobre la superficie de una tierra demasiado dormida como para notar el rasguño de las patas de las hormigas, el mordisqueo de las mariposas, el revoloteo del polvo.”Carecía de vocación y de ambición, teniendo como único propósito dejar pasar el tiempo. A eso se reduce su libertad, la cual valora por encima de cualquier otra cosa, incluido su salud o su bienestar. No quiere depender de nadie, pero tampoco quiere que nadie dependa de él (“No parecía tener creencias, o al menos no parecía tener una creencia en cuanto a ayudar al prójimo”), no quiere hijos, no necesita amigos ni compañera, no procura ayuda ni caridad, por muy bienintencionada que sea, y responde con el silencio a cualquier intento ajeno por comprender quién es Michael K.
“Cuando tenía trabajo, no se sentía contento ni descontento; daba lo mismo. Podía tumbarse toda la tarde con los ojos abiertos, mirando las ondas y las manchas de óxido de la plancha del tejado; su mente no se desviaba, no veía más que la plancha, las líneas no se transformaban en dibujos o fantasías; él era él mismo tumbado en su propia casa, el óxido no era más que óxido, todo lo que se movía era tiempo, y le llevaba a él en su curso”Este es el personaje descrito en el capítulo uno, dos tercios del libro, por parte de un narrador omnisciente, que también se encargará del capítulo tercero a modo de epílogo, caracterizado por un estilo sobrio con el que no cabe decir más que lo estrictamente necesario, de forma objetiva y distante que, sin embargo, no nos aleja ni un ápice ni de la historia ni del personaje sino que recalca lo inhóspito del paisaje y de aquellos que lo habitan, un mundo en guerra permanente.
“Se parece a una piedra, un guijarro que, tras haber estado tranquilamente en la tierra, ocupándose de sus cosas desde el origen de los tiempos, de repente ahora lo recogen y lo lanzan al azar, pasando de mano en mano. Una piedra pequeña y dura, apenas consciente de lo que la rodea, arropada en sí misma y en su vida interior... una criatura inconsciente, irresponsable.”En medio de estos dos capítulos, el autor inserta otro en el que se le da voz al doctor del sanatorio en el que es internado Michael y que será el encargado de enfrentarse a la anomalía que él representa, de plantearnos de una forma más visceral y emotiva las cuestiones centrales de la novela: ¿Se puede ser una isla autosuficiente separado de todo y de todos, indiferente a todo y a todos, se puede ser un animal, una piedra, una planta? ¿Este distanciamiento te protege o te hace más débil? ¿Es envidiable ese afán de libertad pese a todo? ¿Cómo encaja la vida que ha elegido Michael en la sociedad de nuestra época? ¿Se puede hacer algo por él… se debe hacer algo por él? ¿Qué responsabilidad tiene la sociedad en lo que es Michael y en su bienestar, se debe actuar incluso en contra de su deseo?
“Empezaron a encerrar a los simples antes que a los demás. Ahora tienen campamentos para los niños cuyos padres han huido, campamentos para los que patalean y echan espuma por la boca, campamentos para los de cabeza grande y para los de cabeza pequeña, campamentos para los que no tienen un medio de vida aparente, campamentos para los expulsados de la tierra, campamentos para los que descubren viviendo en cloacas, campamentos para las chicas de la calle, campamentos para los que no saben sumar dos y dos, campamentos para los que se olvidan los papeles de casa, campamentos para lo que viven en las montañas y dinamitan puentes por la noche. Quizás la verdad sea que ya es suficiente estar fuera de los campamentos, no estar en ninguno de ellos. Puede que por ahora ya sea un gran éxito. ¿Cuántos quedan que no estén ni encerrados ni de centinelas en la verja? Me he librado de los campamentos; puede que si procuro no llamar la atención, también me libere de la caridad.”
“His first step was to hollow out the sides of the crevice till it was wider at the bottom than the top, and to flatten the gravel bed. The narrower end he blocked with a heap of stones. Then he laid the three fence posts across the crevice, and upon them the iron sheet, with slabs of stone to hold it down. He now had a cave or burrow five feet deep.”
“He thought of himself not as something heavy that left tracks behind it, but if anything, as a speck upon the surface of an earth too deeply asleep to notice the scratch of ant feet, the rasp of butterfly teeth, the tumbling of dust.”And,
���No papers, no money; no family, no friends, no sense of who you are. The obscurest of the obscure, so obscure as to be a prodigy.”
I am more than a earthworm, he thought. Which is a kind of gardener. Or a mole, also a gardener, that does not tell stories because it lives in silence.How could Michael K not remind me of Voltaire's satirical Candide (who after tragedy and violence, finally finds his just-retreat in [W]e must cultivate our garden!)? As to Michael K, simple but not less alive or aware of who he is. Who can be certain to have achieved so much, under such harsh circumstances or so alone? I don't know if I would have, at least without a paralyzing despair.
I was mute and stupid in the beginning, I will be mute and stupid at the end. There is nothing to be ashamed of in being in being simple.He does not seem stupid, after all.
His first step was to hollow out the sides of the crevice till it was wider at the bottom than the top, and to flatten the gravel bed. The narrower end he blocked with a heap of stones. Then he laid the three fence posts across the crevice, and upon them the iron sheet, with slabs of stone to hold it down. He now had a cave or burrow five feet deep.
He thought of himself not as something heavy that left tracks behind it, but if anything, as a speck upon the surface of an earth too deeply asleep to notice the scratch of ant feet, the rasp of butterfly teeth, the tumbling of dust.
"You are precious, Michaels in your way; you are the last of your kind, a creature left over from an earlier age, like the coelacanth or the last man to speak Yaqui. We have all tumbled over the lip into the cauldron of history: only you, following your idiot light, biding your time in an orphanage, evading the peace and the war, skulking in the open where no one dreamed of looking, have managed to live in the old way, drifting through time, observing the seasons no more trying to change the course of history than a grain of sand does. We ought to value you and celebrate you, we ought to put your clothes and your packet of pumpkin seeds too, with a label; there ought to be a plague nailed to the racetrack wall commemorating your stay here."
With Michaels [The doctor doesn't know his correct name.:] it always seemed to me that someone had scuffled together a handful of dust, spat on it, and patted it into the shape of a rudimentary man, making one or two mistakes (the mouth, and without a doubt the contents of the head), omitting one or two details (the sex), but coming up nevertheless in the end with a genuine little man of earth, the kind of little man one sees in peasant art emerging into the world from between the squat thighs of its mother-host with fingers ready hooked and back ready bent for a life of burrowing, a creature that spends its waking life stooped over the soil, that when at last its time comes digs its own grave and slips quietly in and draws the heavy earth over its head like a blanket and cracks a last smile and turns over and descends into sleep, home at last, while unnoticed as ever somewhere far away the grinding of the wheels of history continues.