la noche para mí.
Entona un soliloquio de aventuras y esperanzas,
de enigmas y certezas.
Me conmueve tu sabiduría,
la lacónica lealtad de tus
pómulos de rosado amanecer,
la vidriosa mirada de tus
recuerdos más lejanos.
Asumo que tus manos nunca
mesarán mis cabellos,
que mi atardecer pasará
desapercibido para tu espalda
de canciones infinitas,
pero nunca podré separarme
de tu recuerdo.
Viviré atado a la caridad
de tus gestos,
a tu amabilidad sin límites,
a la increible magnificencia
de tu perdón.
JulioElpuente