miércoles, 26 de junio de 2024

Dos historias de Aleksandr Pushkin

 


La editorial Alianza reúne en un solo volumen dos pequeñas obras que Pushkin escribió en 1833, ambas muy recomendables. 

'La dama de picas' (1833) es un cuento largo y mi pieza preferida de lo poco que he leído del autor; también fue lo primero que leí de él, con apenas veinte años, en otra edición tomada de la biblioteca. Aquí se expresa de manera sencilla y directa, como en pocas historias, el profundo conflicto entre la cultura occidental, racionalista, afrancesada (extranjera, en suma), y las raíces rusas. La temática gira en torno a ciertas leyendas mágicas relacionadas con los juegos de cartas, pasatiempo que hacía las delicias de las clases altas desde el siglo anterior. No es nada casual que el protagonista no sea ruso y que su nombre sea Gherman, o Germán, como castellanizaremos aquí; los rusos de aquella época llamaban 'alemán' a todo extranjero europeo, dando igual de dónde procediese. El caso es que Germán es un oficial de ingenieros al que le gusta ver jugar a las cartas, pero nunca juega: es ambicioso y ahorrador, silencioso y poco dado a dejarse llevar por el alma rusa y sus pasiones irreflexivas. La tentación le llega con la historia de cómo cierta condesa, ya anciana en aquel entonces, conoció de joven el secreto para obtener una mano maestra en el juego del Faraón.

El ascenso y caída de Germán, narrados con buen pulso y usando de una subtrama romántica para mayor contraste entre la pasión y el frío cálculo, llega a su culmen en una magnífica escena en la mesa de juego que prefiero no destripar. Basta decir que esta mezcla de Mefistófeles y Napoleón - Pushkin llega a asemejarlo físicamente con el Gran Corso -, así como la conciencia martilleante y las alucinaciones, fueron la más clara influencia para uno de los sueños de Raskólnikov, que dan título a este blog, en la novela de Dostoievski 'Crimen y castigo'. 

Como guiño cómico, al hilo del mencionado conflicto entre las dos culturas - occidental y eslavófila -, la vieja condesa reclama en cierto momento que le lean alguna novela francesa, como las que acostumbraba a leer en sus buenos tiempos cortesanos; cuando le hacen ver que ya existen novelas rusas, ella se extraña de esta novedad y, tras escuchar algunas páginas leídas por su doncella, rechaza el libro con desdén.

Tras 'La dama de picas', en el género de la novela corta nos las vemos con 'Dubrovski', obra póstuma en la que tenemos a un Pushkin ya con un estilo más afianzado en las descripciones realistas, aún dentro del romanticismo. A pesar de no estar rematada, esta historia llega a ser más interesante, a mi juicio, que 'La hija del capitán'. No todos la han visto de la misma forma, y de hecho Belinski le achacó que su héroe principal no consigue generar la empatía del arquetipo normal de héroe en Pushkin. ¿La razón? La deriva moral que emprende, condenada a un final infeliz. La tensión del conflicto entre los poderosos y los oprimidos está aquí más desatada, y ésta fue la razón por la que su autor prefirió autocensurarse o postergar el momento de la publicación, seguramente para evitar que su suerte terminara por deportarle a Siberia.

La trama gira en torno a una injusticia inicial, debida al arbitrio de Troyekurov, un terrateniente omnipotente en sus vastos dominios, que por un simple arrebato decide robar las tierras a su viejo amigo Dubrovski, noble como él, aunque propietario de menos almas. Pushkin llega a incluir en el texto un documento jurídico auténtico (con los nombres propios cambiados, como él mismo hace ver) para demostrar que ese procedimiento es perfectamente posible, si se cuenta con un buen abogado y con los contactos adecuados en los tribunales. La crítica a todo el sistema penal de Rusia y su corrupción es, por tanto, abierta y hostil de parte de Pushkin, por lo que no es de extrañar que esta novela solo pudiese ser publicada póstumamente. A diferencia del ‘Caleb Williams’ del británico William Godwin, aquí las víctimas de la injusticia no se conforman con la resignación desde la dignidad personal, sino que deciden vengarse. Así, el auténtico héroe de esta novela vendrá a ser el hijo del viejo Dubrovski, conocido por el mismo nombre; el noble se convierte en bandido y lidera a una banda cual Robin Hood en Nottingham; el desenlace no será feliz.

Es muy jugosa la descripción de la vida del terrateniente Troyekurov en su isba, rodeado de aduladores y siervos, que Pushkin retrata con acidez, mostrando la brutalidad del señor y la ignorancia de algunas costumbres rusas, frente a la mayor sofisticación - aunque no por ello mayor altura moral - de los nobles occidentales. Troyekurov no tiene buen gusto, su mayor orgullo es mostrar a los visitantes su gigantesca perrera, y su pasatiempo preferido consiste en proyectar bromas pesadas hacia sus huéspedes, donde destaca un oso hambriento contenido con una cadena en cierta habitación de su caserón. Gógol ampliaría posteriormente esta crítica al carácter de los terratenientes rusos, aunque desde un tono caricaturesco, en 'Almas muertas'. Por cierto que de nuevo aparece en 'Dubrovski' el contraste entre las dos culturas, que comentamos en la pieza anterior, reflejado en las dos mansiones de sendos aristócratas - el eslavo y el occidentalizado -, así como en el hecho de que el mismo Dubrovski, líder vengador de los bandidos, se infiltre en la mansión de Troyekurov haciéndose pasar por un refinado preceptor francés. Pushkin no se posiciona a favor de Occidente contra la patria rusa, pero sí consigue incluir esta tensión en la literatura de su país, siempre desde su pulso enérgico; otros escritores tomarían su legado.

Aleksandr Pushkin, La dama de picas. Dubrovski. Alianza Editorial. 2019. Traducido por Ricardo San Vicente.

 — ¿Para qué lo quiere…? Quizá esté unido a un pecado horrible, a la pérdida de la bienaventuranza eterna, a un pacto con el demonio… Piénselo: es usted vieja, le queda poco tiempo de vida, estoy dispuesto a cargar con su pecado. Sólo le pido que me revele su secreto. 

4 comentarios:

  1. Una vez más, me ha encantado tu entrada.

    De Pushkinh he leído La hija del capitán, que me gustó mucho, y varios cuentos más. Tengo las Narraciones Completas, que publicó Alba hace unos años, así que voy a echarle un ojo nuevamente.

    Ya sabes que siempre me motivo mucho con tus entradas :D que son para mí recomendaciones totalmente fiables, pero esta vez, además, refuerzas la cosa con alusiones a nuestro amigo Caleb Williams y a Gogol, así que no necesito más que unos cuantos días de 26 horas para ponerme con Pushkin otra vez.
    Bueno, y aunque sean de 24, le reservaré un hueco, que para los grandes clásicos siempre hay lugar.

    Saludos!



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    1. Hola, Ángeles.

      Pues algún día me haré con esas Narraciones Completas; la edición de Alba que mencionas pinta muy bien . Te agradezco lo que dices y me alegro de que estas entradas te gusten. Como digo en la entrada, tengo predilección por el cuento 'La dama de picas' por su relación con 'Crimen y castigo', del que fue una de tantas influencias.

      Siempre hay espacio y tiempo para los buenos clásicos, sí :)

      Un saludo.

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  2. Siguiendo el hilo de tu anterior entrada sobre "La hija del capitán" de Pushkin, me hice con ese mismo ejemplar de la portada en Alianza Editorial. Lo tengo en la interminable lista de espera de lectura que, como no me de prisa, es probable que me sobreviva.
    He terminado hace días unos cuentos del autor ruso que, además de "La dama de los tres naipes", incluye "El negro de Pedro El Grande", "El ataudero", "Noches Egepcíacas" y "Roslavlev", magníficos todos ellos.

    Cómo se refleja en todos ellos, ya lo apuntas en tu entrada, la gran dicotomía entre el alma rusa y la influencia "civilizadora" extranjera, francesa para la clase noble y alemana para la clase comercial y burguesa.

    Soy gran admirador de los grandes clásicos rusos, Tolstoi, Dostoyevski, Chéjov. Me faltaba Pushkin y (en la recámara) cuento con un Turgueniev pendiente de ampliar la dichosa lista de espera.

    Saludos,

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    1. Hola, Javier. Disculpa la tardanza,
      Como digo en estas dos entradas, de Pushkin solo he leído lo que comento aquí, así que te agradezco que traigas a colación esos otros cuentos que, ya solo por los títulos y por venir del autor, pintan bien.

      Todos tenemos una interminable lista de espera de lecturas, incluso con libros a los que les tenemos muchas ganas, pero que, por una razón u otra, tenemos que postergar. Yo también soy un admirador de los clásicos rusos, y por fortuna aún me queda mucho por leer de ellos.

      Espero que disfrutes 'La hija del capitán' cuando lo agarres. Y el bueno de Turgueniev, por supuesto, un alma sensible y el más europeo de los grandes autores rusos de su generación.

      Saludos.

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