Ayer decidí no hacer nada. —¿Decidir no hacer nada es no hacer nada? ¡Hummm!
Me acomodé en el sillón de la sala, ese que siempre me recibe con sus mullidos cojines, y dejé que mi mente se despojara de cualquier urgencia. El reloj en la pared marcaba las horas con su tic-tac constante, pero a mí no me importaba el tiempo. Cerré los ojos y simplemente existí.
El silencio me envolvía, solo interrumpido por el maravilloso canturreo de los pájaros y el suave murmullo del viento a través de las hojas. Respiré hondo, llenando mis pulmones con el aire fresco que entraba por el ventanal abierto. Mis pensamientos vagaban libremente, sin dirección ni propósito. Recordé la infancia, esos días interminables de verano en los que el único plan era no tener plan alguno, pero siempre surgía uno que nos llevaba hasta la hora de cenar.
La mente, sin las habituales preocupaciones, se convierte en un lienzo en blanco así que las ideas fluían, sin prisa, dibujando paisajes entre momentos blancos. Era un estado de gracia, un equilibrio perfecto entre la conciencia y la ensoñación.
De vez en cuando, abría los ojos y observaba las sombras que el sol proyectaba en la pared. Movimientos lentos y suaves, como una danza de luz y oscuridad. No había nada que hacer y, sin embargo, sentía que estaba haciendo todo. Exploraba los rincones de mi mente, redescubriendo la tranquilidad y la paz interior. Y me sentí bien.
En ese momento, comprendí que no hacer nada es, en realidad, un arte. Un arte que nos permite reconectar con nosotros mismos y con el mundo que nos rodea. Y en ese arte, encontré una profunda satisfacción.
Hoy he decidido salir a bucear y ser maestra del autopsicoanálisis profundo.
Imagen creada con IA. ©ɱağ |
Muy bien contado.
ResponderEliminarEs una buena pregunta. Tal vez se trate de dejarse llevar, en forma inercial. No planificar.
Besos con admiración.
Totalmente de acuerdo, no hacer nada es todo un arte. Y no es fácil ni mental ni físicamente. Pero es justo en ese momento cuando podemos encontrar el equilibrio entre el cuerpo y la mente. Muy buen texto Mag, un abrazo
ResponderEliminarDesconectar de la vida cotidiana, para adentrarse en una misma y saborear la paz desde los recuerdos de la infancia, o simplemente, dibujando paisajes, es algo realmente gratificante, Mag. Un placer leerte, y saber de tí, se te ve muy ocupada, por lo que más aún para valorar todo el trabajo que haces para dirigir los relatos jueveros, gracias por seguir estando, preciosa.
ResponderEliminarQue estés teniendo un feliz verano.
Besos enormes.
Hola Mag, es un buen texto, que te lleva a pensar y analizar, a veces yo me pregunto si el hecho de estar sentado sin hacer nada es realmente no hacer nada, porque el estar así te lleva a pensar u observar en silencio el mundo que te rodea y de alguna manera es hacer algo, siempre me lo he cuestionado.
ResponderEliminarUn abrazo grande.
PATRICIA F.
Justamente como tú, es como entiendo yo el no hacer nada.
ResponderEliminarDescansa y muchas gracias por tu tiempo.
Un arte. Muy cierto. Y bien difícil. Al menos para mí, que sólo paro cuando estoy enferma jajaja. Un abrazo, Mag y felicitaciones por el éxito de tu convocatoria
ResponderEliminarLos viajes interiores son la mejor forma de ocupar esos momentos de no hacer nada. Al final es imposible no hacer algo.
ResponderEliminarBeso dulce Mi Estimada Magda y dulce semana.
El arete de no hacer nada, que tanto practican los muy ricos, es un arte, que yo casi nunca sé hacer.
ResponderEliminarUn abrazo, anfitriona, y descansa, es verano
Es final es no hacer nada da para mucho, para reflexionar sobre uno mismo, sobre todo
ResponderEliminarUn abrazo grande
Lo difícil es no pensar. Supo go que lleva mucho tiempo de entrenamiento.
ResponderEliminarPorque eso de existir solo, se puede?
Uno dujo: " no pienso, luego no existo", o algo así.
alcanzar el nivel de solo usar el cerebro psra procesar lo que se ve, sin hacer proyectos de lo que se va a comer, y mucho menos imaginar historias, ya creo que sería un nivel aceptable de no hacer nada.
Pásalo bien, disfruta del verano lo que puedas y si ver si te da tiempo de practicar un poco lo de no hacer nada.
Besazooo
Hola Mag:
ResponderEliminarA veces es tan necesario... pero muchas veces sólo nos damos cuenta de lo necesario que era, después de parar y disfrutar de esa tranquilidad, de ese arte, como bien dices. 😊
Un abrazo.🤗
Hacer nada?, acaso es posible ?, bueno nunca estamos solos mientras estemos- Un abrazo
ResponderEliminarHay momentos en los que desconectarse de todo y de todos es necesario, casi como una forma de supervivencia.
ResponderEliminarSaludos,
J.
No hacer nada es un arte, me ha encantado eso que pones, es difícil no hacer nada y poder reconectar contigo mismo...pero es algo que me encanta hacer de vez en cuando jaja Besos por ahí!!!
ResponderEliminarY después de ese momento de "no hacer nada" solo dejando libre la mente, cargas las pilas para salir a bucear y hacerse maestra, nada menos, que de autopsicoanálisis. Muy bien.
ResponderEliminarM. Cristina
El hecho de poder encontrar momentos para la contemplación es un gran avance hacia el control de la ansiedad o el estrés. Algo tan simple como observar el juego de sombras que proyecta el sol sobre una pared o los reflejos del agua de un río supone un muy buen remedio contra la agitación que domina la vida.
ResponderEliminarFelicidades por tu aportación, Mag. Me ha llenado de paz.
El espiral de la inconciencia.... un minuto para respirar... me gusta. Aún no llegan las to´rtolas a tu ventana?....
ResponderEliminar