Yo leí que la Guerra duró dos años, ocho semanas y quince días. Pero no es cierto. Tan solo cesaron los disparos, las ejecuciones, las persecuciones y las torturas. Sigue habiendo guerra en las redes sociales, en la radio, en la televisión y en los espacios públicos.
Lo antedicho es tan sabido como la mal llamada Transición, cuando fue continuismo y de aquellos barros estos lodos. Ya ni siquiera puedo contemplar el color rojo y el azul sin que me acuerde de la clase política y sus votantes.
Está claro que nunca van a dejar de señalarse y de enrocarse en sus propias heces. Con lo que ha pasado en Valencia estas dos últimas semanas, me pregunto qué más hace falta para que se obre el milagro.
El caso es que estoy empezando a aborrecerlos de un modo tan inhumano y visceral, que tendré que ir al médico a que me recete alguna droga legal que me apacigüe. A ver si así puedo abstraerme de su irreconciliable existencia tan dada a los berridos de bar.
Alguien definió la política como el arte de distribuir y ejecutar el poder, para beneficio del bien común, la verdad que yo no veo nada de eso en la clase política. Hoy es todo una pantomima, una lucha del quítate tú para ponerme yo, una continua lucha en el barro, pero no por el bien común, sino por el propio y el de mi chiringuito.
ResponderEliminarEn esta partida de ajedrez, sin duda, la "plebe" somos los peones que son los primeros en sacrificar, y solo tenemos valor el día de las elecciones y bailamos como las ratas detrás del flautista de Hamelin, y les hacemos el trabajo sucio en las redes, en el bar...porque somos de lo más manipulables, y lo saben, y se aprovechan de ello, siembra el odio y tendrás fieles y descerebrados seguidores, cuanto menos pensemos, mejor, pan y circo.
Y gran parte de la culpa la tenemos nosotros que los ponemos ahi y les damos el poder para que nos pisoteen, nos ninguneen y les defendamos a capa y espada, criticando, insultando, y generando odio allí donde sea menester ( todo vale)
Sí, gran parte de la culpa es nuestra. Y de nuestra memoria, hoy todo el mundo está horrorizado, indignado, cabreado, hastiado, pero cuando esto se calme, en unos meses, volveremos a bailar a su son, porque tenemos una memoria enferma.
Beso
Buenas, Prozac. No me cabe duda de lo que comentas. Olvidaremos pronto y seguiremos con los viejos cánceres. Y en próximas campañas electorales, cuando todo haya pasado, la catástrofe ocurrida en Valencia será utilizada como arma arrojadiza entre unos y otros.
EliminarPues ya somos dos los que vamos a necesitar ayuda médica para no pensar en esta chusma de políticos que nos ha tocado en suerte. Cuando una herida se cierra mal, nunca deja de sangrar. Y eso es lo pasó en este bendito país, que supieron cerrar la herida de 40 años de dictadura ni hicieron nada para recoinciliar a los dos eternos bandos y aquí seguimos con la misma matraca después de 80 años. Creo que llegados a este punto, se puede decir alto y claro que no tenemos remedio como país.
ResponderEliminarSaludos.
Hola, Joaquín. Yo también lo creo. Lo que sucede en España es un mal secular sin remedio, sí. Pasan los años y los problemas de fondo permanecen.
EliminarEspaña es un gran país que necesitaría ser reiniciado desde el principio. No hay nada en él que no se encuentre podrido por el espirítu de esa ejemplar transición que no dejó de ser un pacto de silencio, según el cual, los que andaban a tiros y ejecutando disidentes hace dos días, pasaron a ser dignos democrátcas padres de la constitución.
ResponderEliminarClaro, en aquel momento no había más remedio, pero vamos camino de que haya pasado un siglo y no hemos sido capaces de avanzar un poco.
Odio visceral, sí, al final es lo que queda.
Así es, Beauséant. Reinicio completo desde la bios con limpieza máxima del disco duro y empezar con otro sistema operativo, porque el actual ya hemos visto lo que es, a todos los niveles.
EliminarHola, Cabrónidas.
ResponderEliminarEl problema es no asumir, señalar a unos y otros, y dejar que la gravedad la solvente la propia víctima. Lo peor de todo es que ya no crees en ellos, porque cuando deberían resguardarnos, lo único que ves es que te lanzan a un vacío infinito. Hay crueldad revestida en palabras que ahora mismo no tienen ningún sentido, no se necesitan. Es el momento de accionar.
Te entiendo, ya no es desasosiego es rabia, y ésta terminará degenerando en algo temible.
Un abrazo.
Hola, Irene. Cuando todo pase y los ánimos se enfríen, veremos cómo reaccionan los de arriba y cómo los de abajo. Pero si el votante de este país no cambia y se desprende de su ideología, creo que seguirá sonando la misma canción de siempre. Diría que es un imposible.
EliminarEl pueblo unido, jamás será vencido.
ResponderEliminarEso siempre funciona.
Mis mejores deseos para ese pueblo amigo. La ira no sirve, transfórmenla en organización, conciencia del pasado para no repetirlo y movilización de los más jóvenes para actos de amor como se está viendo en Valencia. Saquen a esos políticos y monarcas. No dejen de insistir. Son un gran pueblo que merece dignidad y respeto. Basta de seguir permitiendo mentiras, abusos y represión, los llevan directo al fascismo, con vox, como sucedió terriblemente en Argentina, por desesperación. Cómo sucede en usa. Unos cuantos con poder y los demás, esclavizados. El modelo de México funciona. Un gobierno del pueblo, con el pueblo y para el pueblo. Es un gobierno humanista.
Un abrazo muy fraterno.
Hola, Sara. En España, y quizá en toda la Humanidad, la palabra unión es más entelequia que otra cosa. Y si ya empezamos mal la partida, imagínate. Otro para ti.
EliminarYo creo que sin drogas, imposible para mí conseguir paz mental. Dejar de lado las redes me ayuda un poco, pero no del todo.
ResponderEliminarUn saludo.
Hola, Dorotea. No del todo, porque la hostilidad ideológica que hay en las redes también está en la vida de carne y hueso. Está en todos lados. Sin duda, hay que ir al médico y que nos recete algo duro. No me fío de la calidad de las drogas ilegales.
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