Guerras de la Liga de Delos
Guerras de la Liga Delos | ||||
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Parte de las guerras médicas | ||||
Ruinas de Delos, sede del tesoro de la Liga de Delos hasta el 454 a. C. | ||||
Fecha | 477–449 a. C. | |||
Lugar | Mediterráneo | |||
Resultado | Estancamiento estratégico, Paz de Calias.[1] | |||
Cambios territoriales |
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Beligerantes | ||||
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Comandantes | ||||
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Unidades militares | ||||
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Las Guerras de la Liga Delos (477–449 a. C. fueron una serie de campañas libradas entre la Liga de Delos de la Atenas y sus aliados (y posteriores súbditos), y el Imperio aqueménida de la Persia antigua. Estos conflictos representan una continuación de las guerras médicas, tras la Revuelta Jónica y las primera y segunda invasiones persas de Grecia.
La alianza griega, centrada en Esparta y Atenas, que había derrotado a la segunda invasión persa, había seguido inicialmente este éxito capturando las guarniciones persas de Sestos y Bizancio, ambas en Tracia, en 479 y 478 a. C. respectivamente. Tras la toma de Bizancio, los espartanos decidieron no continuar con el esfuerzo bélico y se formó una nueva alianza, comúnmente conocida como la Liga de Delos, en la que Atenas era la potencia dominante. Durante los 30 años siguientes, Atenas asumiría gradualmente una posición más hegemónica sobre la liga, que fue evolucionando hasta convertirse en el Imperio ateniense.
A lo largo de la década de 470 a. C., la Liga de Delos hizo campaña en Tracia y el Egeo para expulsar a las guarniciones persas que quedaban en la región, principalmente bajo el mando del político ateniense Cimón. A principios de la década siguiente, Cimón comenzó a hacer campaña en Asia Menor, tratando de fortalecer la posición griega allí. En la Batalla del Eurimedonte en Panfilia, los atenienses y la flota aliada lograron una asombrosa doble victoria, destruyendo una flota persa y desembarcando después la infantería de marina de los trirremes para atacar y derrotar al ejército aqueménida. Tras esta batalla, los persas adoptaron un papel esencialmente pasivo en el conflicto, ansiosos por no arriesgarse a la batalla siempre que fuera posible.
Hacia finales de la década de 460 a. C., los atenienses tomaron la ambiciosa decisión de apoyar una revuelta en la satrapía egipcia del Imperio aqueménida. Aunque la fuerza griega logró un éxito inicial, no pudo capturar la guarnición persa en Menfis, a pesar de un asedio de tres años. Los persas contraatacaron y la fuerza ateniense fue asediada durante 18 meses, antes de ser aniquilada. Este desastre, unido a la primera guerra del Peloponeso, disuadió a los atenienses de reanudar el conflicto con Persia. En el 451 a. C., se acordó una tregua en Grecia y Cimón pudo dirigir una expedición a Chipre. Sin embargo, mientras sitiaba Citio Cimón murió, y las fuerzas atenienses decidieron retirarse, obteniendo otra doble victoria en la batalla de Salamina en Chipre. Esta campaña marcó el fin de las hostilidades entre la Liga de Delos y Peel Imperio aqueménida, y algunos historiadores antiguos afirman que se acordó un tratado de paz, la Paz de Calias, para cimentar el final definitivo de las guerras greco-persas.
Fuentes y cronología
[editar]La historia militar de Grecia entre el final de la segunda invasión persa de Grecia y la Guerra del Peloponeso (479-431 a. C.) está mal documentada por las fuentes antiguas que se conservan. Este período, a veces llamado pentecontecia por los estudiosos de la antigüedad, fue un período de relativa paz y prosperidad en Grecia.[2][3] La fuente más rica de la época, y también la más contemporánea, es la Historia de la guerra del Peloponeso de Tucídides, que los historiadores modernos consideran generalmente un relato primario fiable.[4][5][6] Tucídides sólo menciona este período en una digresión sobre el crecimiento del poder ateniense en el período previo a la Guerra del Peloponeso, y el relato es breve, probablemente selectivo y no tiene ninguna fecha.[7][8] Sin embargo, el relato de Tucídides puede ser, y es utilizado por los historiadores para elaborar una cronología esquemática del período, a la que se pueden superponer detalles de los registros arqueológicos y de otros escritores.[7]
Plutarco proporciona muchos más detalles sobre la época en sus Vidas paralelas de Arístides y, sobre todo, de Cimón. Plutarco escribió unos 600 años después de los acontecimientos en cuestión, por lo que es una fuente muy secundaria, pero a menudo llama explícitamente a sus fuentes, lo que permite verificar en cierto modo sus afirmaciones.[9] En sus biografías, se basa explícitamente en muchas historias antiguas que no han sobrevivido, por lo que a menudo conserva detalles de la época que se omiten en el breve relato de Tucídides. La última fuente importante que se conserva del período es la historia universal (Biblioteca histórica) del siciliano del siglo I a. C. Diodoro Sículo. Gran parte de los escritos de Diodoro relativos a este período parecen derivarse del historiador griego muy anterior, Éforo, que también escribió una historia universal.[10] Sin embargo, por lo poco que se sabe de Éforo, los historiadores generalmente desprecian su historia; durante este período parece que simplemente recicló la búsqueda de Tucídides, pero la utilizó para sacar conclusiones completamente diferentes. Diodoro, que a menudo ha sido descartado por los historiadores modernos de todos modos [11] no es por tanto una fuente especialmente buena para este período.[12] De hecho, uno de sus traductores al inglés , Oldfather, dice del relato de Diodoro sobre la campaña del Eurimedonte que "... los tres capítulos precedentes revelan Diodoro en la peor luz...".[13] También hay un cuerpo razonable de evidencia arqueológica para el período, de los cuales las inscripciones que detallan las probables listas de tributos de la Liga son particularmente importantes.[4][14]
Cronología
[editar]Tucídides ofrece una lista sucinta de los principales acontecimientos ocurridos entre el final de la segunda guerra médica y el estallido de la guerra del Peloponeso, pero apenas hay información cronológica.[7] Se han hecho varios intentos por recomponer la cronología, pero no hay una respuesta definitiva. El supuesto central de estos intentos es que Tucídides está describiendo los eventos en el orden cronológico adecuado.[15] La única fecha firmemente aceptada es el 465 a. C. para el comienzo del asedio de Tasos. Esta fecha se basa en las anotaciones de un antiguo escolástico anónimo a uno de los manuscritos de las obras de Esquines. El escolástico señala que los atenienses se encontraron con el desastre en "Nueve Caminos" en el arcontdo de Lisiteo (que se sabe que fue el 465/464 a. C.).[16] Tucídides menciona este ataque a "Nuevo Caminos" en relación con el comienzo del asedio a Tasos, y como Tucídides dice que el asedio terminó en su tercer año, el asedio de Tasos data, por tanto, de la c. 465–463 a. C.[17]
Asimismo, el escolástico anónimo proporciona una fecha probable para el asedio de Eyón. Esta anotación sitúa su caída en el arcontado de Fedón (que se sabe que fue el 476/475 a. C.). Por tanto, el asedio podría haber sido entre 477-476 a. C. o 476-475 a. C.; ambos encontraron argumentos favorables. La batalla del Eurimedonte puede datarse en el 469 a. C.La implicación es que Cimón había conseguido recientemente una gran victoria, y el candidato más probable es Eurimedonte.[17] Sin embargo, dado que la batalla de Eurimedonte parece haberse producido después del asedio ateniense a Naxos (pero antes del asedio a Tasos), la fecha de Eurimedonte está claramente limitada por la fecha de Naxos. Mientras que algunos aceptan una fecha del 469 a. C. o anterior para esta Naxos,[18] [19] otra escuela de pensamiento la sitúa hasta el 467 a. C., producida antes de Tasos, la fecha alternativa para esta batalla sería, por tanto, el 466 a. C.[20]
La datación de Naxos está íntimamente relacionada con otros dos eventos del mundo griego que se produjeron al mismo tiempo. Tucídides afirma que Pausanias, despojado de su mando después del sitio de Bizancio, regresó a Bizancio como ciudadano privado poco después y tomó el mando de la ciudad hasta que fue expulsado por los atenienses. Luego cruzó el Bósforo y se instaló en Colonas en la Tróade, hasta que fue acusado de colaborar con los persas y fue convocado por los espartanos para ser juzgado (después de lo cual murió de hambre). Tucídides de nuevo no proporciona ninguna cronología de estos eventos. Poco después, los espartanos acusaron al estadista ateniense Temístocles, entonces exiliado a Argos, de complicidad en la traición de Pausanias. Como resultado, Temístocles huyó de Argos, y finalmente se dirigió a Asia Menor. Tucídides afirma que, en su viaje, Temístocles fue a parar inadvertidamente a Naxos, en ese momento sitiada por los atenienses,[21] Los tres eventos, la traición de Pausanias, la fuga de Temístocles y el asedio de Naxos se produjeron en una estrecha secuencia temporal. Estos eventos ocurrieron ciertamente después del año 474 a. C. (la fecha más antigua posible para el ostracismo de Temístocles), y se han situado generalmente hacia el 470/469 a. C.[22] Sin embargo, hay varias incongruencias en la historia de Temístocles si se acepta esta fecha. Se ha propuesto una fecha muy posterior para la expulsión de Pausanias de Bizancio, y si se acepta, esto hace que estos tres eventos se sitúen alrededor del año 467 a. C., lo que resuelve los problemas relativos a Temístocles, y también probablemente explica algunos detalles incidentales mencionados en la biografía de Cimón de Plutarco. Sin embargo, esta cronología modificada no es aceptada universalmente por los historiadores.
Las campañas egipcia y chipriota son un poco más fáciles de datar. Tucídides dice que la campaña egipcia duró seis años y que tres años más tarde, los atenienses y los espartanos firmaron una tregua de cinco años. Se sabe que este tratado data del año 451 a. C., por lo que la campaña egipcia se sitúa en torno a los años 460-454 a. C. La campaña chipriota que vino directamente a continuación de la tregua, se data por tanto de los años 451-450 a. C. [23]
Antecedentes
[editar]Las guerras médicas tienen su origen en la conquista de las ciudades griegas de Asia Menor, y particularmente de Jonia, por el Imperio persa aqueménida de Ciro II el Grande poco después del 550 a. C. Los persas consideraban a los jonios difíciles de gobernar, y finalmente se conformaron con patrocinar un tirano en cada ciudad jónica.[24] Si bien los Estados griegos habían estado en el pasado a menudo gobernados por tiranos, esta forma de gobierno estaba en declive.[25] Hacia el 500 a. C., Jonia parece haber estado madura para la rebelión contra el vasallaje impuesto por los persas. La tensión latente finalmente estalló en una revuelta abierta debido a las acciones del tirano de Mileto, Aristágoras. Este, en un intento de salvarse de las consecuencias de una desastrosa expedición patrocinada por los aqueménidas en el año 499 a. C., decidió restablecer la democracia.[26] Esto desató revoluciones similares en toda Jonia, que se extendieron hasta la Hexápolis dórica y Eólida, con lo que comenzó la Revuelta jónica.[27]
Los Estados griegos de Atenas y Eretria se dejaron atraer a este conflicto por Aristágoras, y durante su única temporada de campaña (498 a. C.) contribuyeron a la captura y quema de la capital regional persa de Sardes.[28] Después de esto, la revuelta jónica continuó (sin más ayuda exterior) durante cinco años más, hasta que finalmente fue aplastada completamente por los persas. Sin embargo, en una decisión de gran trascendencia histórica, el rey persa Darío I decidió que, a pesar de haber sometido la revuelta, había que castigar a las ciudades de Atenas y Eretria por haber apoyado la revuelta jónica, en la creencia de que los Estados griegos podrían constituir en el futuro una amenaza para los dominios persas.[29]
En las dos décadas siguientes, habría dos invasiones persas de Grecia, incluyendo algunas de las batallas más famosas de la historia. Durante la primera guerra médica, Tracia, Macedonia y las islas del Egeo fueron anexionadas al Imperio aqueménida. Luego conquistó Eubea y arrasó Eretria.[30] Sin embargo, la invasión terminó el año 490 a. C. con la decisiva victoria ateniense en la batalla de Maratón.[31] Entre ambas invasiones, Darío murió y la responsabilidad de la reanudación del conflicto recayó en su hijo Jerjes I.[32]
En el 480 a. C., Jerjes dirigió personalmente una segunda campaña militar contra Grecia con una imponente fuerza terrestre y naval.[33] Aquellos griegos que eligieron resistir (los "Aliados") fueron derrotados en las batallas de las Termópilas y Artemisio por tierra y mar respectivamente. [34] Toda Grecia, excepto el Peloponeso, cayó así en manos persas. Los persas, envalentonados, rodearon la flota griega restante cerca de la isla de Salamina pero en la batalla posterior sufrieron una derrota decisiva.[35] El año siguiente, los aliados reunieron el ejército griego más grande visto hasta entonces y derrotaron la fuerza de invasión persa en la batalla de Platea[36], hecho que puso fin a la invasión y la amenaza a Grecia.[36]
Según la tradición, el mismo día que en Platea, la flota aliada derrotó a los desmoralizados restos de la flota persa en la batalla de Mícala.[37] Esta acción marca el final de la invasión persa y el inicio de la siguiente fase de las guerras greco-persas: el contraataque griego.[38] La derrota persa de Mícala indujo las ciudades griegas de Asia Menor a rebelarse de nuevo, ya que los persas, sin flota, eran impotentes para detenerlas.[39]Entonces, la flota aliada navegó hacia el Quersoneso Tracio, todavía controlado por los persas, y asedió y apresó la ciudad de Sestos.[40]En el año 478 a. C., los aliados enviaron una fuerza para conquistar la ciudad de Bizancio, la actual Estambul, pero, aunque el asedio tuvo éxito, el comportamiento arrogante del general espartano Pausanias enajenó a numerosos aliados que, tras conseguir que Esparta lo retirara, confiaron la flota a los atenienses.[40]El sitio de Bizancio fue la última acción de la alianza helénica que había vencido a la invasión persa.
Liga de Delos
[editar]Tras Bizancio, Esparta estaba ansiosa por poner fin a su implicación en la guerra. Los espartanos temían mucho el ascenso de los atenienses como un desafío a su poder. Además, los espartanos opinaban que, con la liberación de la Grecia continental y las ciudades griegas de Asia Menor, el propósito de la guerra se había alcanzado ya. Quizás también existía la sensación de que el establecimiento de seguridad a largo plazo para los griegos asiáticos sería imposible.[41] Después de Mícala, el rey espartano Leotíquidas II había propuesto "trasplantar" a todos los griegos de Asia Menor a Europa como el único método para liberarlos permanentemente del dominio persa.[41]
Jantipo, el comandante ateniense en Mícala, lo había rechazado furioso; las ciudades jónicas habían sido colonias atenienses, y los atenienses, si nadie más lo hacía, protegerían a los jonios.[41] Esto marcó el punto en el que el liderazgo de la alianza griega pasó efectivamente a los atenienses.[41] Con la retirada espartana tras Bizancio, el liderazgo de los atenienses se hizo explícito.
La informal alianza de ciudades-Estado que habían luchado contra la invasión de Jerjes había sido dominada por Esparta y la Liga del Peloponeso. Con la retirada de estos Estados, se convocó un congreso en la isla sagrada de Delos para instituir una nueva alianza para continuar la lucha contra los persas; de ahí la designación moderna "Liga de Delos". Según Tucídides, el objetivo oficial de la Liga era «arrasar el territorio del rey para vengar los males que habían sufrido»[42]
En realidad, este objetivo se dividía en tres principales esfuerzos: prepararse para una futura invasión, buscar venganza contra Persia y organizar un medio para dividir el botín de guerra. Los miembros podían elegir entre ofrecer fuerzas armadas o pagar un impuesto al tesoro común; la mayoría de los estados eligieron el impuesto Los miembros de la Liga juraron tener a los mismos amigos y enemigos, y lanzaron lingotes de hierro al mar para simbolizar la permanencia de su alianza. El político ateniense Aristides pasaría el resto de su vida ocupado en los asuntos de la alianza, y moriría (según Plutarco) unos años más tarde en el Ponto Euxino, mientras determinaba cuál había de ser el impuesto de los nuevos miembros.[43]
Campañas no persas
[editar]Expansión militar de la Liga
[editar]Tucídides ofrece solo un ejemplo del uso de la fuerza para ampliar la pertenencia a la Liga, pero como su relato parece ser selectivo, presumiblemente había más; sin duda, Plutarco proporciona detalles de uno de estos casos.[17] Caristo en la isla de Eubea, que había colaborado con los persas durante la segunda guerra médica, fue atacada por la Liga en algún momento de la década del 470 a. C., y finalmente aceptó convertirse en miembro. Plutarco menciona el destino de Fasélide que Cimón obligó a unirse a la Liga durante la campaña del Eurimedonte[44]
Rebeliones internas
[editar]La isla de Naxos intentó retirarse de la Liga en el año 472 a. C., apenas seis años después de su formación, por razones desconocidas.[45] Sin embargo, los atenienses lanzaron inmediatamente una guerra contra ella, la asediaron en el año 470 a. C. y la obligaron a volver a la Liga.[46][47] Un destino similar esperaba a los tasios, después de que intentaran abandonar la Liga en el año 465 a. C.[48] Tucídides no aporta más ejemplos, pero a partir de fuentes arqueológicas se puede deducir que hubo más rebeliones en los años siguientes.[49] Tucídides no deja lugar a dudas que su acción de mano dura al principio convirtió a Atenas en un hegemón dentro de la Alianza, pero más tarde convirtió a la Liga en un Imperio ateniense.[50][51]
Conflictos en Grecia
[editar]Durante el período 479-461 a. C., los Estados griegos continentales estaban al menos exteriormente en paz entre ellos, aunque estaban divididos en facciones pro-espartanas y pro-atenienses. La alianza helénica aún existía de nombre, y como Atenas y Esparta aún estaban aliadas, Grecia alcanzó un mínimo de estabilidad.[3] Sin embargo, durante este período, Esparta se volvió cada vez más sospechoso y temeroso del creciente poder de Atenas.[3] Fue este temor, según Tucídides, lo que hizo inevitable la segunda y mayor (y más famosa) guerra del Peloponeso.[52]
Atenas envió tropas en 462 a. C. para ayudar a Esparta en la revuelta de Mesenia (c. 465-461 a. C.), según los términos de la antigua alianza helénica.[53] Sin embargo, los espartanos, ante el temor de que Atenas pudiera interferir en la situación política entre los espartanos y sus hilotas, enviaron a los atenienses a casa.[53]Este evento condujo directamente al ostracismo de Cimón (que había estado al frente de las tropas), al ascenso de los demócratas radicales (liderados por Efialtes y Pericles) sobre la facción aristocrática anteriormente dominante (liderada por Cimón) en Atenas, y en la primera guerra del Peloponeso entre Atenas y Esparta (y sus respectivos aliados).[54]
Este conflicto fue en realidad una lucha propia de los atenienses, y no era necesario implicar a los aliados. Al fin y al cabo, los miembros de la Liga se habían alistado para luchar contra los persas, no contra sus compatriotas griegos.[55] Sin embargo, parece que, al menos la batalla de Tanagra, un contingente de jonios luchó con los atenienses.[55] Los conflictos en Grecia durante estos años no son directamente relevantes para la historia de la Liga de Delos.
Sin embargo, se puede ver que la Primera guerra del Peloponeso puede haber acelerado la transición de la Liga de una alianza dominada por Atenas a un imperio gobernado por Atenas. Durante los primeros años de la guerra, Atenas y sus aliados no delios obtuvieron una serie de victorias.[56] Sin embargo, el colapso de la expedición simultánea de la Liga en Egipto en 454 a. C.provocó el pánico en Atenas, y dio lugar a una disminución de la actividad militar hasta el 451 a. C., cuando se concluyó una tregua de cinco años con Esparta.[57] Durante el pánico, el tesoro de la Liga se trasladó de Delos a la seguridad percibida de Atenas en 454 a. C. Aunque Atenas tenía en la práctica una posición hegemónica sobre el resto de la liga desde que se sofocó la rebelión de Naxos (470/467 a. C.), el proceso por el que la Liga Délica es transformó gradualmente en el Imperio ateniense se aceleró después del 461 a. C.[58] El traslado del tesoro a Atenas se utiliza a veces como una demarcación arbitraria entre la Liga de Delos y el Imperio ateniense. Un "punto final" alternativo para la Liga es el fin definitivo de las hostilidades con los persas en el 450 a. C. Tras ello, a pesar de que los objetivos declarados de la Liga se cumplieron, los atenienses se negaron a permitir que los Estados miembros abandonaran la alianza.[59][60]
Campañas contra Persia
[editar]Tracia
[editar]Asedio de Eyón
[editar]Según Tucídides, la primera campaña de la Liga de Delos tuvo lugar contra la ciudad de Eyón, en la desembocadura del río Estrimón.[47] Dado que Tucídides no proporciona una cronología detallada para su historia de la Liga, el año en el que tuvo lugar esta campaña es incierto. El asedio parece haber durado desde el otoño de un año hasta el verano del siguiente, por lo que los historiadores apoyan o bien del 477 al 476 a. C. [61] o bien del 476 al 475 a. C.[62] Eyón parece haber sido una de las guarniciones persas que quedaron en Tracia durante y después de la segunda invasión persa, junto con Dorisco.[63] La campaña contra Eyón debe considerarse probablemente como parte de una campaña general destinada a eliminar la presencia persa de Tracia.[17]. alude a varios intentos fallidos, presumiblemente atenienses, de desalojar al gobernador persa de Dorisco, Mascames.[63] Es posible que Eyón mereciera una mención especial por parte de Tucídides debido a su importancia estratégica; en la región había abundantes suministros de madera y había minas de plata cercanas. Además, estaba cerca del sitio de la futura colonia ateniense de Anfípolis, que sería el sitio de varios desastres futuros para los atenienses.[7]
La fuerza que atacó a Eyón estaba bajo el mando de Cimón. Plutarco dice que Cimón derrotó primero a los persas en la batalla y después de eso éstos se retiraron a la ciudad y allí fueron asediados.[64] Cimó expulsó entonces a todos los colaboradores tracios de la región por hacer que los persas se sometieran por el hambre.[64] Según Heródoto, el comandante persa, Boges, habría tenido vía libre hacia la Asia Menor si hubiera evacuado la ciudad, pero rechazó la oferta de los griegos, porque Jerjes no lo considerase un cobarde.[63] Cuando se les acabó la comida, arrojó sus tesoros al río Estrímon, mató a toda su familia y después se inmoló, él y sus súbditos, en una pira gigante.[65] Los atenienses ocuparon entonces la ciudad y esclavizaron al resto de su población.[47]
Tras la caída de Eyón, otras ciudades costeras de la zona se rindieron a la Liga de Delos, con la excepción notable de Dorisco, que «nunca fue tomada».[66] Los aqueménidas probablemente retiraron el gobernador de Dorisco, Mascames, con su guarnición hacia el año 465 a. C., y finalmente abandonaron este último bastión aqueménida en Europa.[67]
Esciros
[editar]Tras la acción de Eíon, y posiblemente en la misma campaña, los atenienses, aún bajo el mando de Cimón, atacaron la isla de Esciros. No se trataba de una acción antipersa, sino de un asalto pragmático contra una población nativa que se dedicaba a la piratería.[68][19] Como resultado de esta acción, los atenienses "liberaron el Egeo", y enviaron colonos a la isla para evitar que esta volviera a la piratería.[19]
Quersoneso
[editar]Cimón regresó una década después para completar la expulsión de las fuerzas aqueménidas de Europa. Esta acción parece haber ocurrido al tiempo que el asedio de Tasos, por lo que se suele datar el 465 a. C.[17] Evidentemente, incluso en ese momento, algunas fuerzas persas mantenían (o habían reocupado) alguna parte del Quersoneso Tracio con la ayuda de los tracios nativos. Cimó navegó hacia el Quersoneso con solo cuatro trirremes, pero logró capturar los trece barcos de los persas y procedió a expulsarlos de la península.[69] Cimón entregó entonces el Quersoneso (cuyo padre, Milcíades el Joven), había sido tirano antes de que empezaran las guerras médicas) a los atenienses para su colonización.[69]
Asia Menor
[editar]Una vez neutralizadas en gran medida las fuerzas persas en Europa, los atenienses parecen haber empezado a extender la Liga a Asia Menor.[44][70] Las islas de Samos, Quios y Lesbos parecen haberse convertido en miembros de la alianza helénica original después de batalla de Mícala, y presumiblemente también fueron, por tanto, miembros originales de la Liga Dde Delos.[71]
La campaña del Eurimedonte de Cimón parece haber comenzado en respuesta a la concentración de una gran flota y ejército aqueménida en Aspendo, cerca de la desembocadura del río Eurimedonte.[44] [70] Se suele argumentar que los persas eran los posibles agresores y que la campaña de Cimón se lanzó para hacer frente a esta nueva amenaza.[15][44][70][72] Cawkwell sugiere que la concentración de tropas aqueménidas fue el primer intento concertado de contrarrestar la actividad de los griegos desde el fracaso de la segunda guerra médica. Es posible que las luchas internas del Imperio aqueménida hayan contribuido a la vez al tiempo que tardó en lanzar esta campaña.[73] Cawkwell sugiere que las fuerzas persas reunidas en Aspendo tenían como objetivo avanzar a lo largo de la costa sur de Asia Menor, capturando cada ciudad, hasta que finalmente la flota aqueménida pudiera volver a operar en Jonia.[70]
Plutarco dice que al enterarse de que las fuerzas persas se estaban reuniendo en Aspendo, Cimón partió de Cnido a Caria, con 200 trirremes. Es muy probable que Cimón hubiera reunido esta fuerza porque los atenienses habían tenido algún aviso de una próxima campaña persa para volver a someter a los griegos asiáticos.[70] Según Plutarco, Cimón navegó con estos 200 trirremes hasta la ciudad licia de Fasélide , pero no le dejaron desembarcar. Luego, comenzó a asaltar las tierras de Fasélide, pero con la mediación de un contingente de Quios de su flota, el pueblo de Fasélide aceptó de unirse a la liga. Al capturar a Fasélide, la ciudad griega más al este de Asia Menor (y justo al oeste del Eurimedonte), bloqueó de hecho la campaña persa antes de que empezara, al imposibilitarla de tener la primera base naval que necesitaban controlar.[70] Cimón tomó entonces la iniciativa y atacó los persas en Aspendo.[44]
Batalla del Eurimedonte
[editar]Tucídides es quien da los detalles más escasos de esa batalla; el relato detallado más fiable es el de Plutarco.[13] Según Plutarco, la flota persa estaba anclada en la desembocadura del Eurimedonte, esperando la llegada de 80 barcos fenicios procedentes de Chipre.[44] Se dan varias estimaciones distintas sobre el tamaño de la flota persa. Tucídides dice que había una flota de 200 barcos fenicios, y generalmente se considera la fuente más fiable. Plutarco da cifras de 350 de Éforo y 600 de Fanodemo.[nota 2]
Cimón, navegando desde Fasélide, se dispuso a atacar a los persas antes de que llegaran los refuerzos, por lo que la flota persa, deseosa de evitar el combate, se retiró al río. Sin embargo, cuando Cimó siguió atacando a los persas, estos aceptaron la batalla. Pese a la superioridad numérica persa, su línea de batalla se rompió rápidamente y los barcos persas dieron la vuelta y se dirigieron a la orilla del río. Los persas encallaron entonces sus barcos en el río, mientras esperaban la protección de un ejército aqueménida que estaba estacionado no muy lejos de allí. A pesar del cansancio de sus tropas después de esta primera batalla, Cimón desembarcó la infantería de marina y procedió a atacar al ejército persa. Al principio, la línea persa aguantó el asalto ateniense, pero finalmente, al igual que en la batalla de Mícala, los hoplitas , con fuertes armaduras, demostraron ser superiores y derrotaron al ejército persa.[77]
Tucídides dice que 200 barcos fenicios fueron capturados y destruidos.[48] Es muy improbable que esto ocurriera durante la que aparentemente fue una breve batalla naval, de modo que probablemente estos eran barcos atascados capturados después de la batalla y destruidos con fuego, como ocurrió en el caso de Mícala.[78] Plutarco afirma que Cimón supuestamente navegó con la flota griega tan rápidamente como le fue posible para interceptar la flota de 80 barcos fenicios que los persas esperaban. Los tomó por sorpresa, y capturó o destruyó toda la flota.[77] Tucídides no menciona este incidente, por lo que muchos dudan de que haya ocurrido.[12]
Según Plutarco, una tradición decía que el rey persa —que entonces todavía sería Jerjes— acordó un humillante tratado de paz después de Eurimedonte.[77] Sin embargo, como admite Plutarco, otros autores negaron que se hubiera hecho esa paz en ese momento, y la fecha más lógica para cualquier tratado de paz habría sido después de la campaña de Chipre del 450 a. C. La alternativa sugerida por Plutarco es que el rey persa actuó como si hubiera hecho una paz humillante con los griegos, porque tenía mucho miedo a volver a entrar en combate con ellos.[77] Los historiadores modernos suelen considerar improbable que se hiciera un tratado de paz después de Eurimedonte.[79]
Eurimedonte fue una victoria muy significativa para la Liga de Delos, que probablemente terminó de una vez por todas con la amenaza de otra invasión persa de Grecia.[80] También parece haber impedido cualquier intento persa de reconquistar a los griegos asiáticos hasta al menos el 451 a. C.[81] La adhesión de otras ciudades de Asia Menor a la Liga de Delos, particularmente de Caria, probablemente llegó después de la campaña de Cimón allá.[82]
Pese a la gran victoria de Cimón, se produjo algo de estancamiento entre Persia y la Liga. Los griegos no parecen haber aprovechado su ventaja en casa de una manera significativa.[83] Si se acepta la fecha posterior del 466 a. C. para la campaña del Eurimedonte, esto podría ser porque la rebelión de Tasos significó que los recursos se desviaron de Asia Menor para evitar que los tasios se separaran de la Liga.[84] Por contra, como sugiere Plutarco, los persas adoptaron una estrategia muy defensiva en el Egeo durante la siguiente década y media.[77] La flota persa estuvo efectivamente ausente del Egeo hasta el 451 a. C., y los barcos griegos pudieron recorrer las costas de Asia Menor con impunidad.[77][85]
La siguiente gran campaña de la Liga de Delos contra los persas solo se produciría en el año 460 a. C., cuando los atenienses decidieron apoyar una revuelta en la satrapía egipcia del Imperio aqueménida. Esta campaña duraría 6 años, antes de terminar en un desastre para los griegos.[86]
Egipto
[editar]La fecha generalmente aceptada de la campaña egipcia es el 460-454 a. C.,[87] Sin embargo, esta fecha está sujeta a cierto debate, ya que en ese momento Atenas ya estaba en guerra con Esparta en la primera guerra del Peloponeso. Se ha cuestionado si Atenas se comprometería realmente con una campaña egipcia en estas circunstancias, y por tanto se ha sugerido que esta campaña comenzó antes de la guerra con Esparta, en el año 462 a. C.[88] Sin embargo, esta fecha es generalmente rechazada, y parece que la campaña egipcia fue, por parte de Atenas, simplemente una pieza de oportunismo político.[89]
La satrapia egípcia del Imperio aqueménida era especialmente propensa a las revueltas, una de las cuales se había producido en fecha tan reciente como el 486 a. C.[90][91] En 461 o 460 a. C. se inició una nueva rebelión bajo el liderazgo de Inaro, un rey libio que vivía en la frontera de Egipto. Esta rebelión no tardó en arrasar el país, que pronto estuvo en gran parte en manos de Inaro.[92] Inaro pidió entonces ayuda a la Liga de Delos en su lucha contra los persas.
En aquel momento ya había una flota de la Liga de 200 barcos bajo el mando del almirante Caritímides haciendo campaña en Chipre, que los atenienses desviaron a Egipto para apoyar la revuelta.[92] De hecho, es posible que la flota se enviara a Chipre en primer lugar porque, con la atención persa centrada en la revuelta egipcia, parecía un momento favorable para hacer campaña en Chipre.[89] Esto explicaría en cierto modo la decisión aparentemente imprudente de los atenienses de librar guerras en dos frentes.[89] Parece que Tucídides da a entender que toda la flota fue desviada a Egipto, aunque también se ha sugerido que una flota tan grande era innecesaria, y que una parte permaneció en la costa de Asia Menor durante este período.[89] Ctesias de Cnido sugiere que los atenienses enviaron 40 barcos, mientras que Diodoro dice 200, en aparente acuerdo con Tucídides.[93][94] Fine sugiere una serie de razones por las que los atenienses podrían haber estado dispuestos a involucrarse en Egipto, pese a la guerra que se estaba librando en otros lugares: la oportunidad de debilitar a Persia, el deseo de tener una base naval en Egipto el acceso al enorme suministro de grano del Nilo y, desde el punto de vista de los aliados jonios, la oportunidad de restablecer los provechosos vínculos comerciales con Egipto.[89]
En cualquier caso, los atenienses llegaron a Egipto y remontaron el Nilo para unirse a las fuerzas de Inaro. Caritímides dirigió su flota contra los aqueménidas en el río Nilo, y derrotó a una flota formada por 50 barcos fenicios.[95][96] Fue el último gran encuentro naval entre los griegos y los aqueménidas.[96][97] De los 50 barcos fenicios, logró destruir 30, y capturar a los 20 restantes a los que se enfrentó en esta batalla.[97]
Mientras tanto, el rey persa Artajerjes I había reunido una fuerza de auxilio para aplastar la revuelta, bajo el mando de su tío Aquémenes. Diodoro y Ctesias cifran este ejército en 300 000 y 400 000 efectivos, respectivamente, pero estas estimaciones son probablemente exageradas.[93][94]
Inaro, estaba secundado por el príncipe saíta Amirteo y que contó con ayuda ateniense como en los anteriores episodios ya relatados. Según Diodoro, la única fuente detallada de esta campaña, la fuerza de socorro persa había acampado cerca del Nilo.[94] Aunque Heródoto no cubre este período en su historia, menciona como un aparte que «vio también los cráneos de aquellos persas en Papremis que fueron asesinados con el hijo de Darío, Aquemenes, por Inaro el libio».[98] Esto proporciona cierta confirmación de que esta batalla fue real, y proporciona un nombre para ella, que Diodoro no proporciona. Papremis parece haber sido una ciudad en el delta del Nilo, y un centro de culto para el equivalente egipcio de Ares/Marte.[99] Diodoro dice que una vez los atenienses llegaron, ellos y los egipcios aceptaron la batalla de los persas. Al principio, la superioridad numérica de los persas les dio ventaja, pero finalmente los atenienses rompieron la línea persa, por lo que el ejército aqueménida huyó. Sin embargo, una parte del ejército aqueménida se refugió en la ciudadela de Menfis (llamada el "Castillo Blanco") y no pudo ser desalojada.[94] La versión más bien comprimida de Tucídides de estos eventos es: «y y, tras adueñarse del río y de las dos terceras partes de Menfis, iniciaron la ofensiva contra la otra parte, que se llama Castillo Blanco».[100]
Asedio de Menfis (459–455 a. C.)
[editar]Atenienses y egipcios se dispusieron así a acosar al Castillo Blanco. El asedio no progresó bien, y probablemente duró al menos cuatro años, ya que Tucídides dice que toda su expedición duró 6 años,[101] y de ese tiempo los últimos 18 meses fueron ocupados con el asedio de Prosopitis.[86]
Según Tucídides, al principio Artajerjes envió a Megabazo para intentar sobornar a los espartanos para que invadieran el Ática, para sacar a las fuerzas atenienses de Egipto. Cuando esto fracasó, reunió a un gran ejército, comandado (confusamente) por un general llamado también Megabizo, y lo envió a Egipto.[101] Diodoro cuenta más o menos la misma historia, con más detalles; después de fracasar el intento de cohecho, Artajerjes puso a los generales Megabizo y Artabazo I al frente de 300 000 hombres, con instrucciones de sofocar la revuelta. Primero fueron de Persia a Cilicia y reunieron una flota de 300 trirremes de los cilicios, fenicios y chipriotas, y pasaron un año entrenando a sus hombres. Entonces finalmente se dirigieron a Egipto.[102] Sin embargo, las estimaciones modernas sitúan el número de tropas persas en la cifra considerablemente más baja de 25 000 hombres, dado que habría sido muy poco práctico privar a las satrapías, ya sometidas a presión, de más hombres que esa cantidad.[103] Tucídides no menciona a Artabazo, que según Heródoto participó en la segunda guerra médica; Diodoro puede estar equivocado sobre su presencia en esta campaña.[104] Es posible que las fuerzas persas pasaran un tiempo prolongado de entrenamiento, ya que tardaron cuatro años en responder a la victoria egipcia en Papremis. Aunque ninguno de los dos autores da muchos detalles, está claro que, cuando Megabazo llegó finalmente a Egipto, fue capaz de levantar rápidamente el asedio de Menfis, derrotó a los egipcios en la batalla y expulsó a los atenienses de Menfis.[101][105]
Asedio de Prosopitis (455 a. C.)
[editar]Los atenienses retrocedieron en la isla de Prosopitis, en el Delta del Nilo, donde estaban atracadas sus naves.[101][105] Allí, Megabazo los asedió durante 18 meses, hasta que finalmente pudo drenar el río de los alrededores de la isla excavando canales, «y unió así la isla a tierra firme». Según el relato de Tucídides, los persas cruzaron entonces a la antigua isla y la capturaron. Solo unos pocos de las fuerzas atenienses, que marcharon a través de Libia hasta Cirene, sobrevivieron para volver a Atenas.[86] En la versión de Diodoro, sin embargo, el drenaje del río hizo que los egipcios (a los que Tucídides no menciona) desertaran y se rindieran a los persas. Los persas, que no querían sufrir grandes bajas al atacar a los atenienses, les permitieron partir libremente hacia Cirene, desde donde regresaron a Atenas.[105] Dado que la derrota de la expedición egipcia provocó un auténtico pánico en Atenas, incluyendo el traslado del tesoro de Delos a Atenas, es probable que la versión de Tucídides sea la correcta.[106]
Batalla de la boca de Mendes
[editar]Como recta final desastrosa de la expedición, Tucídides menciona el destino de una escuadra de cincuenta trirremes de enviada para aliviar el asedio de Prosopitis. Sin saber que los atenienses habían sucumbido finalmente, la flota entró en la desembocadura mendesia del Nilo, donde fue rápidamente atacada por tierra y por mar por la armada fenicia. La mayoría de las naves fueron destruidas, y solo un puñado logró escapar y regresar a Atenas.[86] El total de bajas atenienses de la expedición ascendió a unos 50 000 hombres y 250 naves.[107][108]
Chipre
[editar]Según Tucídides, en el año 478 a. C., los aliados navegaron hasta Chipre y «sometieron la mayor parte de la isla».[109] Sealey sugiere que trataba esencialmente de una incursión para recoger todo el botín posible de las guarniciones persas en Chipre.[110] No hay ningún indicio de que los aliados hicieran ningún intento de tomar posesión de la isla, y poco después navegaron hacia Bizancio.[109] Ciertamente, el hecho de que la Liga de Delos hiciera repetidas campañas en Chipre sugiere que la isla no estaba defendida por los aliados en 478 a. C., o que las guarniciones fueron rápidamente expulsadas.
La siguiente vez que se menciona Chipre es en relación con, cuando una flota de la Liga hacía campaña (c. 460 a. C.), antes de recibir instrucciones de dirigirse a Egipto para apoyar a la rebelión de Inaros, con las fatídicas consecuencias ya mencionadas.[101] El desastre egipcio llevaría finalmente a los atenienses a firmar una tregua de cinco años con Esparta el 451 a. C.[111] Liberada así de la lucha en Grecia, la Liga puedo enviar de nuevo una flota para hacer campaña en Chipre el 451 a. C., bajo el mando de Cimón, al que hacía poco que le había sido perdonado el ostracismo.[23]
Asedio de Citio
[editar]Cimón navegó hacia Chipre con una flota de 200 barcos proporcionados por los atenienses y sus aliados. Sin embargo, 60 de estos barcos fueron enviados a Egipto a petición de Amirteo, el llamado "rey de las marismas" (que aún permanecía independiente y opuesto al dominio persa).[23] El resto de la fuerza asedió Citio en Chipre, pero durante el asedio, Cimón murió de enfermedad o de una herida.[112] Los atenienses no tenían provisiones, y al parecer, siguiendo las instrucciones dadas en el lecho de muerte por Cimón, se retiraron hacia Salamina en Chipre..[23][112]
Paz con Persia
[editar]Después de las batallas de Chipre, Tucídides no menciona ninguna paz; solo que los griegos volvieron a casa.[23] Diodoro Sículo, sin embargo, afirma que se concluyó un tratado de paz completo con los persas después de la batalla de Salamina (paz de Calias, alrededor del 449-448 a. C.).[113][114] Probablemente Diodoro seguía la historia de Éforo en ese momento, que a su vez fue presumiblemente influenciado por su maestro Isócrates, de quien tenemos la referencia más antigua a la supuesta paz, año 380 a. C.[10] Pero la existencia de un tratado de paz fue discutida ya en el siglo IV a. C., y rechazada por dos autores de la época, Calístenes y Teopompo.[115]
Es posible que los atenienses hubieran intentado negociar con los persas con anterioridad. Plutarco sugiere que, después de la victoria en el Eurimedonte, Artajerjes había acordado un tratado de paz con los griegos, e incluso había nombrado a Calias como embajador ateniense implicado. Sin embargo, como admite Plutarco, Calístenes negó que esta paz se hubiera pactado en ese momento (c. 466 a. C.)[77] Heródoto también menciona, de paso, una embajada ateniense encabezada por Calias, que fue enviada a Susa para negociar con Artajerjes.[116] Esta embajada incluía a algunos representantes argivos, por lo que probablemente pueda datarse hacia el año 461 a. C. (después de forjarse la alianza entre Atenas y Argos).[10] Esta embajada podría haber sido un intento de llegar a algún tipo de acuerdo de paz, e incluso se ha sugerido que el fracaso de estas negociaciones hipotéticas llevó a la decisión ateniense de apoyar la revuelta egipcia.[117] Por tanto, las fuentes antiguas discrepan sobre si hubo una paz oficial o no y, si la hubiere hubo, cuando se acordó.
La opinión de los historiadores modernos está también dividida; por ejemplo, Fine acepta el concepto de la Paz de Calias,,[10] mientras que Sealey lo rechaza de hecho.[118] Holland acepta que se hizo algún tipo de acuerdo entre Atenas y el Imperio aqueménida, pero no un tratado real. Fine argumenta que la negación de Calístenes de que se hiciera un tratado después de la batalla del Eurimedonte no excluye que se hiciera una paz en otro momento. Además, sugiere que Teopompo se refería en realidad a un tratado que supuestamente se había negociado con Persia en el año 423 a. C. Si estas opiniones son correctas, se eliminaría un obstáculo importante para la aceptación de la existencia del tratado. Otro argumento a favor de la existencia del tratado es la retirada repentina de los atenienses de Chipre en el año 450 a. C., que tiene más sentido a la luz de algún tipo de acuerdo de paz.[119] Por otra parte, si realmente hubo algún tipo de acuerdo, es raro que Tucídides no lo mencione. En su digresión sobre la pentecontecia su objetivo es explicar el crecimiento del poder ateniense, y un tratado de este tipo, y el hecho de que los aliados delios no quedaran liberados de sus obligaciones después de él, habrían marcado un paso importante en el ascenso ateniense.[120] Por el contrario, se ha sugerido que ciertos pasajes de la historia de Tucídides se interpretan mejor como si hicieran referencia a un acuerdo de paz.[10] Por lo tanto, no hay un consenso claro entre los historiadores modernos en cuanto a la existencia del tratado.
Las fuentes antiguas que dan detalles del tratado son razonablemente coherentes en su descripción de los términos:[113][10][118]
- Todas las ciudades griegas de Asia debían «vivir según sus propias leyes» o «ser autónomas» (según la traducción).
- Los sátrapas persas (y presumiblemente sus ejércitos) no debían viajar al oeste del Halys (Isócrates) ni más cerca de un día de viaje a caballo hasta el mar Egeo (Calístenes) ni a menos de tres días de viaje a pie hasta el mar Egeo (Éforo) y Diodoro Sículo).
- Ningún barco de guerra aqueménida debía navegar al oeste de Fasélide (en la costa sur de Asia Menor), ni en el oeste de las islas Cianeas[nota 4]
- Si los términos eran observados por el rey y sus generales, entonces los atenienses no debían enviar tropas a las tierras gobernadas por el Imperio aqueménida.
Consecuencias
[editar]Como ya se ha señalado anteriormente, hacia el final del conflicto con el Imperio aqueménida, el proceso por el que la Liga de Delos se convirtió en el Imperio ateniense llegó a su conclusión.[121] Los aliados de Atenas no fueron liberados de sus obligaciones de proporcionar dinero ni barcos, a pesar del cese de las hostilidades.[120] En Grecia, la primera guerra del Peloponeso entre los bloques de poder de Atenas y Esparta, que había continuado desde el 460 a. C., finalmente terminó el 445 a. C., con el acuerdo de una tregua de treinta años.[122] Sin embargo, la creciente enemistad entre Esparta y Atenas llevaría, sólo 14 años después, al estallido de la segunda guerra del Peloponeso.[123] Este desastroso conflicto, que se prolongó durante veintisiete años, acabaría con la destrucción total del poder ateniense, el desmembramiento del Imperio ateniense y el establecimiento de una hegemonía espartana sobre Grecia.[124] Sin embargo, no solo Atenas sufrió. El conflicto debilitaría significativamente el conjunto de Grecia.[125]
A partir del 450 a. C., los persas intentaron enfrentar a Atenas y Esparta recorriendo a menudo al soborno. Esto aseguraba que los griegos no tuvieran la capacidad de luchar contra ellos.[125] No hubo batallas greco-persas abiertas hasta el año 396 a. C., con la corta campaña en Asia Menor del rey espartano Agesilao II.[112] Como escribe Plutarco: «Después de la muerte de Cimón, ningún líder griego llevó a cabo ninguna acción militar brillante contra los bárbaros. Los griegos se volvieron unos contra otros como resultado de las incitaciones de demagogos y belicistas. No había nadie que actuara como mediador, por lo que libraban guerras internas entre ellos».[112]
Aunque las guerras de la Liga de Delos inclinaron la balanza hacia los griegos, el medio siglo de guerras internas posterior restauró a los persas en su posición original. En la guerra de Corinto, Esparta, enfrentada a Corinto, Tebas y Atenas, pidió ayuda a los persas por mantener su posición. En la llamada paz de Antálcidas, el rey aqueménida Artajerjes II pidió y recibió de los espartanos el gobierno de las ciudades griegas de Asia Menor.[126] Con esta humillante paz, los espartanos lanzaron por la borda todos los triunfos del siglo anterior para mantener su hegemonía sobre los griegos.[127] Fue entonces cuando los oradores empezaron a hablar de la paz de Calias —se hubiera hecho o no— como un contrapunto a la vergonzosa paz del rey, como ejemplo de los buenos viejos tiempos cuando la Liga de Delos había liberado a los griegos de la costa del Egeo de los persas.[10]
Véase también
[editar]- Liga del Peloponeso
- Guerra en la Antigua Grecia
- Marina de guerra en la Antigua Grecia
- Asedio en la Antigua Grecia
- Trirreme
- Hoplita
- Falange
Notas
[editar]- ↑ Schauenburg restaura la tercera palabra como κυβάδε, quizá relacionada con κύβδα, el término que connota la posición inclinada, de entrada trasera, asociada a una prostituta de 3 óbolos.
- ↑ Plutarco, que se basa en el historiador ático Fanodemo, en Cimón 12.6, dice que los persas combatieron con 600 barcos, pero no proporciona el número de barcos de Cimón que participaron en la batalla. Sin embargo, indica que «zarpó de Cnido y Triopion con 300 trirremes» Cf. Plutarco, Cimón 12, 2. Éforo cifra el total de naves persas, como Diodoro Sículo, en 350.
- ↑ La fecha de la batalla de Papremis no está bien determinada, pero debió de tener lugar entre 462 y 459 a. C. Cf. Tucídides, 1 104; Ctesias, frs. 32 y 40, Felix Jacoby FGrH, 688).
- ↑ Las Cianeas eran dos islotes situados en la bocana del Bósforo tracio desde el mar Negro, actualmente llamadas Urek y Jaki (cf. Estrabón, Geografía 12, 3, 11.)
Referencias
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