Como empleado público me veo casi en la obligación de participar en este tipo de protestas, pese a que esto significa exponerse a todo tipo de críticas por parte del resto de personal asalariado. Algo a lo que uno se llega a acostumbrar, ya sea por una suerte de envídia (estadísticamente, una mayoría abrumadora de la población querría trabajar como funcionario) o por alguna experiencia personal (del tipo "vuelva usted mañana"), tópico que pese a seguir produciéndose cabría preguntarse mejor:
¿cuántas veces se le ha satisfecho a usted un servicio público con mayor celeridad y eficacia que cualquier servicio privado al uso general? por ejemplo: compañías telefónicas, eléctricas, ventanillas de bancos, dependientes de grandes superficies comerciales.... reflexiona que seguro que te sale a favor de la Administración Pública.
Sea por un motivo u otro, la realidad es que este tipo de trabajo es constantemente "machacado", ya sea por incrementos ridículos del sueldo anual, empobrecimiento cualitativo y productivo, de forma intencionada, a favor de las empresas públicas y otros entes instrumentales de "administración paralela" por los sucesivos equipos de gobiernos estatales y regionales; y el deterioro contínuo de la imagen del funcionario que al fin y al cabo es el último eslabón de esta cadena.
En fin, todos sabemos que hay que apretarse hasta la extenuación el cinturón, y lo haremos, evidentemente, como muchos que tristemente ya se han ido al paro. Pero efectivamente, todos reclamamos acciones más arriesgadas que ir "a lo fácil", acciones como el control del mercado especulativo, las altas rentas y operaciones financieras de entidades sin escrúpulos, otras balanzas que todos sabemos cuáles son, y no hace falta tener mucha idea para comprobar que por ahí empezó la Crisis y que seguiremos en ella mientras no se ponga coto a este alucinante juego de poker con el dinero de los ciudadanos.
"Que Dios nos coja confesados" cuando dentro de un año o tal vez antes, toque comprobar el efecto de estas medidas sobre la macroeconomía de este santo País.
Un abrazo compañeros!