PAPA PICHÓN. (Cuento por el Día del Padre).
Bajo la columna azul, donde ella vende su bisutería y libritos de poesía, ahora que esta arruinada y más sola que nunca, ha podido observar a los pichones que viven en la altura de ese edificio, donde ella ocupa un pequeño espacio en las afueras de ese que es todo un palacio de cultura.
Hay un pichón en especial que llama su atención y casi una admiración por esa especie zoológica, es robusto, gris oscuro y sus lomitos, sobre sus alas, son violetas y tornasolados, camina muy erguido sobre sus patas rosas; tiene arriba y enfrente de donde ella esta situada, en un ángulo hacia el segundo piso, un nido, ahí enseña a volar va dos de sus pichones, igualitos a él pero aún flaquitos, va y les pica las alas, para que vuelen, pero ellos son aún miedosos.
Arriba de donde ella tiene situado su pequeño puesto de venta, el pichón construye un nido, a ella le caen constantemente palitos sobre las pulsera y los collares que muestra sobre un rebozo color morado, incluso ayer pudo ver como cayó el nido a causa de un gran viento, el pichón no se desanimó y al otro día subió uno o dos ramitas y luego fue a pasear.
Al parecer es un nidito para su novia o compañera, para otra,o tal vez para otra cámada, ella es una pichoncita flaquita, no muy bella y apasionada, ayer precisamente tuvieron un auténtico romance sobre la pequeña explanda frente al negocio ya mencionado, era por la tarde temprano, hacía un tremendo calor, y ella entonces se dio cuenta que la pasión habitaba el lugar, vio a la palomita que tiene manchitas blancas en las alas, picar el cuello del pichón con su piquito, engarzarse por los picos casi con violencia, a ella buscarlo insistente y el hacerse el importante con su andar algo soberbio, pero al fin cedió a la impetuosidad de la pichona.
Ahora un día después andan los dos en busca de migas para calmar el hambre, arriba los pequeños pichones esperan el alimento, y el pichón con paciencia sigue su labor de construir el nido, extiende las alas y sube los palitos que cayeron ayer y que darán alojamiento a otros huevos, hay ahora sosiego y compañía, ese pichón a ella le recuerda las obligaciones vivenciales de un padre. NOHEMI SOSA REYNA.
Un gusto pasar por tu blog. Un abrazo!
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