LOS que conocemos a García Martín sabemos que donde escribió "La verdad sobre Chaves Nogales", a propósito de los libros de este publicados recientemente en Renacimiento, quiso escribir en realidad "La verdad sobre Chaves Nogales la tengo yo". Por lo demás es una reseña razonada y respetuosa con la que se pueden compartir muchas cosas. Es matizable en minucias. Asegura, por ejemplo, que uno de esos libros, las Crónicas de la guerra civil, inéditas en parte, "viene a desmentir las elucubraciones de Andrés Trapiello sobre el periodista sevillano". ¿Cuáles eran las elucubraciones de uno? Según GM, asegurar en 1994 en Las armas y las letras que las pocas páginas del prólogo de A sangre y fuego, el libro de relatos del periodista sevillano, eran "las más sagaces sobre la guerra civil".
De entonces a acá es algo que lo cree todo el mundo. Incluso García Martín, quien aseguraba ayer, o sea en 2011, que Chaves "nos dejó el mejor testimonio de lo que fueron en Madrid los primeros meses de la guerra civil en A sangre y fuego", o sea lo mismo que uno en 1994, acaso porque GM sólo sabe dar la razón a alguien haciéndole creer que se la quita. ¿Que muchas de las opiniones de Chaves en las Crónicas son erráticas? Natural: es lo que les pasa a los que están en medio de la batalla, lo mismo Chaves que Fabrizio del Dongo. Lo decía Abelardo Linares: Chaves fue un periodista, no un profeta, pero sus intuiciones sagacísimas en esas Crónicas sobre lo que serían Falange, la Iglesia y los monárquicos en un régimen como el de Franco, son lampazos que justifican por sí solos su lectura. Sin contar con que la tesis general de Chaves sobre la guerra civil, precursora de la de Bolloten, es la que ha acabado imponiéndose: dos revoluciones de signo contrario tanto como guerra civil. Por último comprendería que las Crónicas le desmintieran a uno si hubiese dicho de ellas lo que he dicho de A sangre y fuego y de La defensa de Madrid, hace una semana. Pero no lo he dicho. He dicho sólo, y lo comparte GM en su reseña, y me alegro por ello, que este último libro de Chaves es, en palabras suyas, "un libro espléndido".
Admirado Andrés Trapielo, las frases "el mejor testimonio sobre lo que fueron en Madrid los primeros meses de la guerra civil" y "las páginas más sagaces sobre la guerra civil" no me parece que signifiquen lo mismo. Chaves Nogales describió bien lo que bien conocía: el Madrid de julio a noviembre de 1936; el resto de la guerra civil lo conocía menos, y fue menos sagaz. Eso es lo que pienso yo. ¿Es lo que piensas tú? Pues en en ese caso me alegra coincidir, como en tantas otras cuestiones.
RépondreSupprimerLa guerra civil fue muchas cosas, amigo Andrés, no caigamos en engañosas simplificaciones: en la zona republicana hubo una revolución (o más) de signo contrario al levantamiento fascista, pero también hubo un intento de mantener la legalidad y la pluralidad democrática.
Y Chaves Nogales, para entrar en otra cuestión que no abordo en mi reseña, fue postergado por diversas razones, pero pensar que lo fue principalmente porque no era comunista ni fascista me parece un disparate. La mayor (o buena parte) del exilio republicano no era comunista, sino bastante anticomunista. Puedes leer el epistolario entre Indalecio Prieto y Negrín para comprobarlo.
En cualquier caso, muchas gracias por responder tan amablemente a mis discrepancias (no siempre amables).
Y que sigamos discrepando otros treinta años más (por lo menos).
JLGM
Hola JL. Hablamos de dos relatos, A sangre y fuego y La defensa de Madrid. Los dos, en mi opinión, espléndidos, lo mejor que se ha escrito sobre la guerra literariamente hablando. Chaves, en La defensa de Madrid, incurre en dos ingenuidades, una grave y otra no tanto: creer que Miaja detuvo los asesinatos y "paseos" y creer que Miaja, como propagaron entonces los comunistas, fue un gran general. En todo caso habló de él como Tolstoi de Kutusov. Pero no hay que olvidar algo importantísimo: A Sangre y fuego se publicó en 1937 y La defensa de Madrid una año después. Nadie, absolutamente nadie, tuvo una visión tan clara y directa de lo que estaba sucediendo (Barea o Aub, por ejemplo, escribieron de oídas). La pintura de conjunto y de primera mano es única. Y nunca he dicho que a Chaves lo marginaran en la literatura por no ser comunista ni fascista, sino por haber escrito de unos y otros en 1937, 1938, no se olvide, lo que casi nadie se atrevió a escribir entonces. Luego sí. Lo que le hacía indeseable y peligroso no era lo que decía de los unos, sino que lo dijera quien además decía cosas parecidas de los otros, y al revés. Eso es lo que le confiere la autoridad (por no hablar de sus dotes como narrador). Y para mí lo más extraordinario de todo es que, pese a sus equivocaciones, imprecisiones o ingenuidades, siga siendo el que nos ha dejado una pintura más viva de aquello. Y eso es, en mi modesta opinión, el origen de la fascinación que su vida y su obra han producido en muchos lectores. En cuanto a nuestras discrepancias, que duren, sí, y aunque sé que te hace mucha ilusión que las tuyas no parezcan amables, yo las encuentro desde hace ya un tiempo de lo más guatinadas, y no me parece mal.
RépondreSupprimerAmigo Andrés, vayamos por partes (y pido disculpar por inmiscuirme en tu blog como si no diera ya bastante la tabarra con los dos míos). Dices que "A sangre y fuego" y "La defensa de Madrid" son literariamente lo mejor que se ha escrito sobre la guerra civil. Pues es posible, ahí ni afirmo ni niego. ¿Pero las páginas más lúcidas sobre la guerra civil? Ahí están nuestras discrepancias: la visión "clara y directa" de lo que estaba sucediendo se da en los relatos de "A sangre y fuego" (que, por otra parte, reflejan solo un aspecto de la guerra civil), no en "La defensa de Madrid", novelada de oídas y desde una perspectiva ideológica muy clara que ensalza a Miaja y denigra al gobierno de Valencia. Como literatura, vale mucho. Como testimonio histórico (al contrario de lo que opina Muñoz Molina en el prólogo), algo menos.
RépondreSupprimerY en cuanto a si tú has dicho o no que a Chaves Nogales lo marginaron por no ser comunista ni fascista, pues en lugar de traer aquí las citas pertinentes remitiré a los lectores a las páginas que le dedicas en tu último libro (donde junto a esas opiniones que yo creo erradas hay otras muy atinadas y espléndida literatura) y seguro que me lo agradecerán.
Todo el mundo --empezando por Azaña-- fue consciente de la barbarie de Madrid, cuando el poder quedó en la calle. Nadie hizo más que los republicanos --empezando por los comunistas-- por recuperar el control y la frágil legalidad.
Pero, en fin, esto sería el cuento de nunca acabar. Solo una observación final: en un tema tan complicado como el de la guerra civil no se puede pensar a brochazos; conviene ser más sutil en el manejo del pincel y no desvestir apresuradamente a unos santos para vestir a otro (Chaves Nogales).
JLGM
Se distrae uno mucho con esta guerra civil de pareceres.¿Continuará?
RépondreSupprimer"Nadie hizo más que los republicanos --empezando por los comunistas-- por recuperar el control y la frágil legalidad".
RépondreSupprimerComprendo que se digan estas falsedades. Al fin y al cabo son moneda corriente puesta en circulación por historiadores afines al PC, conspicuos, afamados y pretigiosos. Y si ellos así lo dicen no hay por qué escandalizarse si alguien, ignorante en estos temas, los va repitiendo como mantra o jaculatoria.
El día que alguien trate de la historia del PC durante la guerra y cite a las brigadillas ejecutoras de las checas de los radios, al grupo de comunistas que tenía su cuota en la checa oficial del gobierno, conocida como Fomento, o quiénes eran los que llevaron la intendencia de las masacres de Paracuellos, podremos hablar de estos asuntos con todas las cartas sobre la mesa. Mientras tanto, habrá que seguir aguantando este tipo de mentirijillas como quien oye llover.
En todas las guerras hay sus checas y sus guantánamos, amigo Bremaneur, y nunca se me ocurriría negar, ni a mí ni a nadie, empezando por los republicanos de entonces, las muchas barbaridades que se cometieron en la zona republicana. Pero la situacíón en los primeros meses de paseos y descontrol no fue la misma cuando, primero Largo Caballero y luego Negrín, comenzaron a recuperar la legalidad destruida por la sublevación y la revolución posterior. Lo de Paracuellos ocurrió en los peores momentos del asedio de Madrid y ya entonces, cuando fue conocido, avergonzó a toda la gente de bien que formaba parte del gobierno republicano. En fin, que lo que yo afirmo no es una falsedad ni una mentirijilla. Y no significa borrar o edulcorar las culpas de nadie.
RépondreSupprimerJLGM
En mi opinión, está acreditado que todos los partidos -incluidos los propiamente "republicanos"- tuvieron chekas y participaron con mayor o menor intensidad en la represión y matanzas de los primeros meses de la guerra / revolución. Después, es cierto que se recondujo la situación y se redujeron mucho los paseos y demás asesinatos, en gran medida por los esfuerzos de los comunistas para "poner orden". Pero esto se debió, sobre todo, a la mala imagen internacional de la "República" que todas esas barbaridades estaban causando; y a los comunistas les costó poco seguir cepillándose a sus enemigos, centrándose, ahora, en los de su "propio" bando (léase anarquistas, poumistas, etc.)
RépondreSupprimerEn cuanto al libro de Chaves, les recomiendo -si aún no la han leído- la incisiva reseña de Arcadi Espada el sábado 24: "El maestro Chaves no estuvo allí". David Fdez.
"Como no tenía absolutamente nada para instalar el altar, los legionarios, como por arte de magia, saltaron el parapeto y sin saber ni cómo ni dónde, probablemente del antiguo Asilo de Santa Cristina, trajeron altar, ornamentos, tres o cuatro imágenes, una de ellas de la Santísima Virgen que medía metro y medio, candelabros, bancos, reclinatorios, cera y hasta figuras para el nacimiento: unos soberbios Reyes Magos montados en caballos orientales, la mula y el buey, y como centro de todo, el Niño Jesús, reclinado en su cunita. Ante este altar improvisado por unos legionarios que vivían a dos pasos de la muerte, con permiso del "sepulturero", como ellos festivamente decían, celebró el padre Huidobro su tradicional misa del gallo, en el Clínico, con Villancicos y adoración del Niño, cuyos piececitos fueron besando muy lentamente todos los de la bandera."
RépondreSupprimerNochebuena de 1936 en el Clínico, cuando ya Chaves Nogales había tomado prudencial distancia, justo enfrente, a la derecha de las ruinas del grupo escolar que se ve en la imagen, magnífica y hecha desde la de la primera línea roja, que ilustra esta entrada suya. Chaves se equivoca porque la IX bandera del Tercio de la que él habla no entró en línea hasta después de enero del 37 ya casi en marzo. Los leginarios de la IV bandera fueron los que echaron del Clínico, entre cuyas ruinas celebraron esa Nochebuena, a los brigadistas que lo mantenían en noviembre. Los mismos, todos, a los que él se permite llamar bandidos y escoria. Los mismos que junto a otros, de Zamora y de Toro algunos, todos mandados por Capapé al que reverenciaban, eran a los que se refería el Campesino que en el relevo por el Grupo Médico le dijo al que entraba: ¡A ver si tenéis más suerte porque estos tíos son unos animales!
Montero-Martín.