Siempre fue un niño inquieto, curioso, muy observador.
Ya desde crío, capturaba imágenes de cualquier lugar o elemento que le
llamase la atención, guardándolo en sus retinas.
Y claro, como no, esa sería su futura profesión.
Aunque el destino, que es muy caprichoso, no sería la única que
tendría.
Aficionado a una edad temprana, empezó a meterse de lleno.
Buscó un local, donde poder revelar sus fotos, colocar todo lo
necesario, o al menos, los pocos utensilios con los que empezar su estoica
etapa.
Contactó con un señor, amigo de su padre, que era dueño de varios
locales de un mercado.
“ Lo que no podía imaginar, era, que allí, estaría el amor de su vida”
Don Luis “ el regente del local”, necesitaba hacerle a su hija
Verónica, un reportaje fotográfico.
A lo cual Víctor, accedió gustoso.
Que mejor tener de cliente al mismísimo dueño, por generar más
reputación.
Si el trabajo estaría bien hecho, ya tendría el cincuenta por ciento de
la clientela asegurada.
Estaba empezando, ese trabajo le daría más “cache”.
Don Luis:
De acuerdo Víctor.
En un par de días Verónica pasará por aquí. Retratarla como se merece,
su hermosura no es para menos. Las necesita para un puesto de trabajo.
Víctor:
No se preocupe, déjelo en mis
manos, estará segura conmigo, se lo que hago.
Donde pongo el ojo…
Don Luis se marchó frunciendo el
ceño, con gesto amenazador, como diciendo…
Ya veremos, más te vale.
A las diez en punto de la mañana, pasados dos días, entró la joven al
local.
Víctor andaba enredando en sus cosas, sin percatarse, de espaldas al
recibidor.
La joven fingió una pequeña tos seca, dándose Víctor la vuelta de
inmediato sobresaltado.
“Aquí fue el comienzo del que sería el amor de su vida”
Hola, soy Verónica, la hija de Don Luis.
El impacto para Víctor fue brutal, tan inesperado, que su primera
reacción, fue capturar con su cámara ese
preciso momento, que por supuesto, jamás olvidaría.
Y con la más provocadora de sus sonrisas, por fin se presentó.
Hola, yo soy Víctor.
Apenas eran unos adolescentes, experimentando el primer amor.
Dos locos apasionados descubriendo la pasión.
Cuantas noches trampeaban a la Luna, y contando las estrellas, iban
construyendo sus sueños.
“Si el mundo se hubiese parado
en esos instantes…
Las ventas de la fotografía en el local, no eran las deseadas, no llegaban
con el dinero para realizar sus ansiados sueños.
Víctor, optó por mejorar de empleo, con el propósito de posicionarse
mejor económicamente.
Cursó oposiciones para la policía del estado, consiguiendo su objetivo.
De allí salió un policía raso de barrio, y eso, no quería para él.
La ambición por superarse, dio un paso más, formándose en un cuerpo
especial.
Un puesto, que le daría un estatus, tanto social, como económico.
Todo marchaba, la felicidad les daba la mano, bendeciéndoles con un
hijo que se engendraba en el vientre de Verónica.
Sin embargo, un fatídico día, llamaron para comunicar a Verónica, la
más triste noticia.
Víctor, con dos de sus compañeros, saltaban por los aires literalmente.
Un artefacto tras la puerta de la casa de unos delincuentes, les
estalló de lleno.
Tras estar entre la vida y el más allá.
Tras infinitas operaciones.
Verónica, permanecía a su lado, haciendo un gran esfuerzo todos los
días, recorriendo quince kilómetros en bici, ya que el hospital, desde donde
vivían, estaba a larga distancia.
Para colmo de más desgracia, Verónica, pierde el fruto que lleva en su
vientre.
“Ni Víctor, ni Verónica… Volvieron a ser los mismos”
Víctor entró en una depresión.
Postrado en una silla de ruedas, el abdomen magullado, el cuerpo
torturado, la mente hundida.
No era justo!
La desidia y el infortunio lo contaminó todo.
Lo que pudo ser y no fue.
Lo más bello y hermoso, se destruyó tras aquel fatídico día que el
maldito artefacto exploto.
Recuperado tras meses de dura agonía, Víctor, decidió cambiar su vida
de lleno, dejando su país.
Necesitaba olvidarse de todo, empezar una nueva etapa, volver a ser,
sentir y vivir.
Cruzó miles de kilómetros, retomando la que siempre fue su pasión, su
profesión.
Se volvió a enamorar “ eso creía” por dos veces.
Relaciones que fraguaron.
Porque hoy es el día, que ve a Verónica, en los flases que a su mente
en imágenes llegan y guarda en sus
retinas.
Querrá el dichoso destino caprichoso que en un futuro unan sus vidas?...
Yayone Guereta.