GIANT FROM THE UNKNOWN
Director: Richard Cunha. Con Edward Kemmer, Sally Fraser, Buddy Baer. USA, 1957
THE DEVIL´S HAND
Director: William Hole Jr. Con Linda Christian, Ariadna Welter, Bruno Vesota. USA, 1960
Sabrán todos ya, quiero suponer, que la bigotuda persona a quien hoy se homenajea fue el creador de la imagen de todos los monstruos clásicos de la Universal, que vienen a s
er lo más parecido a dios que hay por este Desván. Colocó pelo a pelo pacientemente el maquillaje del Hombre Lobo, modeló el cocoplano de Frankenstein -ahí lo pueden ver- o momificó el rostro de Boris Karloff para transformarlo en Im-Hotep.
Gracias a esa prodigalidad con que este mundo premia a los hombres de genio, Pierce fue ignominiosamente despedido de la productora a la que inmortalizase una vez pasó la moda de los monstruos. Ya estaba amortizado, así que siguiendo los pasos de tantos otros, recaló en los estudios más pobres de Hollywood.
Grandes y conocidos son sus méritos y hazañas, que fácilmente podrán rastrear los adeptos de primer grado en la red. Poco se sabe sin embargo de su carrera en la serie Z, así que para homenajearlo hoy hablaré de un programa doble que acaban de dar en Canal Desván, con dos títulos de finales de los cincuenta en los que trabajó nuestro maquillador predilecto.
El primero,
Giant from the unknown. Un arqueólogo llega con su hija a un pueblo de paletos montañeses, dispuesto a encontrar la tumba del legendario gigante Diablo Vargas, conquistador español que se rebeló contra la autoridad y aterrorizó la comarca hace más de cuatrocientos años. Pues bien, resulta que el tal Diablo yace en animación suspendida la mar de bien conservado gracias a una rara propiedad de la tierra en que está enterrado, así que a la primera noche de tormenta que hay, resucita y empieza a hacer
barrabasadas. Se pone su coraza, toma su casco, y hala, venga a coger chicas desmayadas y a llevárselas en brazos monte arriba, que es costumbre muy arraigada en esta clase de seres.
El caso es que trae de cabeza a los aldeanos, sin parar de incordiar y tirarles piedras hasta que por fin se cae por una cascada.
Qué cosa más simplona, verdad? Pues tal que así es este filme. Fiada toda su garra al aspecto del coloso, un tipo grandón, que no gigante, al que san Pierce cubre de tierra y ceni
zas como puede logrando un resultado bastante potable, el resto se compone de interminables diálogos, tiempos muertos y deambulares del único monstruo español que el cine americano ha dado. Con algo hay que consolarse.
No había terminado Pierce de apurar su copa de hiel. Un par de años más tarde lo encontramos en una realización aún más pobre, esencia de serie Z, la historia de brujería The devil´s hand.
Esta, la verdad, comienza bien, con una aire de misterio muy Weird Tales, aroma de pulp siempre grato a nuestras narices. Un infeliz es seducido por la Sacerdotisa del Gran Dios Maligno Gamba, que se le aparece en sueños y le guía hasta una tienda de muñecas fabricadas a mano. Mal va a saber el pobre que son figuritas de vudú, gracias a las cuales se controla a los fieles del demonio con nombre de marisco, y que la trastienda del establecimiento alberga el Templo de Gamba, donde le rinden culto una serie de ricachos decadentes y elementos perversos de otras razas que practican sacrificios humanos.
Nuestro hombre se deja hacer muy a gusto, que para eso la encargada de llevarlo al huerto es la
sex bomb Linda Christian, gracias a quien los aires años treinta que respiraba la trama se ven teñidos de un erotismo fino muy
ultralounge.
El problema es que la película va perdiendo fuelle, porque el dichoso satanismo no se concreta en nada y la atmósfera de misterio se evapora por completo, llegando a aburrir antes de que terminen sus escasos setenta minutos.
Pobre Jack, no sé qué demonios hacía aquí metido. Como no fuese ponerle el pintalabios a Miss Christian, o a Ariadna Welter, la de el mexicano Barón del Terror, o fabricase los preciosos muñecos... qué decadencia más grande y más injusta! Como la vida misma, oiga.