Organizando material para el año en curso, éstas y otras palomas revolotearon con insistencia entre muchas hojas. Su tenacidad reclamaba atenderlas.
Apenas anidaron en las manos, sin percibir su firma siquiera, fueron reconocidas: Néstor Gorriarán escribía en un tipo especial de papel. Recordé en seguida la tarde en que presentó el texto pero no me acordaba de que lo había dedicado.
A "sus amigos de la juventud", sin duda, los emocionará este renacimiento de breves instantes. Aunque Néstor ya habite en ellos.