Cuándo fue
que tus manos perdieron
el residuo
de muñecas.
Cerraron el
candado de un diario
durante una madrugada,
susurrando
secretos a la luz atrapada
en un tarro
de fresa.
Qué
carretera te alejó de mis años,
dejando cerrada
la puerta de tu cuarto.
Qué puerto
fue donde arribaste
con tu corte
de Sentimientos.
Mi niña,
BienAmada.
Toda la Vida
que nace en tus giros de Fuego
son mi
alegría y mi sustento.
Planea mi
orgullo
cual Ave del
Paraíso
rindiéndose
a tu Vuelo.
Qué bello es
el plumaje que te inviste,
y qué bellos
son los días que me regalas.
©Auroratris