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martes, 26 de julio de 2016

FELINA





Llama sinuosa in crescendo que se estrella en la mina de tus pupilas adentrándose en tu pensamiento con forma de palabra.
 Se pasea por la comprensión de tu fantasía tomando cuerpo de mujer felina y allí se acomoda con graciosa pose coronando una sonrisa mientras desgranas mi entrada.

En la sinalefa de los verbos se comulga la magia
 que provoca la metáfora siendo la guinda que tomas entre tus labios
 al reverberar la oración escrita.
 Saboreas la imagen versada,
 y la tintas en tu mente como
 un tatuaje de Henna
 que dura lo que
 perdura un sueño.

Se pasea con andar pausado para darte de beber
 de su propio paraíso inventado,
 entre las estrofas un cáliz de brebaje dulce y cálido
 ofrecido entre las manos.
 Sorbo a sorbo,
 fragmento a fragmento,
 catas de su pócima el conjuro  garabateado.

Recorren los vocablos
 los pasillos
 de tu imaginación
 con redoble tamboril
 y al llegar
 al punto final
 la ves tal
 cual es:
felina.


                                                                      © Auroratris            




           (vídeo de mi propia autoria )

sábado, 26 de diciembre de 2015

TALISMÁN



foto sacada de internet

Cabalgo hacia tu romanticismo oscuro reconociendo el itinerario que me lleva hasta el otro lado del espejo donde palpita la alfombra de la tentación, y abriendo el cofrade de tu alma acoges mi vulnerabilidad ensombrecida de dominio. Como en una partida de póker sorteamos las cartas, rindiendo homenaje a mi armonioso rombo robas el as de corazones con el crespón de tus ojos, admito y permito el hurto ante la inmovilidad de mis trucos.

Nos desafía la ventolera de tu voz cosida a mi risa en cada silencio que profanas, impones con impiedad los tragos en mi piel bebiéndote y bebiéndome en un sorbo de pecado. Rompo las normas del juego al sentir el crujir de mi predicado sobre tu coraje, y aferrándome al paño que te cubre derramo el credo de mis días quemando muros de hormigón.

Trenzada a la negrura que nos envuelve el manto de este sueño embelesado me cuelo en la fisura de tu mandato volviéndolo ruego y mantra. Disponiendo mi regreso a la claridad del día dejo el beso distendido en la hoguera de tu encanto, despertando con el clave de tus huesos todavía en mi carne te siento de nuevo como sierpe embaucadora acechando a lo felino de mi instinto, colgado a  mi cuello como un Talismán.
                                                                                                                                      


sábado, 12 de diciembre de 2015

CICERONE




foto sacada de internet

Hisopo es tu boca rociando fantasías ante el apego de mis melgas que templándole adoración se convierten en adyacente de tu sueño. Seduces mi centro con la dominación de un verbo conjugándose en el modo perfecto sobre mi imperio.

Hambrienta de tu esencia me vuelvo adicta a la envoltura de tu cuerpo, maleable bajo tu forma y dueña de tu ascensión me guías por los tortuosos caminos de tu ambición.

Serpenteas jeroglíficos cerca de mi oquedad que en ordenada procesión cuelas sus rezos, y con las súplicas clavadas a los lados de tus costados se  eleva el canto afinado. Haciendo de lo mundano lo celestial y de los sueños la realidad.


Eres la droga edulcorada de cada uno de mis sentidos. El vestido perfecto de mi piel... soy la medida que te domina y tú mi complaciente compañero.




miércoles, 8 de julio de 2015

ADONIS





foto sacada de internet

El temple de las caricias refugiadas batió los restos de un fuego, acumulándose cientos de ellas en cada punta de sus dedos, cálidas cenizas deslizándose por el junco de mi vientre provocaron el balanceo de mis cimientos.

Asomada a la abrasión de sus pupilas, lava recorriendo mi espalda.

Mi aliento rozó su oído despertando el sueño del guerrero. Desafiante su mirada clavada en la mía cinceló el deseo de la posesión. Perpetró los secretos de mi cuerpo con veinte latidos y un te amo. Sus caderas fundidas en las mías en hipnótica danza entregadas.

Y el hechizo fluyó.

Adormilado sobre mi brazo, su respiración agitada delataba la batalla carnal anteriormente librada. Su cuerpo inerte, confiado a mi piel, aspirando el perfume que de ella manaba. La boca entreabierta dejaba ver el brillo de su lengua, la misma que recorrió cada trocito de mi ser. Los ojos cerrados conteniendo el último vuelo de mariposa.

Vestidos de añil, la noche revelaba nuestras sombras fundidas en un abrazo liviano. Adonis descansó.


                                                                 
                         

martes, 3 de marzo de 2015

QUIZÁS



foto sacada de internet


A cinco besos de su boca le hacía el amor con la mirada tras el humo de un café.

Caía la mañana igual que sus ojos cuando le rezaba fantasías adolescentes en la gruta de su oído. El eco de su risa inundaba los espacios como banda sonora de una película proyectada sólo para ellos. Se perdía entre las pestañas de ella para encontrarse a medio camino entre el brillo de las pupilas y la humedad de la boca.

Siempre se escapaba alguna mariposa si le juraba amor. Mariposa que ella rescataba y guardaba junto a las demás. Él… conocedor de esa habilidad las liberaba a conciencia. Y ella… a su vez, le escondía besos tras la oreja y en la curva del cuello.

Envueltos en las arrugadas sábanas se desayunaban entre cálidos abrazos y sinuosas palabras. Se sorprendían con la ternura de sus caricias, con la respuesta de su piel, con la voz de sus manos, con el canto de sus cuerpos… Suspiros etílicos danzaban sobre ellos como planetas confabulándose para la invocación.

Recogidos los deseos, arropadas las pasiones, dormitan las ganas en la almohada de sus costados.

Quizás fuese porque él era mar bravío y ella barquita caprichosa. Quizás fuese porque él era noche cerrada y ella faro de Alejandría. Quizás fuese porque él era veneno y ella antídoto. Quizás fuese porque él prometió cuidarla y ella se dejó cuidar. Quizás fuese porque eran sólo ellos. 
                                                                                                       


  
                                                                                                         


domingo, 19 de mayo de 2013

ABRAZADOS



Despertar en la isla de tu pecho, me pilló por sorpresa. Siempre he dormido sola, en una cama grande, demasiado amplia para una sola persona. Recuerdo el día que la compré, la cara del vendedor era todo un poema, quería hacerme comprar fuera como fuera una más pequeña, atestiguaba que para una single era más que suficiente. ¿Qué sabrá este fulanito? Pensaba yo.

¡A ver, que me despisto!

¿Dormía o despertaba? Sé que estaba allí, en la línea donde se juntan tus lunares con mis besos. Me gustó regalarte la mañana, y que tú me contestaras susurrándole a mi oído. Alas en mis dedos aparecieron y volaron hasta tu rostro, posándose en tus ojos bajaron por tu recta nariz, recreándose en el perfil de tus labios, arrancaron una sonrisa que acompañó a la primera luz del alba.

Dibujé garabatos en tu espalda, un árbol pequeñito, una flor de cuatro hojas, una casa con humo en su chimenea, dos nubes, varios pájaros y un corazón enorme con tu nombre y el mío. De pronto me vi como cuando era pequeña, cuando dibujaba corazones en las paredes o en las hojas de mi libreta o entre las páginas de mi diario. Mi nombre y el de algún afortunado decoraba su interior, una gran flecha lo cruzaba y en ella escribía: amor eterno.

 Esta vez mi lienzo fue tu piel.

Empezamos el trueque de regalos. Me regalaste caricias y yo te di mis sueños, abriste el cofre de los abrazos y yo la caja de mis fantasías, depositaste en mi cuerpo todos los sentidos y yo te respondí con deseos. Y así, con mi universo y tu mundo emprendimos el viaje. Dejamos en el andén la maleta de las dudas, los miedos... Recorrimos abismos, montañas, mares y océanos, visitamos estrellas, constelaciones, galaxias…. Para terminar abrazados en aquella cama tan amplia, escuchando cómo hablaban los latidos al término de la madrugada.


Pintura sacada de internet.






miércoles, 23 de enero de 2013

BAJO EL ESTANQUE


Caía la tarde y los últimos rayos de sol jugaban a filtrarse en el estanque. El cansancio de aquel paseo vespertino me obligó a sentarme en su borde. El ajetreo del agua, junto con  aquellos reflejos solares, captó mi atención, dejándome sumido en una especie de hipnosis temporal.

Un movimiento en el fondo me despertó de aquel letargo, creí ver un pez. Volví a fijarme en el efecto espejo que hacía con el entorno. Esta vez fue más lento, una especie de culebrina, ahora sí, en el fondo, lo vi claro.

Me incorporé algo sobresaltado y me incliné poniendo mis cinco sentidos a cualquier movimiento que pudiera aparecer. ¿Qué era aquello? La intriga se apoderó de mí.

Pasaron segundos, no más, pero la espera me pareció eterna. Mis ojos clavados en el asiento del estanque, sin apenas cerrarlos para no perder detalle. Mi musculatura tensa, inmóvil.  Intenté controlar la respiración y no hacer más ruido de lo imprescindible. El silencio envolvió el lugar y entonces ocurrió.

No parecía animal acuático,  no era una planta,  se fue acercando a la superficie y sucedió: un parpadeo.

Sí, era un rostro de mujer. Desapareció como un suspiro. Pero su rostro marmoleo quedó grabado en mi subconsciente. Me giré para comprobar si alguien más había apreciado ese cambio en el agua. De pronto me encontré solo en aquel lugar.

Volví a mirar hacia la profundidad, estaba fascinado por aquella visión. ¿Era yo o era el estanque? En esa tesitura me encontraba cuando la vi nadar en el fondo, venía hacía mí. No hay duda, -pensé- existe y está aquí. Un cuerpo hermosamente desnudo, unas facciones dibujadas con caprichosa belleza, unos movimientos ondulantes y acompasados, todo en conjunto me llamaba desde esa hondura.

Cerré los ojos y me dejé llevar hechizado por esa voz. Sus brazos extendidos reclamaban mi presencia a su lado, el movimiento de su pelo producía un efecto hipnótico en mi mente delirante. No sé si ella me agarró o simplemente por pura decisión, me adentré en el agua.

Me sumergí tras ella, dejé que cogiera mi mano e hiciera de guía. No sé dónde me llevaba, ni con qué intención hacía lo que estaba haciendo. Simplemente la seguí. Caminamos sobre un lecho lleno de coloridas flores, llegamos hasta una especie de templete, en su centro se encontraba una peana. Supuse que ese era su lugar.

Habló y su voz sonó hermosa, tanto como toda ella. Me contó una historia, la de  cómo llegó hasta el fondo del estanque. Me señaló justo el lugar donde me encontraba sentado. Desde el suyo puede observar a todos los caminantes. Ella sólo será vista si así lo decide. Y me pidió un favor.

Sí, acepté. Desde entonces, vivo bajo estas aguas, sobre un pedestal en este mirador, viendo sin ser visto. A la espera de esa persona que como yo, quiera cambiar su mundo por una leyenda.

P.D.- La foto es de mi autoría. Lago del espejo, Monasterio de Piedra, Zaragoza. Y no, no está al revés.

miércoles, 27 de junio de 2012

LA MUSA







Las ramas crujían bajo sus pies. Su andar era pausado, tranquilo, no había prisa por llegar. Se deleitaba con la naturaleza, salvaje, que moraba a su alrededor. Hora cogía una flor, hora acariciaba a un animal, hora se detenía sólo para contemplar el paisaje.

Siguió caminando un rato más. De pronto, ante sus ojos, como si emanara de la nada, apareció. Una casa blanca, cercada por una valla del mismo color. Todo era blanco en aquella casa. Un camino bordeado por margaritas llevaba hasta el porche. Tres escaleras, sólo tres para llegar a una puerta. La de ella.

Se quedó quieta, mirándolo todo, estudiándolo. Entonces la vio. Tras el gran ventanal, en su rostro había serenidad, en sus ojos templanza. Parecía como si la estuviera esperando desde hacía tiempo. Ambas se sonrieron a modo de saludo. La musa levantó su mano. Ella sólo hizo un gesto con la cabeza.

Puso el pie sobre el primer peldaño, cuando algo llamó su atención. Se giró sobre sí, creyó ver algo o a alguien. Imaginaciones suyas. Cuando se dispuso a seguir avanzando, él la alcanzó poniéndose a su lado, cogió suavemente su brazo obligándola a que le acompañara hasta el bosque.

Miró una vez más hacía aquella ventana, ella seguía allí. Sus labios pronunciaron unas palabras, que la musa no pudo descifrar. Esta la miró con ojos soñadores diciéndole: hoy no Aurora, hoy no.