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390 pages, Paperback
First published January 1, 1987
But perhaps he would be able to make up for the past by plunging forward. By coming to the end, perhaps he could intuit the beginning.
Listen carefully, and perhaps you will learn something. In his little speech to Alice, Humpty Dumpty sketches the future of human hopes and gives the clue to our salvation: to become masters of the words we speak, to make language answer our needs. Humpty Dumpty was a prophet, a man who spoke truths the world was not ready for.
“He venido a Nueva York porque es el más desolado de los lugares, el más abyecto. La decrepitud está en todas partes, el desorden es universal. Basta con abrir los ojos para verlo. La gente rota, las cosas rotas, los pensamientos rotos. Toda la ciudad es un montón de basura.”En una entrevista se ofreció a la consideración del autor una interpretación de “Trilogía de Nueva York”, esta fue su respuesta:
“Lo que sea que digas probablemente será interesante y tal vez no se aleje demasiado de la verdad, pero no significa que sea consciente de ello cuando escribo. Todo surge de un zumbido inconsciente y realmente no sé lo que estoy haciendo. Si suena bien, lo hago, y si suena mal, lo rompo y empiezo de nuevo. Todo tiene que ver con un estado emocional en el que te encuentras, ciertos tipos de imágenes que te atrapan y se sienten poderosas y convincentes.”Interpretaciones aparte, ese zumbido inconsciente es lo único que realmente importa, lo tiene que oír el autor pero también lo oye el lector cuando entra en ese estado emocional, cuando consigue esa conexión con el texto, que hace tan especial el encuentro con algunos libros. Un zumbido siempre muy personal, pero que en el caso de libros tan abiertos y sugerentes como este lo hacen aún más propio e intransferible. Como dice un personaje en “La habitación cerrada”:
“Las historias sólo suceden a quienes son capaces de contarlas… las experiencias sólo se presentaban a quienes eran capaces de tenerlas.”Yo he tenido la suerte de oír el zumbido, de tener una experiencia con “Trilogía de Nueva York”, tres experiencias, de hecho, distintas y parecidas pues las tres historias vienen a decir cosas muy similares y prácticamente con los mismos elementos. Escritores metidos a detectives y detectives que parecen escritores (no es una novela de detectives, sí de escritores) que en un momento de sus vidas se dan cuenta de que no son ellos quienes las dirigen y se rebelan de la mejor forma que pueden. Personas que dejan de vivir para centrarse en la vida de otros, uno para autodisolverse en otros yoes, otro inocentemente y sin pretenderlo, el último para borrar su influjo.
“Escribir es una actividad solitaria. Se apodera de tu vida. En cierto sentido, un escritor no tiene vida propia. Incluso cuando está ahí, no está realmente ahí.”La identidad, el gran tema de Auster, más relevante para alguien como él que en cada libro tiene que desdoblarse en un sinfín de personajes ¿Quiénes somos? ¿Podemos estar seguros de lo que creemos que somos? ¿Llegamos a conocernos alguna vez o nos vamos haciendo cada día más opacos? ¿Pudimos ser otra cosa, nuestra vida podría haber discurrido por otros caminos, cómo de distintos podríamos haber sido, somos solo fruto del azar? ¿Hasta qué punto podemos rechazar las imposiciones que nos vienen de fuera e imponer nuestra voluntad? ¿Hasta qué punto nuestro propio pasado nos empuja en una dirección?
“En general, las vidas parecen virar bruscamente de una cosa a otra, moverse a empellones y trompicones, serpentear. Una persona va en una dirección, gira abruptamente a mitad de camino, da un rodeo, se detiene, echa a andar de nuevo. Nunca se sabe nada, e inevitablemente llegamos a un sitio completamente diferente de aquel al que queríamos llegar.”Pero también hay infinidad de otras cuestiones. No pocas tratan sobre el lenguaje, la relación entre las cosas y las palabras que las nombran, una mítica lengua natural, las limitaciones que el lenguaje nos impone… Sobre el escritor y la literatura, sobre el escritor y su oficio, el amor que deben sentir por las palabras, la necesidad que tienen de creer en el poder de los libros, la confusión entre narrador, personaje y autor, la posibilidad o no de retratar la realidad, de representarla, de fijarla, de ser su espejo, la oscuridad como causa y fuente del escritor, la necesidad imperiosa de escribir, la necesidad imperiosa de ser leídos, la forma en la que les gustaría ser leídos… No está la historia en las palabras, sino en la lucha, y…
“… si significa algo o no significa nada no es la historia quien ha de decirlo”.Sea como sea, la novela es intensa, desconcertante, contradictoria, autodestructiva incluso, y hermosa. Bien puedo hacer mías, para cada una de las novelas y para todas en su conjunto, las palabras de uno de sus personajes:
“Todas las palabras me eran conocidas, y sin embargo parecían juntadas de un modo extraño, como si su propósito final fuese anularse unas a otras. No se me ocurre ninguna otra manera de expresarlo. Cada frase borraba la frase anterior, cada párrafo hacía imposible el siguiente. Es extraño, entonces, que la sensación que sobrevive de ese cuaderno sea de gran lucidez.”
„Mă înşelasem. Fanshawe era exact unde eram şi eu şi fusese acolo încă de la bun început. Din momentul în care sosise scrisoarea lui, eu mă străduisem să mi-l închipui, să-l văd aşa cum ar fi putut să fie, dar mintea mea vizualiza întotdeauna un vid imens, în cel mai bun caz, reuşeam să creez o imagine destul de săracă: uşa unei camere încuiate. Asta era tot: Fanshawe se afla singur în acea cameră, condamnat la o singurătate mitică, poate în viaţă, poate respirînd, visînd la Dumnezeu ştie ce. Acea cameră, mi-am dat eu seama atunci, se afla înăuntrul craniului meu” (p.311).
„Toţi vrem să ni se spună poveşti, pe care le ascultăm la fel ca atunci cînd eram copii. Ne imaginăm adevărata poveste în vîrtejul cuvintelor şi pentru a face asta ne punem în locul personajelor din poveste, prefăcîndu-ne că putem să-l înţelegem pentru că ne înţelegem pe noi înşine. Asta e o amăgire. Poate că existăm pentru noi înşine, iar uneori chiar reuşim să întrezărim cine sîntem, dar la urma urmei nu putem fi niciodată siguri, şi pe măsură ce vieţile noastre merg mai departe, devenim din ce în ce mai opaci faţă de noi înşine, din ce în ce mai conştienţi de propria noastră incoerenţă” (p.264).
"This recognition by a non-academic community may account for the lack of critical attention given to The New York Trilogy." ("Paul Auster: Bloom's Modern Critical Views")
"I never experiment with anything in my books. Experimentation means you don't know what you're doing."
"When you become aware of what your limits have been so far, then you’re able to expand them. And every artist has limits. No one can do everything. It’s impossible. What’s beautiful about art is that it circumscribes a space, a physical and mental space. If you try to put the entire world into every page, you turn out chaos. Art is about eliminating almost everything in order to focus on the thing that you need to talk about."
"In the good mystery there is nothing wasted, no sentence, no word that is not significant...The world of the book comes to life, seething with possibilities, with secrets and contradictions."
"Over the years, I’ve been intensely interested in the artificiality of books as well. I mean, who’s kidding whom, after all. We know when we open up a book of fiction that we’re reading something that is imaginary, and I’ve always been interested in exploiting that fact, using it, making it part of the work itself. Not in some dry, academic, metafictional way, but simply as an organic part of the written word."
"The detective is the one who looks, who listens, who moves through this morass of objects and events in search of thought, the idea that will pull all these things together and make sense of them. In effect, the writer and the detective are interchangeable. The reader sees the world through the detective’s eye, experiencing the proliferation of its details as if for the first time. He has become awake to the things around him, as if they might speak to him, as if, because of the attentiveness he now brings to them, they might begin to carry a meaning other than the simple fact of their existence. Private eye. The word held a triple meaning for Quinn. Not only was it the letter ‘i’, standing for ‘investigator’, it was ‘I’ in the upper case, the tiny life-bud buried in the body of the breathing self. At the same time, it was also the physical eye of the writer, the eye of the man who looks out from himself into the world and demands that the world reveal itself to him. For five years now, Quinn had been living in the grip of this pun."
"Since this story is based entirely on facts, the author feels it his duty not to overstep the bounds of the verifiable, to resist at all costs the perils of invention."
"If thinking is perhaps too strong a word at this point, a slightly more modest term - speculation, for example - would not be far from the mark. To speculate, from the Latin speculatus, meaning mirror or looking glass. For in spying out at Black across the street, it is as though Blue were looking into a mirror, and instead of merely watching another, he finds that he is also watching himself."
"It seems perfectly plausible to him that he is also being watched, observed by another in the same way he has been observing Black."
"They have trapped Blue into doing nothing, into being so inactive as to reduce his life to almost no life at all. He feels like a man who has been condemned to sit in a room and go on reading a book for the rest of his life."
"What will happen when there are no more pages in the red notebook?"