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Imothek Señor de la Tormenta Lider Supremo Necron Wikihammer

Imotekh, el Señor de la Tormenta, Faerón de la Dinastía Sautekh, contemplando la destrucción de una Ciudad Colmena imperial.

La Batalla por Schrödinger VII fue un enfrentamiento entre el Imperio de la Humanidad, representado por los Templarios Negros dirigidos por el entonces Mariscal Helbrecht, y los Necrones, representados por los ejércitos de la Dinastía Sautekh al mando de su Faerón Imotekh, el Señor de la Tormenta.

Invasión Necrona[]

En los primeros meses del 930.M41, el Mundo Helado de Schrödinger VII se convirtió en el objetivo de la expansión Necrona. Esta iba a ser la última de una serie de conquistas planeadas por el genio de Imotekh, el Señor de la Tormenta. Sin embargo, al contrario que otros mundos, Schrödinger VII no estaba completamente desprotegido. Cuando las silenciosas Naves Sepulcro entraron en la órbita, el Coro de Astrópatas del planeta fue capaz de lanzar un himno de angustia antes de que una llamarada de luz verde los barriera a ellos y a todo ser viviente de la superficie del planeta en una docena de millas.

Aparte de este pequeño triunfo, la defensa del planeta no funcionó bien. Enormes Monolitos descendieron sobre la capital, destruyendo cualquier oposición que se lograra reunir. Tras aterrizar, sirvieron como portales de paso para innumerables legiones de Guerreros e Inmortales Necrones que barrieron metódicamente los restos de la defensa. En menos de tres días, la extensa Ciudad Colmena desde la que Schrödinger VII era gobernado había sido reducida a una ruina sangrante.

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Necrones en acción

Sin embargo, una vez que la capital fue capturada, el avance Necrón no continuó. Se trajeron grandes máquinas excavadoras desde la órbita bajo el cuidado de los Criptecnólogos, y se enterraron bajo la superficie del planeta hasta lugares donde ni las minas de cryonita de los humanos habían llegado. Allí, una docena de millas bajo la superficie, los Sautekh encontraron una Necrópolis durmiente. Imotekh no perdió tiempo y ordenó que se activara el proceso de revivificación para que las legiones de Necrones dormidos se unieran a sus fuerzas.

En ese momento la situación de Schrödinger VII pasó de desesperada a imposible. Cuando los Necrones renovaron su avance, lo hicieron sin descanso. Poco a poco, las recién despertadas legiones empezaron a borrar todo rastro de la Humanidad del planeta. Los Destructores vagaban por las calles desiertas torturando a los fugitivos solo para divertirse. Los Desolladores, atraídos por el olor asfixiante de la muerte, mordisqueaban los cadáveres hasta hartarse e ir en busca de trofeos más carnosos. En una semana, la mayor parte del hemisferio norte estaba tan silenciosa y vacía como la capital lo había estado siete días antes. Únicamente unos pequeños grupos de resistencia sin esperanza ni de victoria ni de supervivencia se mantenían en los continentes del sur.

Entonces, como si se tratara de una respuesta a las plegarias de los defensores, llegaron los Templarios Negros, dirigidos por el entonces Mariscal Helbrecht.

Ataque Templario[]

Mariscal Helbrech Templarios Negros

Gran Mariscal Helbrecht.

"¿Incursión orbital? Encuentro increíble que algún enemigo se pueda ver sorprendido por una estrategia tan obvia. Ordenad a las falanges que disparen a mi orden, les enseñaremos a esos tipejos el precio de ser tan previsibles."

Imotekh el Señor de la Tormenta a Vargard Akyntor.

Las naves de la Cruzada del Mariscal Helbrecht emergieron de la Disformidad y se enfrentaron al bloqueo Necrón. Sin embargo, Helbrecht sabía que esta guerra no se podía ganar en los cielos, sino en las ruinas de las refinerías y Manufactorums de Schrödinger VII. Por tanto, ordenó un asalto orbital en el corazón de lo que parecía ser la mayor concentración de Necrones, con el objetivo de interrumpir, o al menos ralentizar, el ritmo de refuerzos Necrón.

Desafortunadamente, Imotekh había pronosticado cuidadosamente la estrategia de Helbrecht, y preparó una emboscada letal para recibir a las fuerzas invasoras.

Los Templarios Negros desembarcaron mediante Cápsulas, Thunderhawks y teleportación en las llanuras heladas a las afueras de la Refinería Kepplen, el lugar de la derrota de la Guardia Imperial del planeta. Nada más desplegarse, recibieron una terrible salva de disparos de los Necrones, mientras los Enjambres Sangrientos de Escarabajos atraían inexorablemente a los Desolladores a la batalla.

De esta forma, el asalto de Helbrecht, que pretendía ser un devastador ataque de código Alfa, quedó frustrado, aunque logró establecer una base de operaciones segura en las ruinas de la Refinería.

Bajo la superficie[]

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Templarios Negros en combate.

"Una batalla perdida no equivale a una derrota. No mientras sostenga mi espada."

Mariscal Helbrecht.

Tras su ataque inicial frustrado por la emboscada Necrona, Helbrecht se vio forzado a intentar otros planes. El equilibrio de poder debía ser inclinado a su favor lo antes posible. Tras reunirse con sus Hermanos de Batalla en consejo, Helbrecht optó por una estrategia más sutil.

Los Land Speeders de reconocimiento habían identificado un complejo de tumbas unas millas al sur de la zona de desembarco. Las lecturas de energía indicaban que se trataba de un enlace central entre el mando de Imotekh y la red de control. Considerando que la destrucción de este nexo interrumpiría la embestida de los Necrones, Helbrecht preparó un equipo de ataque y se internó en la oscuridad de los túneles.

Después de caminar varias horas, los Templarios Negros llegaron a una antecámara cubierta de polvo, en cuyo extremo opuesto se encontraba el Nexo Sepulcral, una estructura similar a un Monolito y protegida por varios campos de fuerza, además de por una nutrida guarnición de tropas de élite.

A pesar de los imponentes obstáculos, Helbrecht logró derrotar a los centinelas y destruir el Nexo, privando así al Señor de la Tormenta de una pieza clave de su estrategia.

Marcado para morir[]

Phaeron Imotekh Lider Supremo Necron Schrodinger Wikihammer

Imotekh ordena a los Omnicidas acabar con Helbrecht.

"Dejo el asunto de la falta de honor para ti. Traedme su cabeza."

Imotekh a Lord Tzernog, Visir de Omnicidas.

Hasta el ataque de Helbrecht al Nexo Sepulcral, Imotekh no albergaba malicia alguna hacia los Templarios Negros. Se trababa de un oponente marcial que debía ser honrado y tratado como tal. Sin embargo, tras el ataque de Helbrecht a un objetivo que él consideraba prohibido, todas las protecciones garantizadas por los códigos de combate de la Triarca quedaron descartadas. Aún más, Imotekh ordenó que las represalias fueran llevadas a cabo por Omnicidas.

Los asesinos atacaron con éxito la base y llegaron a herir de gravedad al Mariscal, aunque gracias a su resistente constitución física de Astartes, Helbrecht logró sobrevivir y conservar la capacidad de combatir.

Bajo las cavernas de hielo[]

Mariscal Helbrecht

Helbrecht, Gran Mariscal de los Templarios Negros.

"- Tu destino está sellado, primitivo. Acéptalo y tal vez sea clemente.

- No tengo interés en tu clemencia, sólo en tu destrucción.
"

Diálogo entre Imotekh y Helbrecht.

Cuando llegó la batalla final, lo hizo rápidamente. Ambos comandantes sabían que la batalla por Schrödinger VII debía acabar pronto: Helbrecht quería que la campaña acabase antes de que él sucumbiese a sus graves heridas, mientras que Imotekh necesitaba un momento de calma para deshacer el desorden causado por la destrucción del Nexo Sepulcral.

El destino del mundo dependía de una desesperada batalla bajo la superficie, con los restos de los Templarios Negros atacando a la guardia del Señor de la Tormenta. Si prevalecían los Templarios, las conquistas de los Sautekh se estancarían durante meses, o incluso años. Si los Necrones triunfaban, Schrödinger VII y todos sus habitantes estarían condenados.

Las congeladas cavernas resonaron con el estruendo de las explosiones, mientras muchos combatientes de ambos bandos salían despedidos y caían en los ríos de cryonita fundida. Imotekh y Helbrecht se encontraron sobre un puente de hielo trufado de estalactitas. Durante el subsiguiente duelo, el futuro Gran Mariscal de los Templarios Negros llegó a descargar al menos una docena de golpes potencialmente letales sobre el Señor de la Tormenta, pero una vez tras otra el Faerón se recuperó en segundos para contraatacar con sus propios golpes.

Finalmente, Helbrecht se derrumbó con la sangre manando a chorros por sus numerosas y graves heridas. Sin embargo, en lugar de matarle, Imotekh le cortó la mano derecha con su Dáculus, a fin de dejarle un "recordatorio de una derrota más que merecida". Helbrecht aún seguía gritando de rabia y dolor cuando Imotekh lo arrojó fuera del puente, hacia el cavernoso suelo que se extendía debajo. Los Templarios Negros supervivientes corrieron a reformarse en torno a su líder caído, y lucharon en retirada dejando Schrödinger VII en manos del Señor de la Tormenta.

Conclusión[]

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Imotekh, el Señor de la Tormenta.

"Has sido un excelente enemigo, aunque algo lento en aceptar tu lugar en el orden cósmico. Es por ello que te dejo un último recordatorio de tu insignificancia."

Imotekh a Helbrecht, antes de cortarle la mano.

Incluso el celo de los Templarios Negros y el valor de su Mariscal fueron insuficientes para vencer a los Necrones en Schrödinger VII. La Necrópolis se despertó a pleno funcionamiento y un nuevo mundo de la Dinastía Sautekh fue ungido con la sangre de sus antiguos habitantes.

A pesar de que Helbrecht y muchos de sus Hermanos de Batalla lograron escapar del planeta condenado, la sombra de la derrota pesaba sobre ellos. Para Helbrecht era también una carga física por la amputación de su mano por parte de Imotekh. No sería hasta muchos años después que pudo deshacerse de esa carga, cuando los Templarios Negros pudieron tomar su venganza sobre el Señor de la Tormenta. Pero eso, como se suele decir, es una historia para otro momento...

Fuentes[]

  • White Dwarf 200 (Edición española).
  • Codex: Necrones (5ª Edición).
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