Me marcho por otra calle en esta mañana nublada, por un lugar donde el viento no me penetre tanto. Los almendros ya florecen pero, la vida sigue como es, dependiente del tiempo. Siempre está su muro ahí, aunque quieras ser libre; aunque unas manos calientes agarren tu hielo: Nos iremos y no cuando queramos. Hablamos de castillos, de afanes ,de victorias … No conquistamos ni siquiera un beso. Hay tantos que quedan por ahí sin ser dados, a los pies del almendro sin frutos. Vaya por donde vaya converjo en el hastío donde el sol se oculta sin voluntad propia, siguiendo unas leyes eternas que nos hacen ser reyes sin corona, y luego nos despojan hasta ser sólo un leño. Foto Goyo Hueso.