Porque esa es la Pura Verdad. La Verdad Desnuda.
En el telar de mi ser, entrelazo las letras que brotan de mi alma, tejidos de sentimientos y emociones que danzan sobre este lienzo negro que mi pluma transfigura. Anhelo que cada palabra, cada trazo, trascienda y se convierta en eco en tu ser para fundirte en el velo mágico de mi memoria. Que mis versos sean puentes que nos unan en un abrazo sólido, y que mi tinta sea un testigo del vínculo que florezca entre tú y yo. En cada línea trazada, en cada verso susurrado, te escribo con el alma para que en el tapiz de nuestras historias encuentres el eco vibrante de mi ser y la esencia de este nuestro encuentro. Que mis letras sean hilos de un lazo indisoluble entre tú y yo, donde el tiempo se detenga y la eternidad se haga presente. En cada palabra entrelazada, en cada estrofa compartida, tejamos juntos la trama de un sentimiento duradero, donde nuestras almas se encuentren en todos los rincones de esta bella historia.
28 de junio de 2020
Nuda Veritas...
Porque esa es la Pura Verdad. La Verdad Desnuda.
25 de junio de 2020
Lo que el Agua dejó...
Mudanzas, oportunidades, decisiones...
Las maleta de cartón, los hatillos hechos de sábanas viejas, el abrigo sin bolsillos y los zapatos despuntados. Un día de difuntos cuando el agua nos acariciaba los pies con apetito voraz. Mis lágrimas y las del cielo. El miedo en mí. La incertidumbre en mis padres, en mi abuelo..., en los vecinos. Los sueños rotos. La esperanza perturbada.
Saqués, Búbal, Lanuza...
Desde su "Molí del Canyer", Inma nos invita a mudarnos.
18 de junio de 2020
Paris, la Nuit...
Fragmentos
Descorrió la cortina y advirtió la belleza de una ciudad que empezaba a colmarse de luz, atravesando su mirada como una bocanada de aire fresco golpeando el pecho.
Su piel guardaba las arrugas de las sábanas como un tatuaje que había consagrado sus deseos y podía percibir ese aroma diferente de la carne que ha exudado el placer. Se arropó sobre su propia desnudez y despuntó un suspiro a la altura de aquel amanecer.
La misma sensación que había advertido cuando sus miradas se encontraron por una señal de extraño azar. Supo, al menos por un momento, que el destino había trazado una cruz en el camino, con nombre de varón e impulso incontrolable.
Así habían empezado a andar por un París fabuloso, dejándose llevar por los signos de la noche..., bajo el auspicio de una luna bohemia que se bañaba en el Sena y encumbrados, ahora, por un albor que los festejaba cómplices.
Gracias, Moni. |
12 de junio de 2020
La Mujer del Bosque...
Un cuento de botica
Atravesé el recibidor y abrí con llave la puerta de la farmacia. Encendí un vela que encontré casi a tientas en uno de los cajones del mostrador. Fuera arreciaba la lluvia. Rompía contra los ventanos de madera que protegían la puerta. Con aquel trueno, temblaron hasta los pilares, y difuminaron los golpes que aporrearon la puerta. Fueron tan insistentes que tardé en reaccionar. Bajo la incesante lluvia, el rostro desencajado de una mujer. Me sobresalté. Parecía una figura fantasmal.
Por un momento dudé en abrir pero reconocí sus balbuceos y me apresuré a hacerlo. Apenas pasó al interior, entre lamentos angustiados que no la dejaban hablar, sacó de debajo de su camisa un puñado de monedas. Comprendí la gravedad de la situación y el por qué de aquel desasosiego, de aquellos ojos llenos de temor. Le apreté la mano y se la retiré. No quería dinero.
Pasamos a la rebotica y me dispuse a preparar aquella receta. No solía usar aquellos ingredientes, salvo para ella. Era como volver al pasado, a los tiempos de mi bisabuela o de mi tatarabuela.
—Tranquila, lo lograremos. —Solo deseaba transmitirle algo de serenidad.
Podía sentir la desesperación, la aflicción de la mujer pendiente de mí. Su temblor, por frío, por miedo, era constante pero no hablaba ni una sola palabra.
No era del pueblo. Vivía en las afueras, siempre sola, con su hijo. Un hijo que vivía medio salvaje pero al que no faltaba jamás cuidado alguno. Lo tomaban como hijo del demonio. A ella, como una vieja loca poseída. Muy lejos de la realidad. Ni él era un salvaje, tan solo un enfermo, y ella una mujer joven a la que la desgracia y el peso de la vida la había envejecido demasiado pronto.
Ahora era yo la bruja que con sus hierbajos podría calmar "el mal del demonio que padecía aquel salvaje". Eso decían los ignorantes aunque no puedo culparlos del todo. Quién no sabe como quién no ve.
Salimos bajo la torrencial lluvia. El coche se atascó en el barro así que desaté al caballo y subimos a su lomo. No sé cómo no nos caímos o cómo no tuvimos alguna desgracia. Cuando llegamos a la humilde morada, el chico se debatía con su propia locura. No sé de dónde sacó aquella mujer fuerzas para dominarlo y atarlo a fin de que no hiciera alguna animalada.
Un hilo de vida se consumía entre sus labios. Mi mirada se cruzó con la de la madre que limpiaba la espuma que salía de la boca de su hijo. Lo había colocado de lado para que no se ahogara con sus vómitos y no se tragara la lengua. Intentó cubrirle para que no viera que se había defecado.
Es espectáculo era dantesco. El olor casi hedor. Todo podía cortarse con un cuchillo... pero no había que ser delicadas, había que ser eficientes.
Le hice tragar lo que no estaba escrito. Sabía que aquello detendría sus convulsiones y lo calmaría. Después podría seguir tratándolo.
Cuando quise darme cuenta, ya había anochecido y vuelto a amanecer. No había sido consciente de cuándo la lluvia había cesado, ni de que aquel árbol había caído muy cerca de la choza. Pero aquel aire limpio, fresco, me invadió hasta dolerme. Miré a la mujer. La sentí tan pequeña. Me acerqué a ella y la abracé. Era un saco de huesos embutido en una tela áspera y un sinfín de collares hechos con raíces, huesos y maderas pero su corazón latía tan fuerte que, seguramente, también le dolía.
—Lo hemos logrado. Se pondrá bien pero debes tener siempre a mano estos mejunjes. Evitarán que vuelva a pasar por esto. No te preocupes. Dentro de un par de días, regresaré. Te traeré más... Y no, no quiero dinero. —Sabía que no tenía y el poco que lograba recoger mejor no saber de dónde o cómo lo obtenía.
—¿Cómo puedo agradecer todo lo que haces por nosotros?
—Ya lo haces. Cuida de él, y de ti... Y acude a mí cuando lo necesites.
Subí a lomos de mi caballo. Me sentí un poco torpe pero abandoné el lugar. Con el corazón henchido y el alma segura, regresé a casa donde alguien, preocupado y acostumbrado, me aguardaba...
4 de junio de 2020
Albedrío...
Y tu mirada,
y su libre albedrío cosido en renglones de destino.
Fotografía de Stu Williamson |
Mi aporte para esta semana. "Albedrío" que nos propone Mar desde su "Sitio de la bitácora" donde podéis leer otras historias.
1 de junio de 2020
Sinfonía...
sobre el claro de luna, Casta Diva, brilla la verdad velada.
Bailarina al viento sutil cometa de una danza.
Tules azules que en cada vuelta se hacen espiral al aliento que la elevaba.
en su propio palacio de cristal a la inexistente luminaria de la luna nueva.
Regia, sin velos, la doncella florece ensalzada en su ofrenda
guardando, en el pulso de su mano, el dios de su cielo.
Y en el silencio más noble,
mil guirnaldas sobrevuelan a ras de suelo
—raíces de lluvia elevadas sobre un rezo—.
En base a 7 artes, esta es mi elección y participación en la propuesta "Sinfonía" que hizo Gin para el mes de mayo en "Paraíso de Letras" y "Lovely Bloggers" , donde pueden leerse a otros autores.
Picando en la imagen podéis ver el increíble trabajo realizado por Gin. Mil gracias. |