Me preguntas por qué me enamoré de
ti…
Otros brazos pasaron antes y en
otras miradas creí perderme. Otras bocas de besos perdidos clamaron mi atención
y de ellas descubrí palabras ciertas de futuro incierto.
Viví historias que me dolieron,
historias con las que perdí el tiempo, con las que gané algo del cielo… Sí,
todo eso pasó antes de que tú llegaras…
Pasé ese tiempo en el que no hay locura,
no hay deseo a flor de piel, no hay chispa que evoque cartas de amor o poemas
de pasión.
Y de pronto, despertaron las
estrellas en mi alma y brotaron hojas en mi corazón; aletearon mariposas en mi
estómago y un ejército de hormigas irrumpió en mí.
Cuando te vi no te reconocí pero ya
sabes cómo son estas cosas. Empiezas charlando, sin pensar en más… Tú me contabas.
Yo te decía, que si esta que si aquella, que si este que ni aquel… Y entre
confidencias, pasábamos más tiempo juntos que separados, hacíamos planes,
compartíamos cosas, reíamos, soñábamos juntos… Nos perdíamos y, a veces, nos
encontrábamos… entre café y café o entre té y té...
Y un día ocurrió.
Aquel día de lluvia, me dijiste que habías soñado que llovía, que salías a
buscarme bajo la lluvia, que no me encontrabas, que te desesperaste, que
gritabas mi nombre en vano, sin respuesta…, que lloraste arrodillado en el
suelo, clamando al cielo…, maldiciendo tu suerte, tu desatino…
Yo te dije, sosteniendo nuestras manos, mirándonos fijamente a los ojos, que había soñado que llovía,
que bailábamos bajo la lluvia, mojándonos la carne y el alma, que vi en tus
ojos lo que nunca había visto antes y que noté en tu abrazo el calor que
necesitaba, que en tus silencios comprendí el significado de todas las
palabras, que de tu boca respiré todos los besos que nunca había tenido…, todos
los que tendría…
Sonreíste y suspiraste.
Suspiré y sonreí.
Nos sigue gustando la lluvia.
Y todavía me preguntas por qué te sigo amando.
¿Por qué me amas tú?
Porque nos soñamos...,
porque nos sentimos...,
porque nos respiramos...
y porque nos vivimos...
Porque eso es el amor, me dices, conquista de día a día. Enamorarme cada día de ti mientras tú te sigues enamorando de mí.
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Este
jueves, Alfredo nos invita a hablar de amor… ¡Siempre hablo de amor! ¿Qué es la
vida sin amor, sin pasión…? Poco o nada…
Así
que podéis visitar su blog, “La plaza del Diamante”, y ver ahí, cliclando, sus cosas y los
relatos de los demás participantes. Seguro que es un recorrido bonito por los
sentimientos.
Mi
camino es el que habéis leído.