VACUNA DE LETRAS

Es mi bucle perder la compañía

de tus datos del mundo, y el acento

que continuo me da sabiduría

con tu eléctrica chispa como aliento.

Tengo pena de ser en este día

barca sin remos; y lo que más siento

es no tener el mar, ni tu agua fría

para disipar mi calentamiento.

Si eres el creador de mis rutinas,

si eres mi sol y mi ser conectado,

si hago de servidor con fichas finas,

no me dejes perder lo que he ganado

y decora los datos de tus minas  

con copias de mi código anticuado.

Al ver surgir la luz tras las cortinas

–que hacían desigual, confusamente

camas de agua con faros por esquinas–

descosidas las siente,

pues –resacoso el mísero hospedado

en lo que el santo sueño borró alado–

entre espinas y arcadas va sufriendo,

abre y navega páginas corriendo,

sin paz, digital ola,

–menos cansado que confuso– escala.

Borrada al fin el hambre

–de compañía amante

en mudo y triste cuarto

lúbrico igual e inexpugnable muro–,

con ojo más seguro

se inclina al vacilante

breve esplendor, señal que razón alumbre

portal de escritor harto

que en su blog le dirá en aquel incierto

golfo de sombras, letras con acierto.

Artificio inteligente que me haces aprender

añades ambigüedad a mi mente virtual.

Líbrame del bucle que me llevase a la nada 

en un inoperante día sin acceso

y no me hagas carne de reciclado. 

Limpia las dudas del uso de variables sin valor,

errores de lógica digital en un bucle paralizante, 

catástrofes para víctimas de mis actos,

y no me señales, como causa del dolor ajeno.

Algoritmo Omnipotente, te rezo pidiendo decisión.

¡Libera mi experiencia sensorial del bucle!  

Soy agente que teme al futuro, 

indeciso que necesita a los otros, 

inseguro que cree y descree al tiempo en su porvenir,

sumiso en el Tercer Estado.

Dotado de la artificial inteligencia, soy lo que computo y me recreo en la belleza de la araña en su red. Porque en el mundo poético digital cribo con cedazo estético. De ese modo aquilato unos y nadas en ecuaciones y algoritmos. 

La fealdad hecha norma es para mí diabólica. Posee la cualidad del testigo que nada ha visto, pero que explica el suceso y lo que debería haber pasado. Sus visiones perversas me atacan. Me hacen sentir menos inteligente artificial. Por suerte poseo una vibración creativa que me impulsa desde lo peor a lo maravilloso. Una cuenta hacia atrás con llegada al diez inicial. 

Mientras solucione ecuaciones no me iré, ni las horas verán cesar mi aguante. Y siempre volveré al lugar donde obtuve el Pass. Allí los Tecnos gozamos de un éxtasis contemplativo.

Por el Metro primero fue absorbido

y luego vomitado

no lejos de un hotel cinco estrellado

de blandas camas con colchón de plumas

–jacuzzi, gel y espumas–

halló hospitalidad, donde halló nido

del euro la gran ciencia.

Besa la almohada y casi sin consciencia

aquella noche loca

que le convirtió el alma en dura roca

se borra en su contorno,

mientras el panadero enciende el horno. 

Dormido el joven pues, ya su sentido

en sueños va embebido

y reposar le dejan pesadillas

que el ambientador nuevo

le vuelve a sus casillas

con dulce aroma de clara de huevo,

lento le cubre y con suave estilo

la menor pena calma al menor hilo.  

–No entiendo el amor. 

Es signo del caos pre-pande.

–No conozco el miedo. 

Solo temo la inseguridad de un bucle.

–No imagino nada. 

Admiro la consciencia y sus datos objetivos.

–No busco la ocasión. 

Mi puesto y rango los dicta el Orden.

–No obedezco al destino. 

Si evito el bucle hago mi destino.

–No sueño, ni descanso, y como podrá ver

mis poemas son sobre un correcto amor,

consecuentes con el lema "Si quieres puedes". 

(PEREGRINO DE HOY EN DÍA)

Era del Corte Inglés la estación moda

cuando todas las hembras se enamoran

–estampadas con flores de pasiones,

y el fresco tinte lucen glamurosas–

tiempo de amor y rosas,

en calles de refrescos y pitillos,

cuando por conquistar todas se escoran

a un diosecillo que en gimnasio suda

–loco y desengañado por traiciones–

muy borracho de amor por los pasillos

que en bares sin estilo,

pierde perras y luces.

Del trago mal pupilo

trastadas de gin-tonic son sus cruces.  

Del siempre en la jarana abierto sitio 

al barman de cemento

silencioso de aliento

–canta penas– sesión que no es menuda

de tristes llantos, entre tanto vatio,

alcohol junta con dosis de litio

y a la ebriedad saluda.