A finales de la Primera Edad del Sol, en las tierras boscosas al sur del Teiglin había un grupo de hombres renegados que vivían de forma nómade cazando y robando. Eran tan odiados como los orcos por los habitantes de estas tierras, quienes los llamaban Gaurwaith. Esta palabra que proviene del sindarin quiere decir “pueblo de licántropos”, (gaur “licántropo” y gwaith o waith que quiere decir pueblo). Pero una mejor traducción es “Hombres lobo”, aunque estas personas no eran verdaderamente licántropos, se los llamaba de esta forma por lo salvajes y despiadados que podían llegar a ser en tiempos de necesidad.
El grupo estaba formado por edain renegados que habían sobrevivido a batallas, derrotas y tierras desbastadas; pero también había otros, hombres malvados que habían sido expulsados a las tierras salvajes por cometer malas acciones.
Los Gaurwaith entran en la historia de “Los Hijos de Húrin” al encontrarse con Túrin Turambar cuando este se había marchado de Doriath. En ese entonces el grupo estaba compuesto de sesenta hombres que eran liderados por el proscrito llamado Forweg. Inicialmente los Gaurwaith habían capturado a Túrin para asesinarlo y robarle, pero Túrin mató a Forweg y se convirtió en su nuevo líder, cambiando su nombre a Neithan.
Con el tiempo Túrin logró hacer que los Gaurwaith dejaran de ser simples ladrones y asesinos para que se convirtieran una fuerza que luchara contra los orcos. En el año 486 los Gaurwaith capturaron al enano mezquino llamado Mîm, entonces Túrin pactó un trato con él para que los guiara a su hogar a cambio de que lo dejaría vivir. Cuando estaban llegando al lugar, que resultó ser la colina conocida como Amon Rûdh, uno de los proscritos, llamado Andróg, divisó su cima cubierta por la flor rojiza del seregon y dijo ver sangre en lo alto de la colina, lo que resultó ser profético ya que en un futuro ocurriría una gran matanza allí. Desde entonces los Gaurwaith se establecieron en Amon Rûdh y se dedicaron a tender emboscadas a los orcos desde allí.
Un día llegó un elfo llamado Beleg que había sido un gran amigo y compañero de Túrin en el pasado, entonces Beleg y Túrin se convirtieron en los nuevos capitanes de los Gaurwaith y pronto el rumor de que estos dos grandes guerreros estaban combatiendo a los orcos en los alrededores de Amon Rûdh se expandió por todas las tierras cercanas. En poco tiempo muchos hombres y elfos que no tenían a quien seguir se unieron a Túrin y a los Gaurwaith. Pero por consejo de Beleg, Túrin no permitió que ninguno de los recién llegados conociera la ubicación de su refugio, por lo que se construyeron otras fortalezas y campamentos en derredor.
Pero ocurrió que el enano Mîm, quien se había hecho amigo de Túrin, comenzó a tener envidia por la buena amistad entre este y Beleg, además del profundo odio que ya sentía por todos los elfos. Fue tal el odio que invadió su mente que un día fue al encuentro de los orcos para pactar un trato con estos y así poder deshacerse de Beleg. Su intención era que los orcos mataran al elfo y dejaran a Túrin con vida, pero estos hicieron caso omiso de sus condiciones y, en cuanto Mîm reveló la ubicación de su refugio, marcharon a Amon Rûdh para asesinarlos a todos. Ese día se dio una sangrienta batalla en la que la gran mayoría de los Gaurwaith perecieron en la cima de Amon Rûdh, bañándola de sangre, de este modo se cumplió el destino profético que había creído ver el proscrito Andróg. En esta batalla fue el fin de todos los Gaurwaith, excepto de Túrin quién, luego de ser capturado por los orcos y liberado por Beleg prosiguió con su vida dejando el pasado atrás.