viernes, febrero 25, 2022

Blanco.

En la concupiscencia
se pliegan los labios,
como el paladar más fino
se inclinan perdidamente
ante lo más exquisito.
Ungen y provocan tempestades
dándole alas brillantes
al diluvio sagrado
que asciende entre sus humedades,
para diluirse tersamente
en el cruce de dos vertientes.
El punto exacto donde la simiente
germina un nuevo cariz,
blanco como su origen.


Poema que forma parte de la propuesta "El Beso" de Magade Qamar
para la convocatoria semanal "Un jueves, un relato".

domingo, febrero 20, 2022

Un día (Algo en lo que soñar).

Un día, tan parecido al hoy, Ella cargaba un corazón entre sus brazos, Él, la amplia sonrisa de encontrarla, y en el eco intuitivo del sentimiento las almas se reconocieron, se tocaron. Las miradas brillantes fueron momentos, como los momentos reflejos de eternidades que desafiaron a las posibilidades.

Un día oyeron campanadas entre gemidos rozando el aire al sentir que se alcanzaban, volando tan alto como un sueño.

Un día que fue para siempre y un día tal vez será... algo en lo que soñar.

© DUlCE


Microrrelato que forma parte de la propuesta "Propósitos"
para el blog "Paraíso de Letras" de Ginebra Blonde.
También publicado en "Lovely Bloggers" bajo etiqueta © DUlCE.

jueves, febrero 17, 2022

El Baile por Beatriz Martín IV.

Hasta las estancias del castillo
desde su isla llegó
y disfrutando de los placeres
en un dulce sueño viajó.

- © DUlCE -


Mi gratitud Bea.
Besos dulces hasta tu brillo del mar.



EL GRAN BAILE EN SUEÑOS

 



Me encontraba del otro lado de la isla, mis nervios a flor de piel no me quería perder por nada del mundo el gran baile de nuestro gran anfitrión, Dulce, nuestro caballero seductor que siempre nos deja a las puertas del placer solo con mirarnos.


Ya vestida con mi traje de luces con un insinuante escote de inspiración exquisita, para ser lucido en el baile, entre el champan y el brillo enardecido que brotaría  en su noche de fin de año, dejando a las máscaras el secreto de un beso o de una caricia inesperada.


Pero cayó una tormenta y no había medio de cómo regresar el barco que me recogiera, y el servicio del barco nunca llegó. La noche sin luna, a oscuras de un ruido fantasmal por cada caída de gotas sobre mi cuerpo, hacía enloquecerme de rabia y de tristeza, al presentir que no podría asistir a la cita de fin de año para reencontrarme con nuestro caballero.


Resignada busco refugio y me recosté sobre la arena en un rincón de lleno de palmeras para cubrirme un poco de la lluvia, comprendía que al menos en unas horas nadie vendría.


Caí un profundo sueño, viajé al gran salón sus lámparas colgaba lágrimas de oro hueco que lucía una luz muy especial, los invitados cada uno con sus máscaras hacía del ambiente un sitio fantástico. Yo seguía observando con mi traje y mi máscara y así poder jugar a la seducción. Abría las puertas cada una de las habitaciones a ver si me encontraba con el seductor de mis sueños, pero me desperté, y a mi lado estaba el caballero seductor dibujando con sus dedos mis labios y tomada por la cintura me dio beso profundo, largo y luego me susurró al oído quieres jugar y le dije si, al placer.





©Beatriz Martín

08/01/2022