Mi presencia no te miente
en esos instantes que transcurren sin tiempo
cuando los desvelos se duermen queriendo ser uno de tus cuentos
entre dedicadas caricias y atenciones sinceras,
porque nada falso acompaña mis susurros
ni la promesa de llevarte lejos engaña,
no hay otros brazos, ni otros besos
cuando eres mía.
Las palabras sobran y los gestos son los que hablan
basta una sonrisa para que asome el brillo tras la tuya
y el roce de un dedo para que brote en tu firmamento la lluvia
desprendiéndose de ese gemido álgido que desde tu alma despierta
con mi nombre impregnado como único sonido,
la noche se extiende hasta el umbral de lo secreto
con el arrebato como fondo predilecto
cuando eres mía.
Y así, aún con los ojos cerrados
tu cuerpo puede sentir el como a cada estímulo
la pasión se vuelve cierta y concreta.
y ante la visión de lo deseado
tu boca sin pensarlo siente que acaricia
y yo voy dejando huellas en ti por donde nadie antes caminó
porque nunca perteneciste a otras palabras,
si renunciaste a ser rosa fue para ser única y mía.