jueves, junio 27, 2019

Más.

Conozco la manera
de encadenarla a mi ser,
sé que solo reconoce mi voz
como resplandor que sigue
por el oscuro sendero
de los placeres ignotos.
Por mí hace sus votos
palpitante en alma y piel,
con la sonrisa en satisfacción
al ser dádiva venturosa
ante la orden
y el acto de complacer.
Y yo pido más,
siempre más allá de sus fuerzas
buscando su arrebato
cuando la encumbro
entre destellos como presagios
que anuncian su goce febril.

sábado, junio 22, 2019

Trasluz.


Lo cree,
lo sabe,
hay verdades
que no pueden esconderse,
la vence el hipnotismo
que la invade en vena.
Lo calla,
lo piensa,
el vaporoso trasluz
todo lo delata,
suspira, contrae,
arde y se entrega 
rodeada de mariposas
que la consagran como monarca.

lunes, junio 17, 2019

En Virtud.


En virtud de los deseos
que despiertan con impaciencia
el más dulce de los placeres,
se crispan sus girones y se yerguen
honrados ante el favor del goce.
Con el temblor de los anhelos
propagado por la tersura
como estío que riega lo fértil,
se torna fervorosa
al abrigo de la locura.
Se curva, se alza,
y mío es el reino de su cielo
que va dejando la huella cristalina
de tan lúbrico vuelo.

miércoles, junio 12, 2019

Natural. (Tanka)


De brillo y sal
de pasiones intensas
versadas al mar
desde el balcón muestra
su sonrisa natural.

jueves, junio 06, 2019

Mansa.


Subyugada a la presencia
que mece el silencio,
mansamente
se ciñe a la caricia
que gesta y se propaga
como escozor
de fuego y vida.
No suplica, pero desea
todo lo que en su mente habita
y la arrastra entre sombras
provocándole alborozo
hasta perder todo juicio,
porque la razón de su locura
es el placer de la mía.


sábado, junio 01, 2019

Secretos.

Por varios meses estuvo dedicada a ese proyecto y ya casi lo concluía, debía terminar su libro antes del plazo acordado con su editor, su investigación había sido exhaustiva, pero siempre fiel a su espíritu necesitaba la experiencia o al menos a quien la hubiera vivido y pudiera transmitírsela.

Con anticipación compró el billete de tren y el día para su esperado viaje había llegado al fin, se encontraría con aquel hombre de quien solo conocía hasta ese momento su voz a través del teléfono.

Tras unas horas de viaje llegó al hotel con la alta expectativa que le había provocado la charla telefónica, así se sentó en una mesa a esperarlo, sacó su libreta de notas y la grabadora cuando escuchó su voz, - "Buenos días Señorita Eva". Ella levantó la mirada y estiró su mano para saludarlo. No usaba traje como ella pensaría ante lo que suponía, sí iba de negro riguroso y un bien cuidado aspecto. "Usted debe ser el Señor V. Buenos días Señor". - "Un placer", agregó él. "Desde este momento estoy a su disposición y espero servile de ayuda en su investigación".


Eva sonrío mientras V se sentaba frente a ella sin quitarle la mirada. Eso la inquietaba de cierta manera y así fue mientras duró la entrevista, una charla amena, tan familiar aún con un desconocido que respondió cada pregunta, y era lo que ella necesitaba para concluir su libro. V hablaba pausadamente, hombre de pocas palabras pero certeras. Eva cruzaba sus piernas e inevitablemente presionaba sus muslos y entre ellos, esas ganas que iban surgiendo conforme la conversación se extendía y se internaba en un mundo desconocido para ella. Él siempre sereno con su atenta mirada, mirada que Eva evitaba ya que en ella encontraba una fuerza que la subyugaba. tanto que la temperatura de su cuerpo poco a poco aumentaba y no podía disimularlo.

El tiempo transcurrió prontamente, llegó el momento de concluir la entrevista, V se puso de pie y antes de despedirse le entregó un fino joyero decorado con un León y le solicitó abrirlo cuando llegara a casa. Eva agradeció el regalo con algo de sorpresa en su rostro, se despidieron con la promesa de enviarle su libro como gesto de agradecimiento.

Al regreso, Eva llegó cansada, solo tomó algo de tarta de manzana antes de poder dirigirse a la cama, pero no pudo resistir el sacar de la maleta el joyero y abrirlo, al hacerlo dejó salir una exclamación de sorpresa, el joyero contenía un collar de sumisa, una cadena, un plug adornado con un León, y una nota que decía: "Ninguna experiencia es completa sin realmente probar en carne propia las sensaciones de ser sometida. Si aceptas será nuestro secreto". 

Ya no podía ir a dormir con esa idea dando vueltas en su cabeza, aquella de entregarse como nunca antes a un hombre, mordió su labio, volvió a sentir ese latido en lo más íntimo y sin dudar más cogió el teléfono y lo llamó. "Diga?"  - "Señor V? acepto"...



Relato que forma parte de la propuesta "Secretos"
para el blog "
Paraíso de Letras" de Ginebra Blonde.