Podría quererte eternamente
en la mudez de mi calma
y acariciarte pausadamente con la mirada,
esperando que tras la sorpresa de tus ojos
pueda ver el fuego contenido en tu garganta.
Inmóvil en apariencia
pero inquieto en el ardor interno
que respira tu presencia,
no sé si me acerco, no sé si te acercas
todo sucede tan despacio
que la noche nos ampara en su paciencia.
que la noche nos ampara en su paciencia.
Hecha sólo piel