Verte aparecer,
ocasionalmente o concertadamente
pero verte aparecer,
como si el tiempo se detuviera
ante tu encuentro
y en tus delicados movimientos,
quizás en aquel gesto cuando sonríes
y tu mirada se hace parte de tu sonrisa,
con tu aire de niña y tu timidez
que habitan en la belleza de tu cuerpo de mujer.
Tu cuerpo, que se manifiesta con perfección
en la dulzura,
el lugar que yo quiero recorrer a cada momento,
porque tienes el encanto propio de los deseos,
pero eres tan real
que desearte es meramente un sueño.