Tenías la calidez de un amanecer
en la mirada
en la mirada
y tu cuerpo la atracción
de una noche de luna llena,
eras mar furioso en la tempestad
de tu pasión desatada
y me llevabas mar adentro
devolviéndome a la orilla de tus brazos
exhausto pero queriendo ahogarme en ti.