Veo esta frase reproduciéndose en internet, rebotando como un eco tan necesario ahora como los artículos de primera necesidad. La veo en diversas redes sociales, pese a que no estoy en ninguna.
Porque… ¿sabes?, la solidaridad, la esperanza y el amor son artículos de primera necesidad.
«Cuando el político se aleja del pueblo, el ser humano se acerca al ser humano».
He llorado repetidamente estos días, ante tantas imágenes de esta terrible tragedia, con las crónicas televisivas que nos mostraban el horror y lo mal que lo está pasando tanta gente. Pero cuando vi esa impresionante riada, no de agua, sino de miles de voluntarios en la Ciutat de les Arts de València y también cruzando los puentes para dirigirse a las poblaciones afectadas para ayudar, también me embargó una profunda emoción.
Creo en el ser humano y siempre lo haré. ¿Cómo no hacerlo, después de ver esta impresionante respuesta solidaria? A pesar de los errores que pueda cometer. A pesar de tanta estupidez, de la mezquindad y de tantos actos de maldad y egoísmo de los que también es capaz. No importa lo que puedan llegar a ver mis ojos. Incluso si cuatro fanáticos sin alma nos llevan a una confrontación nuclear o si nos llevan, como ya nos están llevando, hacia la catástrofe climática. Siempre creeré en el ser humano. Esta es la reflexión con la que acabará la próxima entrada que pienso escribir, la cual empecé pero no he tenido nada de tiempo para seguir escribiendo.
Namaste. No desfallezcamos. Somos luz y somos energía, a pesar de que podamos ver los comportamientos más deplorables y decepcionantes. Tendremos que sacarnos nosotros mismos las castañas del fuego. People have the power. Haced caso de este loco.