martes, 26 de septiembre de 2023

Hay días en que las horas son lo mismo que las olas






Hay días en que las horas son lo mismo que las olas,
y todo lo que vives,
hasta lo más pequeño y lo más raudo,
deja su huella en nuestra sangre
como esa golondrina deja en los ojos que la ven la sombra
de su vuelo.
Así te llega el turno de vivir cuando menos lo esperas,
una imagen se ahínca y empiezas a sentir su clavazón,
y ahora te vuelvo a ver cuando acabas de llegar de un viaje
y estás con un pañuelo, campesino y doméstico, en la cabeza,
haciendo la limpieza de la casa,
tan concienzudamente
como si fuera necesario que tus manos lavaran los pecados
del mundo.
El aire en torno tuyo tiene calor de absolución,
y yo quiero ayudarte,
¡no te rías!,
no estoy diciendo un disparate,
hay muchas cosas imposibles que nos ayudan a vivir,
y yo estoy ayudándote a andar porque tienes los pies un poco
distraídos,
y te encuentro distinta, como si hubieras adoptado a una niña
que te estuviera ya sustituyendo,
-ya sé que esto es difícil de entender, mas los ojos no engañan
y tengo que encontrarles alguna explicación:
¿no recuerdas que al volver de un viaje nos hacemos más
jóvenes?-;
y
estoy
trascordado,
y no llego a saber si lo que estoy mirando es un recuerdo,
pues el tiempo se ha puesto de tu parte
y sólo sé que estás conmigo
con un balde apoyado en la escalera y una esponja en las
manos,
haciendo la limpieza de la casa
-ya sabes que la casa es el bautismo de cada día-
lavando las cortinas, los cristales y la luz de la tarde,
para que todo lo que nos rodea participe de la resurrección,
y las paredes, para darte alegría, desentierran el humo
de las celebraciones con amigos que dan calor humano y dan
trabajo,
y escuchamos las sonatas de Bach para violín y clave,
porque la música es de agua,
y recuerdo muy bien
que tú lavabas las estanterías
dándole a cada libro su vigilia,
y en cada balda que limpiábamos
te saltaba el jabón desde el agua a las manos igual que saltan
los delfines,
y la limpieza daba a la casa un acento más íntimo,
era como tu voz,
y tú mirabas de cuando en cuando la labor concluida con los ojos
certificados para que puedan darte mayor seguridad
y la esponja ya sabes que se apasiona mucho con el agua,
la toalla parecía desvivirse,
la escalera de mano había adquirido cierto fervor itinerante
pues nosotros, aquella tarde, dimos tantos paseos que
llegamos al Paraíso Terrenal,
y no hemos regresado todavía.




Esto pasó como lo estoy contando
y me enseñó a vivir con los ojos abiertos;
ahora sé que la casa es tu investidura,
tu niñez
y tu cordón umbilical,
pues nunca me he sentido tan sirviente y tan tuyo,
y sé que para siempre estás casada,
y no voy a olvidarlo
ya que la puesta en orden de la casa ha ido poniendo en
orden nuestra vida,
y fue un momento sólo,
y fue sólo un momento, pero definitivo,
igual que si estuviéramos haciendo limpieza del cielo juntos.

Luis Rosales



J. S. Bach - Sonata para violín y clave no. 6 in G major BWV 1019b





sábado, 23 de septiembre de 2023

Otoño

 


Margaret Tarrant, Duende de otoño


La belleza es ese misterio hermoso
que no descifran ni la psicología ni la retórica.

Jorge Luis Borges




La obstinada inocencia del corazón

I

Piensa que hoy cumples diez años.
Los niños tienen disfraces
de sus padres
y tú lo tienes de niño: rodilleras, ortodoncia y un balón.
La tierra cuadriculada cuando se pactan las reglas de los juegos,
normas que hacen del confeti
la predicción más exacta del futuro.

Has comenzado este día a pintar el universo con tus lápices,
desde un lugar sin heridas que abre centros comerciales y polígonos.
El sol se pone detrás del parking, bajo los coches y los pájaros:
no hay naturaleza menos salvaje que este jardín asfaltado.

Fuera las sombras alcanzan la inquietante longitud de una pértiga.
Tras un gran escaparate, la fiesta de cumpleaños entre risas.

II

No conozco las fronteras del cielo, de la ciudad o del cuerpo.
Puedo correr sin cansarme infinitos descampados de matojos.
Aristas y verticales trazan la geometría del desahucio.
Las nubes tienen aquí peso de hormigón y forma de cantera.

Mi único crimen consiste en cazar los saltamontes a pedradas,
y enterrarlos moribundos
dentro de una vieja caja de cartón.

El anochecer dibuja autopistas solitarias de diamantes.
Creo que seré capaz de acariciar todo el mundo con mis dedos.
Tras este gran ventanal la luz eléctrica alumbra la distancia.

Aún no he destruido nada de valor incalculable para mí.

Ignacio Vleming




Debussy: Prélude à l’après-midi d’un faune






lunes, 18 de septiembre de 2023

Habla




¿A qué lengua se traduce la lluvia? 

Andrés Trapiello



Beethoven: Piano Concerto No. 5 in E Flat Major, Op. 73: II. Adagio un poco moto
Krystian Zimerman



Beethoven: Symphony No.4 - Carlos Kleiber


«Vive en la música una sustancia eterna, infinita, no del todo aprehensible».

L.W. Beethoven







viernes, 15 de septiembre de 2023

El que fuere dichoso será amado...







El que fuere dichoso será amado,
y yo en amor no quiero ser dichoso,
teniendo, de mi mal propio envidioso,
a dicha ser por vos tan desdichado.

Sólo es servir servir sin ser premiado;
cerca está de grosero el venturoso;
seguir el bien a todos es forzoso,
yo sólo sigo el bien sin ser forzado.

No he menester ventura para amaros:
amo de vos lo que de vos entiendo,
no lo que espero, porque nada espero;

llévame el conoceros a adoraros;
servir, mas por servir, sólo pretendo:
de vos no quiero más que lo que os quiero.

Juan de Tassis y Peralta, conde de Villamediana



C. Monteverdi: Si dolce è’l tormento




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