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Destrozando clásicos (2)

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El buen mestizaje

Y de la guitarra flamenca pasamos al rock, sin abandonar el terreno patrio con sabor andaluz, así como el delicioso sonido de nuestras guitarras. Gualberto García fue uno de los precursores de lo que se vino a llamar rock andaluz, y para disfrutarlo les dejo la canción con la que lo descubrí, aquí, en la blogosfera. Su nombre lo dice todo, 'Tarantos (para Jimi Hendrix)', incluida en el álbum 'A la vida, al dolor' (1975) perteneciente a su carrera en solitario, tras su periplo con Smash. Y como sé muy poco de este músico, más allá de este álbum y alguna otra olvidada escucha, dejaré que me lo cuenten ustedes, que seguro saben más que yo. Mientras tanto, espero que disfruten de este temazo de épica contenida, guitarras incendiarias, línea de violín y palmoteo incluido. Porque el buen mestizaje es aquel que sabe incorporar las formas de lo ajeno, añadiendo con buen gusto el ingrediente propio.

Dedos listos

 Le costó, en su momento, ser reconocido por algunos maestros de la guitarra clásica, que veían en él a un analfabeto musical, por aquello de que se formó sin saber leer partituras; un tipo que solo tenía 'dedos listos', como dijo de él Andrés Segovia, aludiendo a su velocidad de ejecución y a la cantidad de notas que conseguía incluir en cada compás. Ha llovido mucho desde entonces, pues la crítica musical y la memoria colectiva pronto supieron hacerle justicia. Podría decir eso de que fue un revolucionario del flamenco, u otros tópicos, pero yo no entiendo de flamenco, y en boca cerrada no entran moscas. Lo que sí parece claro es que supo sacar al género de la endogamia, actualizando su forma de expresión y convirtiéndose en el primer guitarrista flamenco con una fama equiparable a las estrellas del pop. Y con todo, enarbolaba esa honestidad y humildad que son tan difíciles de encontrar entre los artistas encumbrados. Se muestra en cada una de sus entrevistas: él solo hablaba

Destrozando clásicos

 Recordando un viejo blog que tuve, he decidido retomar por una sola vez una mala costumbre de entonces, que era destrozar clásicos. Tengo la Telecaster y el ampli en un trastero, y a mi guitarra española le falta la cuarta cuerda (¡siempre se rompe la cuarta cuerda!), así que opté por darle un saborcillo rítmico a la versión casera, en lugar de melódico. Que Dylan y Hendrix me perdonen, pero aquí no tenemos vergüenza, somos unos sinvergüenzas.

Fun House, la quinta esencia

  'Cuando The Stooges, el primer disco, salió al mercado, en agosto de 1969, me reuní con la gente de mi promoción. Escucharon a Iggy y dijeron, 'Esto no son los Doors, no son Love, no es Judy Collins, no es Tom Paxton, ¿qué demonios es esto? ¡No es más que ruido! Yo dije, 'Pero tiene sentido. Es vendible. ¿No entiendes lo que está haciendo con el rock&roll? Era difícil vender a Iggy. La gente no entendía al grupo' . ( Steve Harris, de Elektra Records ) 'Con el primer disco no conseguimos un reconocimiento inmediato, y las ventas no iban nada bien. Pero teníamos contrato por tres años y Elektra decidió que grabáramos el segundo disco en sus estudios de Los Angeles. En Fun House, nuestro segundo álbum, intentamos recuperar el sonido que tenía el grupo antes de grabar el primero. Era una forma más libre, más improvisada, y añadimos al saxofonista Steve MacKay. Básicamente, era un disco en directo grabado en estudio '. ( Scott Asheton ) ' En abril o mayo de

No temas a la guadaña...

  La historia de siempre, chico conoce chica... No, perdón, la otra historia de siempre: joder con los Blue Öyster Cult, antes molaban pero ahora se han vendido... Pero si fue para sacar un temazo como (Don't fear) The Reaper , bienvenido sea el cambio. Magnífico juego de voces en este clásico atemporal del pop rock. Que lo disfruten.

El despertar de la bestia

Hoy quiero reivindicar la primera época de Iron Maiden, por lo general bastante olvidada en relación a lo que vino después. Y es que, para el fan tradicional de la Doncella, no cabe el debate: lo mejor llega con Bruce Dickinson y se va con Bruce Dickinson; así, los años dorados del grupo comienzan con 'The number of the Beast'' (1982) y terminan con la salida del segundo vocalista tras 'Fear of the dark' (1992), aunque podemos acotar aún más el rango y cerrar la etapa clásica con el abandono del guitarrista Adrian Smith a finales de los ochenta. Tanto Dickinson como Smith volverían a la banda a finales de los noventa, para regocijo de los fans. Así, a pesar de haber contado con tres vocalistas en su haber, la esencia de los Maiden ha quedado ligada a la voz de Dickinson, y los discos más celebrados, esos que ocupan gran parte del setlist de los conciertos, son los de los primeros álbumes con Bruce al micrófono. Ahora bien, ¿son aquellos los mejores discos? Como no t