Coleccioné
corazones perdidos,
corazones perdidos,
austeros, negros de odio.
Aniquilé la esperanza de ser garza,
flotante espuma de la mar dorada.
Destruí los versos de zumo
y las manos encalladas.
Descubrí
que el silencio tiene matices
y la sangre no es mas roja
cuando gana en abundancia.
Ven a mi pecho,
abrásalo y funde sus colores,
escudriña sus compases,
juega a cocinarlo a fuego.
Que me arda, que me duela.
Conocí
-de los miedos y los amores-
la mas oscura letanía
invocadora, maestra,
nupcial
entre mi muerte y las horas.
© Cita Franco
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