Dejé de ser prohibida para ti

Cuando me encerraste en tu alma, y

Formé parte viva de todos tus anhelos,

Yo pronunciaba tu nombre,

En cada caricia.

Los versos que escribí para tí

cargaban mis propios suspiros,

Me recostaba en tu pensamiento

Silenciosa

Besando cada pliegue de tu frente,

Estuve en ti,  un tiempo...

Fuimos felices

Como amantes silenciosos

Amarrados en el fuego de la locura,

Mis dedos se estremecían en tus cabellos

Y mis ojos se miraban en los tuyos, 

Tus manos giraban mi talle

Buscando el beso.

Cada instante vivido era motivo de encuentro

Un dia, llegó la noche, y

Te escapaste de mi

Al amanecer...fuí fruta prohibida.

C. Parra

 

Para leer tus versos

Agarrar el tiempo, y

Permitir que tus dedos

Dibujen filigranas, en el telar

De mi piel.

Un día, no se cuando

Sentados a la sombra, 

Nos abanucará la ternura

Sentiremos la humedad de la hierba, y

Juntos respiraremos 

El olor de la flor, que hoy deshojan mis dedos

Bendeciremos el tumulto

De tantos besos con sabor

A naranjas

C. Parra

Envuelta en misterio

Ninfa Intangible

Luminosa

Musa de tus versos

Así me describes en tu lirica cada día  

Regalando a mi alma

La delicadeza y ternura de tu poesía

El abrazo mañanero de tus versos

“sorprendentes versos”

Siempre envueltos de misterio

En ellos me haces tuya, sin serlo

Logrando así que despierte en mí día a día, 

Un tropel de sentimientos

Nunca me encontraste

Pero yo siempre te encuentro

En el aire que envuelven tus suspiros

En el oculto deseo

En cada verso escrito ocultando mi nombre al hacerlo

En la flor que cortas cada día

Para dejarla a mi puerta con un escondido beso

C. Parra