CINCO ALMAS PARA UN FUNERAL
Respondiendo al reto juevero del Vici Solitari aqui os dejo mi "trágica" aportación Amanda, la vecina de Don Prudencio, tendero de la única tienda de San Atapulcio Bendito, era una mujer todavía lozana a sus cuarenta y dos años. Prudencio, en secreto, estaba locamente enamorado de ella. Pensaba él, para sí mismo, que a sus cuarenta recién hechos no le importaría tener a aquella hembra como esposa, aunque fuese mayor que él. Mas experiencia tendrá, se decía Cuando ella entraba en la tienda, el olor a jazmín de su perfume y el repiqueteo de sus zapatos de talón en el parqué enloquecían de tal manera al tendero que olvidaba al resto del personal. Sus ojos y atenciones eran solo para ella. Como si se hallara hipnotizado Poco le importaba su condición de madre soltera, a pesar de lo impertinente que llegaba a ser Leonor, su hija adolescente, que aquel fatídico día cumplía los dieciséis años y que acompañaba a su madre con el fin de comprar chucherías para su fiesta de aniversario