El Médico de Budapest
(Zarójelentres)
Cine de la Europa del este, de un país sometido a la dictadura de una ideología, que prometía el pan para todos y caviar para los gerifaltes. Con una revolución adelantada a la primavera de Praga que costó lo suyo en vidas y en involución revolucionaria. Hay que situar los antecedentes para poder entender esta historia, de un pueblo idílico en el que todos son espías maldicientes.
Un experimentado doctor, director en un hospital público de la sección de cardiología, es jubilado tras una reordenación en los hospitales. Sin nada que hacer con su vida, acepta la demanda de su madre y regresa al pueblo de su infancia para ejercer la medicina general como había hecho su padre.
La película nos muestra el enfrentamiento entre la cultura tradicional, con sus costumbres bien arraigadas y pocas ganas de cambio y la visión algo más cosmopolita del médico de la capital.
Una historia de personajes, con enfrentamientos, pequeños egoísmos, grandes renuncias, admiraciones e incomprensiones. Recuperación de amistades y vacíos interesados.
Un film sencillo, pero que toca todos los temas que realmente interesan. Geniales los encuentros con el cura del pueblo, antiguo compañero de colegio, pescando en un estanque que realmente parece de película.
Hay de todo, pero concentrado en un microcosmo idílico.
Decir que me ha encantado es poco, además la banda musical ya vale por toda la película.
Lástima que ya lleva tiempo en proyección y la quitarán pronto de las carteleras, es demasiado buena.
Totalmente recomendable e imprescindible. Vale para todos los pueblos sometidos, entre los cuales nos podemos incluir, aunque nuestra dictadura fuera de otro signo.
Los actores se merecen un diez todos ellos, encabezados por Karl María Brandauer dándole un halo de autenticidad cotidiana, a toda la historia.
Barcelona trece de septiembre 2021