Imagen de Lu Wenpeng |
Te vi. Hoy al fin te vi. Me
hallaba sentada, como siempre, en mi burbuja. Donde me refugio de las lluvias
de los adultos, de los truenos del colegio donde me riñen porque en mates soy
tan mala, de las reprimendas de mi madre cuando me ensucio al jugar a fútbol en
el patio.
Te vi en otra burbuja, primero trastabillando en tus intentos por huir, hasta
que al final has echado a correr. Te he envidiado, porque yo misma intenté en
otras tormentas huir corriendo, como tú, y no lo conseguí. Lo que logré fueron dos hematomas en las
rodillas y un chichón.
Te miro, intentando averiguar qué
movimientos he de hacer para conseguir mantener el equilibrio. Ese que me
permita mantenerme de pie aquí dentro, para luego echar a andar y dejar atrás
las torrenciales lluvias de mi desesperación.
Lo que ahora pienso, entre la
envidia teñida en rabia que me alimenta, es hacia dónde irás, y si en ese lugar
podrás romper la burbuja. Porque me pregunto si hay un lugar donde yo pueda hacer añicos la mía.
Siguiendo la iniciativa de https://elbicnaranja.wordpress.com/