He sido muchas cosas. Hijo y hermanastro. Capitán del ejército y vicepresidente. Pero solo con él soy un príncipe. Su príncipe. Solo con Maxen y Greer tiene mi mundo sentido, solo entre ellos puedo encontrar paz de los demonios que me persiguen. Pero los hombres como yo no están hechos para ser felices, no lo merecemos. Y debí saber que un amor tan afilado como el nuestro cortaría por ambas partes. Mi nombre es Embry Moore y sirvo al placer del presidente de los Estados Unidos... de momento. Esta es la historia de un príncipe americano.
Sigo con los libros de esta serie pesudoartúrica y guarrindonga porque, aunque el trío quedó unido para siempre al final del libro anterior, al final final de verdad nos mete Sierra Simona un cliffhanger que te obliga a ver qué se ha inventado. Y, bueno, no os voy a engañar: yo sigo leyendo porque ahora tocan los libros que se centran en los maromos, que son los que me han sulibeyado los perjúmenes.
Lo que Kim le haría a Greer |
¡No es culpa mía que Greer sea una pavisosa! Pavisosa que se zumba a dos maromazos de escándalo pero pavisosa igualmente. En este libro, aunque Greer tiene punto de vista, el que se lleva la atención y la emoción es Embry Moore, actual vicepresidente de los Estados Unidos, soldadito valiente y amorzote en secreto del presidente y de su esposa. Embry nació con pañal de seda y bandeja de plata, un niño bien que nunca tuvo que pelear por nada y al que sus demonios nunca han dejado de acecharle. Solo Ash consigue apaciguarle, solo con él encuentra la calma y se siente él mismo. Para suerte de ella, con Greer también se siente así pero, claro, la pareja son Ash y Greer, con lo que Embry no puede evitar sentirse desubicado. En American Prince, a través del pasado y del presente, vemos cómo Embry conoció a Ash y se inició su tortuosa pero 😍 historia de amor. También vemos los sacrificios que ha hecho por ese amor, algo de lo que Ash no es consciente *puedes escuchar cómo se rompe mi corazoncito*. Y también vemos cómo el hecho de estar a la cabeza del país más poderoso del mundo y tener ese pasado soldadesco afecta a ambos, a Greer y, tal vez, a la nación entera.
Quiero contar sin destripar y resulta un poco complicado. El pasado de Embry con Ash es un cúmulo de momentos dolorosos unidos a momentos de placer absoluto, algo que solo entienden ellos pero que les hace felices. ¿Cuál es el problema? Que ahora no están solos y sus decisiones no solo les afectan a ellos, sino a muchas personas más. Y Embry quiere mucho a Ash pero este no sabe todo de su rubio príncipe...
¡Pisto! |
No me saco lo de príncipe de la manga porque, siguiendo ese paralelismo con el mito artúrico, Ash es el rey, Greer es la reina... y Embry es un mojón porque no es nadie el príncipe porque Ash lo llama así, no lo llama Lanzarote porque aquí tiene una rima muy mala. Y lo llama (príncipe) mucho, eh, que he quedado de príncipe, rey y reina hasta los ojales de mi abrigo de visón. No puedo decir que Sierra Simone sea una narradora maravillosa porque no hay nada destacable, primera persona, diferentes puntos de vista... Lo normal actualmente. Al menos escribe bien y con un vocabulario cuidado. Ahora, en cuestión de trama.... Ni una temporada de Dinastía.
Lo que sea ya lo hemos vivido nosotros |
Madre mía, todo lo que se ha sacado de la manga. Y prácticamente todo para ir metiendo a Embry (y, por extensión, a Ash) en una situación extremadamente complicada de la que no se puede salir si no es haciendo saltar todo por los aires. Y por todo me refiero a nuestra felicidad.
Yo no leo para esto |
No me acordaba de mucho cuando empecé este libro y no tenía grandes expectativas porque, como ya os he dicho, la parte sentimental parece quedarse bastante cerrada en el libro anterior, pero sí que tenía cosas guardadas en la manga Sierra Simone, sí. Una serie de acontecimientos, tanto en el pasado como en el presente, que hacen que la lectura te vaya atrapando poco a poco hasta que no puedes dejar de leer. Hay mucho pisto, sorpresas, truculencia y sexo, muuuuuuuucho sexo, excesivo sexo, sexo chorreante y guarrindonguísimo. Los amigos de la ranciedad que ni se acerquen. Los personajes no solo lo utilizan para pasárselo bien sino para comunicar sentimientos, expiar pecados, pagar culpas y borrar malos momentos. Son secuencias bien escritas y muy descriptivas en las que hay de todo, con lo que algunas me han gustado más que otras. Si no te gusta el BDSM, estos libros no son para ti ya que la relación entre estos tres es de amor pero también de dominación/sumisión. Pero si te da igual, creo que conocer a Embry merece la pena, al igual que ver cómo se desarrolló su historia con Ash. Ya veis que Greer me parece una pavisosa y su historia con Embry y en general con la vida me interesa más bien poco, así que no os la destaco. Y, obviamente, tampoco os recomiendo que leáis este libro solo porque es el nudo de un tríptico novelado, así que os toca pasar por el primer libro para llegar aquí y para lanzaros al siguiente, que se queda este en un momento que... Aaaaaaaaaaah.
Por todo esto, se lleva en nuestro Gandymetro...