¿Dónde está la
sabiduría que perdimos con el
conocimiento?
¿Dónde está el
conocimiento que perdimos con la
información?
-T. S. ELIOT
Joseph Campbell acostumbraba
decir que la mitología representa
la Armonía de las Esferas de la
que hablaban los pitagóricos:
la continua música que produce el
Universo. La mitología -como
la música- señala de algún modo
el sentido de la vida, que no
puede ser expresado en palabras,
como quien transmite una fórmula,
pero sí sugerido en símbolos,
cantado por las Sirenas.
La concepción de mitología
universal que Campbell ha desarrollado
a lo largo de su fecunda obra es
la de una tradición viva que conserva
un tesoro, el tesoro de la philosophia
perennis de la humanidad
expresada en las distintas
lenguas. En este sentido, toda la sabiduría
de las distintas tradiciones es
mitología, desde la antigua Sumer
hasta el Rey Arturo pasando por
las Upanishadas, Homero, Lao Tsé,
el Antiguo y el Nuevo Testamento
y el sagrado Corán. Y en la modernidad
los artistas han enriquecido este
texto infinito como lo han hecho
Shakespeare, Goethe, Thomas Mann o James Joyce, mientras
Jung, Freud, Spengler y Nietzsche
han vuelto a pensar el mismo núcleo
viviente del mito eterno. Siempre
se trata de descifrar el mismo
oráculo de la vida humana en sus
distintos niveles: las esferas psicológicas
y sociales danzan en torno del
centro sagrado del mundo.
Desde una perspectiva muy amplia
Joseph Campbell ha creado una
articulación vitalista y
afirmadora de los contenidos esenciales de la
mitología sin excesivos planteos
teóricos ni complejidades expositivas.
Su pensamiento es simple y
profundo a la vez. Muestra que en la
mitología se preserva
conocimiento, no mera erudición sino historias
sobre la sabiduría de la vida,
como huellas de la experiencia que
otros han marcado en su camino.
Dentro de este corpus textual que
constituye la mitología en este
vasto sentido se incluyen todos los
textos sagrados, las leyendas
populares, la literatura y la filosofía porque
son portadores de los
significados con los que se construyó
nuestra visión del mundo…
Respecto de la función de la
mitología,
Campbell insiste en el hecho de
que en las escuelas ya no se educa a
nadie, sino que solo se da
información. Y este es justamente el problema:
en las culturas en las que se
mantiene una tradición viva -como
en el mundo antiguo y en el
Oriente- lo que denominamos mitología
ha sido siempre el canal de
trasmisión del conjunto de los valores
y las creencias de un pueblo
articulados en una serie de relatos
simbólicos en los que se
trasmitían tanto elementos de la historia de
la comunidad, como enseñanzas
espirituales, planteos metafisicos y
claves para las situaciones
vitales. Por el contrario, en la civilización
del Occidente contemporáneo -como
bien lo reflejan la filosofía y la
literatura del siglo xx que
Campbell conoció muy bien- vivimos cada
vez más en la tierra baldía, en
el nihilismo de sociedades olvidadas
de sus propias riquezas. Y es en
este punto que Campbell sostiene
que para el hombre actual de
Occidente existe el tremendo desafío
de apoyarse en la sabiduría
perenne de la humanidad (que incluye
evidentemente también a la
tradición oriental) y crear una nueva mitología
planetaria de evolución
espiritual o de algún modo perderse
en los propios laberintos de su
mente y destruirse a sí mismo. Resulta
necesario advertir que Campbell
nunca dejó de expresar esta disyuntiva
en un tono esperanzado…
( fragmentos del prólogo de “Metáforas
de lo Eterno” de Joseph Campbell )