lunes, 6 de diciembre de 2010

Despedida (fragmento)

Luego de muchos encuentros en el café y cientos de horas conversadas, una tarde él decidió no quedarse, la encontró en la mesa de siempre y en lugar de saludarle, como era habitual, le extendió la mano, ella la tomó suavemente y sin articular palabra le siguió. Caminaron en silencio, ella no sabía a dónde la guiaba, lo presentía; después de caminar algunas cuadras, ella tomó consciencia del lugar, estaban a unos cuantos metros de su casa; en la puerta, él hizo una pausa antes de insertar la llave en la antigua cerradura, le preguntó con la mirada ¿Entrarías conmigo? Ella respondió acariciando su mejilla y diciendo –sin compromisos…--, él asintió, sabía que si se negaba la perdería para siempre, metió la llave, abrió la puerta haciendo girar los viejos goznes.