Me queda solo la inercia,
el silencio crudo en el que bailas,
en el que te vas,
me dura siempre tu sabor caníbal.
Pasas cuando apeteces
y lo llenas todo de incendios
(intencionados),
de ropa callada en el suelo,
inundas el aire de vértigo y tejados.
Ya no me aterra perderte
porque vuelves esta y cada vez,
regresas siempre con la inercia.
¿Nos seduce el dolor?
Suena Henri Salvador en la cocina.
Pender de un hilo nos gusta,
hacernos daño
y oscilar suspirando
sobre un pozo de vientres claros.
¿Esto es amor absurdo
o un vacío lleno de heridas?.
Curiosea, asómate al deseo
y luego me lo cantas sin palabras.
Pasas cuando quieres
y lo llenas todo de luna (cuasi
llena),
de cráteres por el suelo,
de cuerpos anudados e inmóviles.
Me aguanta solo la inercia,
el silencio obsceno en el que
tiemblas,
en el que te alejas,
me dura siempre tu sabor caníbal.
Cada noche
me observo cosido a la distancia
y
te extraño al abrazarte,
así
como cuando emerge el día que nos
sigue.
Lo llenas todo de inercia,
de nubes prietas en el techo.
Juras que no es cierto
pero sonríes descalza cuando te vas.