Eugenio Montes, a quien conocí hace muchos años, cuando aún los dos éramos niños, ha muerto hace un par de meses. Esta tarde se celebra un funeral en su honor. Eugenio llegó a Puebla de la Calzada en 19661. Pedro Almodóvar ya estaba allí. Per también corríamos por el mismo patio otros indígenas como el Montes, el Maldonado, el Patriciao, El Arévalo, gran colega de Montes, el Belisario, El Suarez, el Roa y muchos otros hasta casi doscientos...
Aquello pasó al compañs de la muerte de Juan XXIII y la crisis del Concilo Varticano II, durante el cual aprendimos el "Veni creator spiritu" y otros slmos en latín.
Los curas se sentía triunfantes y comenzaron a echarnos. No se olieron para nada la tostada de la filosofía vitalista de los sesenta con Sartre y los Beatles como paladines, y eso que ya por aquella época se hablaba de los curas comunistas y don Alfonso Francia, que había estudiado en Lyon, nos enseñó a cantar la Marsellesse delante de los civiles para demostarnos lo torpes que eran que no se enteraban de nuestro canto revolucionario.
Pero La marsellesa, sueño de noches de verano, pasaba desapercibida ante la procesión de las antorchas que se organizaba por las calles de Puebla de la Calzada el 23 de mayo, víspera de María Auxiliadora, anticipando un mes la nit del foc de San Juan.
El parentesis, para lo que importa ahora se alargó, unos diez o doce años. A la misma altura de los setenta vuelvo a encontrar a Eugenio Montes a los alrededores de Santana, Almendralejo. Yo me fui y el llegó, pero tuvimos noticias el uno del otro.
Muchos años después volveriamos a tropezar. Esta vez en Coslada, en la Casa de Extremadura. Había dejado yo una tarjeta con la intención de escribir un artículo sobre esta institución. Quien la recibió fue Eugenio a la sazon presidente de los extremeños asociados en Coslada. cuando volví pregunté. Me encontré con una tarjeta donde además de las direcciones variadas de Eugenio, campeaba un interrogante: ¿Tú eres el Talaván de verdad? Yo le contesté de forma gallega : ¿ Y tú el el Montes de verdad? Ambos éramos quien pensaba el otro que era.
El encuentro, nostálgico y glorioso terminó tal día como hoy, martes del último fin de semana de septiembre, en los encierros de los toros de Velilla de San Antonio. No funcionaba el carnet por puntos y los recuerdos, los rencores, las alegrias y en definitiva la memoria, corrieron parejos al vino hasta muy entrada la tarde.
Después vendría la reunión en hotel Quinto Centenario de Cáceres, en Torrejon de Ardoz, y en otras muchas ocasiones con casi todos.
Los últimos años de Eugenio Montes también fueron creativos y aventureros. Por eso terminó en el Mato Grosso y no presisamente en misiones, como nos predicaba aquel buen cura brasilerio a quien mandaron de vaciones a Puebla de la Calzada. La llamada de la selva era la más elemental de las llamadas: el creced y multiplicaos bíblico, o el pecado de Adan y Eva, cada cscoja lo más le apretezca.
El caso es que, aunque atento a esta última correría, de repente , un jueves por la tarde alguien marca el número de teléfono de casa. Es Lorena Montes, la hija de Eugenio. "Mi padre murió en Brasil, lo trajimos lo enterramos en Solana de los Barros en Badajoz, su pueblo natal. Celebramos un funeral en su honor en la igelis de San Pedro y San Pablo de Coslada el día 26 de sptiembre a las 9 de la tarde. Avisa a los amigos que puedas.
Entro en Internet. dejo mensajes en distintos foros. Busco el teléfono de fon Manuel Camargo, el Antonio Bahamonde y el Puebla de la Calzada. No doy con nadie. Jorge Roa , encuentro su colegio pero no a él. Por fin el mismo día 26 Luis, el socio económico de Eugenio de New Store, de da una salida: todos los compañeros conocen el evento.
Me proporciona el teléfono de Rogelio, ¡qué hisotria de la de Rogelio! Llamo a su casa. contesta su mujer. Esta tarde acudirá al funeral. Nos veremos.
Son las 18 y 45 hora de Madrid. Hasta las 21, queda margen para varisoas histrias más.-