jueves, 7 de noviembre de 2024

Y siguió con un concierto

Imagen
Esta no es una historia que empezó sin documentos y que no se sabría cómo  seguiría.
Esta no es la historia de una propuesta que llegó un domingo en la noche. "Tal vez ya es tiempo de pensar en un concierto".
Esta no es la historia de cómo descartaste la idea por loca, por impracticable.
Esta no es la historia de cómo un lunes por la mañana dijiste: ¿por qué no? Y claro, las cosas hay que hacerlas porque sí.
Esta no es la historia de cómo buscaste si había una lista de conciertos y si en esa lista de conciertos estaba tu ciudad.
Esta no es la historia de la búsqueda que hiciste en el sitio web con la lista de los conciertos, en la que buscaste tu ciudad. No, no estaba. Los nombres que encontraste te remitían al otro lado del charco. La idea volvía a ser loca e impracticable.
Esta no es la historia de cómo, al deslizarte por la lista, lograste ver una ciudad de un país vecino y pensaste "entonces, también está la capital". Y estaba.
Esta no es la historia de cómo encontraste la compañía perfecta para ese viaje que 48 horas antes habías descartado por ser una idea loca e impracticable.
Esta no es la historia de una compra de entradas para un concierto que se hizo gracias a la intervención de amigos de amigos, cuya intervención agradeces.
Esta no es la historia de cómo, ya con las entradas en la mano, pasaste a buscar pasajes y alojamiento, nuevamente con ayuda de amigos a quienes no ves hace tiempo.
Esta no es la historia de un viaje de noche, ni de una llegada muy temprano, una mañana de viernes.
Esta no es la historia de cómo llegaste al lugar del concierto aparentemente demasiado temprano, ni de cómo, a los cinco minutos de haber llegado, abrieron la puerta y pudiste sentarte en primera fila, sin cabezas inoportunas que te taparan el espectáculo.
Esta no es la historia de cómo el concierto empezó puntualmente, ni de cómo el público aplaudió a rabiar cuando las luces del escenario se prendieron.
Esta no es la historia de cómo el público cantó todas las canciones, al punto que el cantante simplemente dejó de cantar en más de una ocasión para agradecer al público con gesto emocionado. Sí, todavía tiene la capacidad de emocionarse, pese a que crees que esto pasa en todos sus conciertos.
Esta no es la historia de un viaje de ida y vuelta, ni de un concierto, ni de una experiencia única (que espero que no sea la única) que empezó con una propuesta que llegó un domingo en la noche.
Entonces, ¿de qué es esta historia? Ni yo lo sé. Lo único que sé es que estoy disfrutando mucho el momento.

viernes, 30 de agosto de 2024

Todo empezó sin documentos

Imagen
Conocías la canción desde hacía tiempo, la tarareabas sin gran esfuerzo, aunque nunca habías prestado atención a la letra. Pero ese día, una frase destacó "porque buscando tu sonrisa estaría toda mi vida", rematada con un "porque sí" tres veces seguidas. "Porque sí", como debería ser todo en la vida, sin explicaciones, sin motivos. Simplemente, porque sí.
Sabes que es una canción de un cantante argentino. No sabes bien de cuál, todos son buenísimos y lo que te importa en ese momento es disfrutarla.
Buscas el video en EL sitio de videos en línea. A partir de ahí, cada día, al prender la computadora, buscas el video y lo reproduces. Es casi un ritual, dejas que suene la canción y el día queda listo para empezar. Al cabo de un tiempo, ya no tienes que buscar el video, aparece en el primer lugar de la lista de sugerencias. Es más, ya hay una lista de otras canciones del mismo cantante, en grupo y como solista.
Un día, por distracción o quizás adrede, no cortas la reproducción tras ese primer video y empieza la segunda canción de esa lista, que también tarareabas sin prestar atención. Y descubres que tiene una frase que te atrapa, "no se puede cambiar de corazón como de camisa sin perder la sonrisa".
Ya no hay vuelta atrás. La lista de videos ya creció, no son dos ni tres, son cerca de 20, y más también. Salvo el primero, cada día los siguientes van cambiando. Y cada día descubres letras nuevas que quedan sonando en tu cabeza todo el día: "no sé lo que quiero, pero sé lo que no quiero".
Creo que todos nos hemos sentido así alguna vez.
Cuando cuentas de este "descubrimiento", todos se extrañan. Hasta te llegan a decir que no vayas a sacarle la vuelta a ese cantante mexicano que todos saben que te encanta. Claro que no, dices, tiene una voz espectacular, pero no compone. Este otro sí.
No le encuentras explicación, y no te importa. Te gusta porque sí, porque sí, porque sí.
¿Qué sigue? Ojalá un concierto. ¿Quién sabe? Mientras tanto, a seguir descubriendo letras hermosas gracias al algoritmo.

viernes, 2 de agosto de 2024

El taxi "maligno"

Imagen
Hace un tiempo, después de una reunión de amigos, me dispuse a pedir un taxi para regresar a casa.
Abrí el aplicativo que uso siempre con ese fin, anoté la dirección del sitio en el que estaba y la dirección de destino, o sea, mi casa.
Al cabo de un momento, llega el aviso de que "mi taxi está en camino", con los datos del nombre del chofer, la placa, marca y modelo del auto.
Al ver el número de la placa del auto que venía a recogerme, durante medio segundo tuve que contener la tentación de cancelar el pedido. El número era 666. Después pensé que era una tontería y simplemente esperé que llegara el auto.
Cuando el aplicativo me anunció la llegada del taxi, salí y me recibió un auto perfecto. Al entrar, el olor a nuevo era palpable. Todo brillaba de nuevo, de limpio. 
Y así se lo dije al chofer, que se rio y me contó, con tono de puro orgullo, que hacía dos meses había retirado su auto de la tienda. Que le había tomado más de dos años de ahorros, pero que por fin manejaba un auto propio. Que se esforzaba por tenerlo limpio y que esperaba que el olor a nuevo le durara mucho tiempo.
- Lo único malo es la placa. Al comienzo pensé que era mala señal, pero no, hasta ahora todo ha sido bueno, me confesó.
Dudé si contarle mi primera reacción al ver la placa, pero al final se lo conté. Y volvió a reír. "No es la primera pasajera que me dice eso", me contó en tono de confidencia. Y recordó algunas anécdotas en ese sentido.
Conversando y riendo, llegamos a mi destino, y así acabó un viaje muy divertido que casi cancelé antes de que empezara.

sábado, 6 de julio de 2024

Gesto solidario

Imagen
Últimamente, Laura, vivía pendiente de su madre, que estaba enferma. Iba a verla tantas veces como podía, la llamaba por teléfono todos los días y pedía a quienes vivían con su mamá que le contaran de cualquier novedad. Cualquiera.
Hasta que llegó una llamada de casa de su madre: la señora quería comer algo típico de un lugar en el que había vivido en sus días de recién casada. Ese día se celebraba al santo patrón de ese lugar, y era motivo para una comida más que especial.
Laura se quedó de piedra. ¿Dónde conseguiría esa comida tan típica, tan especial?
Se serenó y empezó a buscar una solución. Y se acordó de que en la empresa en la que trabajaba había alguien que era de ese sitio donde había vivido su madre. Fue a buscarla en ese momento, aunque no sabía exactamente qué decirle.
Fue donde la compañera de trabajo, le contó la situación de su madre y le preguntó si sabía dónde comprar la comida. "Seguro tú sabes", le dijo, con una risita nerviosa.
"Voy a hacer algo mejor", le contestó la compañera sonriendo mientras agarraba el teléfono. Laura la vio hablar con alguien y dar unas indicaciones, y luego colgó.
"En mi casa han preparado lo que tu mamá quiere. Ya sabes, hoy es un día importante en mi tierra, y en casa esa es la comida obligada en esta fecha. Toma mi dirección, está esperando un paquetito para tu mamá", dijo la compañera de trabajo, mientras le entregaba un papel con la dirección e indicaciones de cómo llegar.
Sin saber cómo agradecer tan tremendo gesto proveniente de casi una desconocida, Laura abrazó a la mujer. Fue directo a llamar a su casa.
Más tarde supo que su mamá comió feliz su comida deseada.
Años después, muchos años después, se encontró casualmente con esa compañera de trabajo. Recordó el momento, recordó lo feliz que la recibió su mamá ese día y su reacción cuando le contó ese pequeño milagro. Se acercó a la ya excompañera de trabajo, la saludó y le hizo acordar de ese día, que en su familia fue tan especial.
Le agradeció una vez más: "no te imaginas lo que tu gesto significó para mi mamá, para toda la familia. Estuvo feliz en medio de sus malestares".
¡Que ruede la cadena de solidaridad y favores!