Detrás de mí, en el umbral de la puerta, escuché el sonido de su voz. Al girarme me encontré con su fulminante mirada sobre mis pechos.
-Si te lo tomarás con calma, a lo mejor… - dijo acercándose a mí, mientras yo apenas logré balbucear unas palabras.
¡Tomármelo con calma! ¿Cómo podía estar calmada, si me tenía acorralada en mi propia habitación?
En un instante su mano tocó mi hombro. Di un respingo asustada. Me cogió de la mano apretándola con fuerza, y tiró de mí hasta la cama, obligándome a sentarme en ella y situándose junto a mí.
Pensé que estaba perdida, que iba a violarme, pero, de pronto, sucedió algo increíble. Me cogió las manos y dándome unas palmaditas empezó a tararear…
-Palmas, palmitas, uvas y castañitas, para las niñas que son bonitas ¿Jugamos otra vez...?
-Jorge, la comida está en la mesa. -Se escuchó desde casa de la vecina.
-Mi mami me reclama, otro día jugamos ¿vale? –dijo, desapareciendo tal y como había entrado, por el umbral de la puerta.
-Si te lo tomarás con calma, a lo mejor… - dijo acercándose a mí, mientras yo apenas logré balbucear unas palabras.
¡Tomármelo con calma! ¿Cómo podía estar calmada, si me tenía acorralada en mi propia habitación?
En un instante su mano tocó mi hombro. Di un respingo asustada. Me cogió de la mano apretándola con fuerza, y tiró de mí hasta la cama, obligándome a sentarme en ella y situándose junto a mí.
Pensé que estaba perdida, que iba a violarme, pero, de pronto, sucedió algo increíble. Me cogió las manos y dándome unas palmaditas empezó a tararear…
-Palmas, palmitas, uvas y castañitas, para las niñas que son bonitas ¿Jugamos otra vez...?
-Jorge, la comida está en la mesa. -Se escuchó desde casa de la vecina.
-Mi mami me reclama, otro día jugamos ¿vale? –dijo, desapareciendo tal y como había entrado, por el umbral de la puerta.
Texto: Nuria de Espinosa
Narración. La Voz Silenciosa
Narración. La Voz Silenciosa
Desconcertante y por eso interesante. Me gustó.
ResponderEliminarEs un modo contrario al habitual de narrar. De algo cotidiano se pasa a algo tremendo. En éste haces lo contrario, y realmente los efectos en el lector son sedativos.
ResponderEliminarPues yo trabajo en cartagena....vienes por aqui?
ResponderEliminarGracias Isabel, un abrazo.
ResponderEliminarGracias Amando, saludos.
ResponderEliminargracias Alp, la verdad es que no, saludos.
ResponderEliminarYo también quedé soprendida por el deselance,tras ese inicio que auguraba lo peor.Un autentico alivio...Enhorabuena.
ResponderEliminarLos prejuicios.
ResponderEliminarNos has metido de lleno en ellos. No podía ser de otra forma. Un hombretón (algunos deficientes mentales o enfermos psiquiátricos lo son) que entre en tu dormitorio sin ser invitado. Se pone una en lo peor.
Sin embargo, la realidad es otra. Como casi siempre que sentimos miedo.
Enhorabuena
Miedo es lo que sentimos al principio, el miedo de esta mujer. Como Ana pensé en un deficiente mental con este juego de palmas, palmitas después de la mirada fulminante.
ResponderEliminarEl efecto desconcertante es muy bien logrado. Enhorabuena.
Es sorprendente como derivan las palabras hacia un final completamente inesperado y con tanta agilidad en el desenlace...
ResponderEliminarHas conseguido cambiar el estado de ánimo al lerlo, encogida-relajada...
Besicos.
Muy original
ResponderEliminarUna suigeneris forma de narrar un algo cotidiano...
ResponderEliminarGracias Isabel, un abrazo.
ResponderEliminarGracias Ana, eres de las pocas lectoras que lograron ver el fondo de la historía, un abrazo.
ResponderEliminarGracias catherine, no ibaís mal encaminadas, un abrazo.
ResponderEliminarGracias cabopá, un abrazo.
ResponderEliminarGracias -, saludos.
ResponderEliminarGracias José por pasar por él, saludos.
ResponderEliminarComo todos mis compañeros me has pasado de un estado de angustia a uno de alivio. Poco menos que curiosa la forma de contar este micro.
ResponderEliminarGracias Inma, me lagero de haber llamado tú atención, saludos.
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