sábado, 28 de marzo de 2009

Un banco

Me senté. Sola.
El horizonte era una tímida línea entre el cielo y el mar.
En la franja marina se desplazaba un navío.
Las paralelas del banco, perpendiculares a la tierra, al agua, al horizonte.
¿Era así la vida?
¿Líneas que se cruzan?
¿Trazos que se encuentran casualmente, que chocan y desaparecen?
Ante la imponencia de la naturaleza, la vida se nos revela ínfima y delicada.
Sola, sentada frente a un océano, cualquiera de ellos,
la inmensidad del mar y el cielo únicamente,
sola, digo, contemplaba el resplandor sereno de la vida.

sábado, 21 de marzo de 2009

Will Eisner, un genio

Las portadas de Spirit me descubrieron otra manera de hacer y ver el cómic.
Cuando en mi época de amor insoslayable por las viñetas, los globos, las historietas, los colorines, descubrí a Will Eisner, supe que el abanico se abría mucho más al ver sus arriesgados encuadres y sus tomas de cines. Entre las luces y las sombras de la noche, las alcantarillas, los malos y los buenos, las vampiresas y los vagabundos, un genio trazaba las historias de la vida y de las ciudades, con un dominio y un humor que me capturaron sin remedio.

domingo, 15 de marzo de 2009

Leer, leer, leer

Cuando la literatura te cautiva, sientes que algo en ti se expande, y no quieres, y a veces tampoco puedes, dejar de leer. Así, cuando encuentras algo como este trozo de "Todos los
hermosos caballos" (Cormac McCarthy), quedas ya prisionera de ese espacio, de esos personajes...

"; montaba más que bien, erguida con sus anchos hombros sobre el caballo al trote por la cuesta del camino. El mesteño se había detenido, indolente, en el camino con las manos separadas y él la siguió con la vista. Casi había intentado hablarle pero aquellos ojos habían cambiado el mundo para siempre en el espacio de un látido. Desapareció detrás de los sauces del lago. Una bandada de pequeñas aves remontó el vuelo y pasó por encima de él con débiles llamadas."

sábado, 14 de marzo de 2009

Niño y casa

Era un niño que pintaba una casa.
Con decisión y premura, rellenó el papel.
Le quedó una casa fuerte, un poco feroz,
humanizada con ojos y boca.
Entre los trazos rojos negros,
algo se adivina, algo se intuye.
No sabemos qué casa pintaba
la que no le gustaba,
o aquella con la que soñaba.
Una casa de cuento o una casa real.
Una casa para compartir o una casa para olvidar.
Entre rojos y negros, un niño pintaba una casa.
Los huecos están abiertos,
nunca sabremos, si como el hombre de Bacon,
son para salir o para entrar.


Dibujo de G. G., 5 años
La curvatura de un puente
enciende una sombra.
El agua y las piedras, reflejan,
pálidas, el cielo.
A lo lejos, se recorta la montaña.

Nadie. No estoy. No estás.
¿Volver? No vine nunca.
José Angel Valente
(Fragmentos de un libro futuro, 2000)

Duermen las casas a la sombra de las palmeras, las arrullan las tabaibas y el rumor de los manantiales. Ya nadie toca en sus puertas, ni se agitan las cortinillas en las ventanas. Llora la ladera sin niños que la recorran. No están tampoco los perros que ladraban ni las cabras saltando riscos. Sólo el roque se mantiene impasible mientras las casas duermen. Y cuando entro al valle, contemplando las higueras, los almendros, las paredes y las huertas, algo en el alma me dice que esas casas dormirán ya para siempre.

Espejos de piedra


Como la obsidiana pulida por la lluvia, el viento y la nieve, así brillaba la roca frente al sol del poniente. Las salpicaduras alegraban su estancia marina y los burgados le cosquilleaban la piel lisa y milenaria.


























domingo, 1 de marzo de 2009

Estudio del cuerpo humano, Francis Bacon, 1949, Galería Nacional, Melbourne


Un hombre que sale.

¿O tal vez entra?

Un hombre que llega.

¿O quizás se marcha?

En la penumbra, un hombre solo, desnudo,

da un paso hacia alguna parte.

Entrar, salir, llegar, irse, amar, morir...


Y Bacon, entretanto, pinta.

Y nos asombra.

Y nos deslumbra.