Amo, Señor la Rosa
porque te amo,
su aroma aprecio
como esencia divina,
todo obra de tu mano.
La Rosa que se abre
al sol de Primavera,
deja en mi la huella
de tu costado abierto,
rojo cáliz, fuente de amor
y de agonía
de la que el hombre liba,
como la mariposa
del cáliz de la Rosa.
Olor y color excelsos
al amor nos llevan,
pena y dolor en tierra
siempre sepultados,
sarmiento que a la vid
unido queda, a la espera
del fruto eterno
de la VIDA NUEVA