LLéname, Señor,
la boca con tu nombre,
no quiero otro maná
que me alimente,
otro manjar que me sacie.
Tu nombre sea mi comida, mi reposo,
mi ambición.
He buscado tu nombre
toda mi vida,
mis pasos siempre tras de ti,
no descansarán hasta tu encuentro,
mis ojos no se cerrarán
sin hallarte,
mis labios hasta besarte.
No habrá en mí paz,
no alegría,
hasta fundir mi alma
en tu presencia