Señor, estar contigo, en ti, ha sido el fin de mi vida. Estar contigo, Amor, ser Tú, esa imagen aún no conseguida. La lucha constante volverme Tú, dura batalla perseguida y no ganada. Contra el mundo, a su favor, por encima de todo, entrar en ti, contra los mares, contra los oceános escondidos como gigantes en molinos, donde el amor fue triturado.
No hubo pelea que no pelease, ni trabas que no asaltara con tal de en ti verme enharinada. Fue tu Tú quien molió el trigo de mis campos trillados, de las veredas de tantos ríos que mi orgullo paseó. Entonces, cuando creía sólo mío lo que Tú me dabas.
Nada me des ya, nada quiero, nada necesito, déjame volver, llegar, entrar, ser Tú, en ti mi nada quedar.
Nada Señor, sólo hacer el camino a ti.