Señor acepto tu Voluntad, Amo tu Voluntad, me fío de tu Voluntad, pero tengo miedo, tengo mucho miedo. Esto es un albur, es un trance que hay que pasar, que Tú lo permites para alguna clase de bien que no alcanzamos a entender, pero tengo miedo, nadie me puede quitar ese miedo. Aquí lo traigo, Señor, al pie de tu Cruz, al pie de tu agonía en el Huerto.
Aparta de mi este cáliz del miedo a lo que ocurra, pero antes que nada, con mi miedo, que se haga tu Voluntad, Dios mío, Padre mío, por encima de mi miedo, tu Voluntad.
Mi miedo para ti, mi esperanza para ti, mi amor para ti. Recógelo, Señor, y reviértelo en el bien suyo.