Señor, y todo pasa tan deprisa que me entra miedo. Sé que no puedo decir esto si Tú estas a mi lado. Que no te gusta escuchar estas cosas de mi boca, pero si lo llevo aquí dentro ¿A quién sino a Ti puedo decirlo?. No quiero entristecer a nadie, sabes que me gusta verlos alegres y confiados, pensando que siempre voy a estar a su lado. Y siempre lo estaré aunque de otra forma. Por eso déjame esta noche, sólo esta noche que me queje contigo.
Hoy encedemos la primera vela de tu espera, de ese Adviento que es preparación alegre y dichosa de tu vuelta a nacer, con la que nos invitas a que hagamos lo mismo.
Nacer de nuevo, ¿por qué tengo miedo a no saber hacerlo? No es tan fácil Jesús niño. No lo es porque ya todo está hecho a mi alrededor, cada cosa, cada persona tiene su sitio y ¿quién se atreve a descolocar nada?. Y si tú dices: a ver apartaros que tengo que nacer de nuevo esta Navidad, ¿te imaginas el caos que podemos armar?. Ya, ya si es nacer por el espíritu, tú Espíritu que todo lo enciende y revoluciona sin que los demás lo noten. El caso es que tienen que notarlo porque de otra manera para qué serviría ese renacer.
Mira Jesús Niño, no me lies que me estoy liando, Yo lo único que sé es que he venido a tí esta noche con mi miedo. No quiero asustarte porque eres un bebé y puedes echarte a llorar en cualquier momento. ¿Que podemos hacer Jesús con mi miedo? Y si resulta que a mí también me quedan sólo cuatro velas, una ya encendida, para terminar mi trabajo. Y ¿si no me da tiempo? si he perdido ya tantos días en un hacer sin parar atolondrado, descabellado. Un hacer de lo que te va cayendo día tras día, sin preguntas, sin respuestas. Que está ahí y lo haces porque lo tienes que hacer sin más, sin saber, sin plantear nada, porque te toca, porque si no lo haces tú se quedará sin hacer. Y si mi vida se ha ido de esa manera...y ¿ si ya he quemado demasiadas velas y no he nacido otra vez? ¿Qué haré cuando llegue a tu lado y no puedas ver en mi a la renacida que esperabas? ¿y si soy la misma, la que no me gusta porque a tí no te va a gustar?.
Debo estar mareándote con tantas preguntas y si te pones a llorar vendrá José y se enfadará conmigo, pero a lo mejor es preferible que venga y le pregunte a él. El tiene que saber de estas cosas porque si Tú le elegiste como padre aquí en la tierra, seguro que sabe de todo. Tiene que enseñarte tantas cosas hasta que crezcas . ¡Ay, Jesús, Jesús!, era tan fácil antes, cuando no tenía preguntas...
Y fíjate que esto sólo debe ser difícil para mí, los demás saben bien lo que tienen que hacer, están llenos de propósitos, tienen listas grandes con todo lo que pueden mejorar y yo vengo aquí sin listas, Niño mío, sólo traigo mi miedo. ¿Puede a tí gustarte esto como si fuera un regalo? No se me ocurre otra cosa. Anda llama, llama a tu mamá y dila que hay a tu lado una pesada, junto a tu cuna, que está llorando porque tiene miedo. Miedo terrible a que se apaguen las cuatro velas de su vida y se quede a oscuras, sin saber llegar a donde tiene que llegar para nacer contigo esta Navidad. LLámala, si no lo haces Tú lo haré yo.
¡María, María, María... que tu niño llora, que le he asustado...que te necesita y te necesito yo. María, que tengo miedo, que no lo sé hacer, dime, ayúdame ¿Cómo se puede nacer otra vez?