Sé que una propuesta semanal de palabras debería de tener, efectivamente, esa misma periodicidad. Sin embargo este blog, nunca ha seguido una exactitud periódica en sus publicaciones.
Va a su aire, que no sé si es mejor o peor que otras maneras de llevar un blog, es el suyo y no hay más vuelta de hoja.
Así es que siguiendo con la propuesta de Sindel, pero al ritmo de este blog, vamos a por las palabras....
Martes, 7 de la mañana. El sonido del teléfono sobresaltó a María. Antes de coger el auricular, en su mente sólo había un pensamiento "Ojalá sea esta la llamada".
Al descolgar, la voz que escuchó, hizo que en su mirada apareciera de inmediato la luz de la esperanza.
- María!!, exclamó alguien al otro lado. Soy el doctor Alonso. Tengo buenas noticias. Tenemos un donante cuyo corazón cumple con las características del de su hija. Prepare a Lucía y vengan al hospital.
Casi sin terminar de colgar el teléfono, corrió a levantar a Lucía, su hija de 5 años. Había nacido con una malformación de corazón. Era una niña con una vida normal como todos los niños de su edad, pero en el último año su salud se había resentido un poco.
Mientras sus manos se agitaban nerviosamente intentando preparar todo lo necesario para la estancia en el hospital, vinieron a su pensamiento los últimos meses previos a la llamada...
"El doctor Alonso, su cardiólogo, comentó en su última consulta, hace unos meses, la posibilidad de realizar un transplante. Dada la juventud de Lucía, eran mínimas las posibilidades de un rechazo.
Además ese año se encontraba en el hospital un colega suyo, uno de los mejores cardiólogos de Europa y le aseguró que Lucía estaría en las mejores manos durante la operación.
Al principio María estaba llena de dudas....¿Si no sale bien? ¿si era ella ese porcentaje mínimo de rechazo? ¿no sería mejor aguantar así? al fin y al cabo, pensaba, Lucía no era de los casos más graves y con unos pequeños cuidados podría tener una vida "razonablemente" buena. Ella era su madre y siempre estaría ahí, ayudándola cuando lo necesitara.
Sin embargo de regreso a casa tras esta consulta, mientras hacía mil muecas y gracias jugando con Lucía , decidió que no eran justos esos pensamientos.
Su hija se merecía la posibilidad, aunque sólo fuera una entre un millón, de tener un corazón sano, de una vida propia sin necesidad de "depender" de las manos de nadie.
Decididamente empezarían el protocolo para el transplante...."
Unas horas antes, en otra ciudad cercana y en una habitación de otro hospital, Inés se aferraba con todas su fuerzas al cuerpo de Edurne, su hija de 7 años que acababa de morir. No dejaba de acariciarla y de agarrar sus manos, en un intento de retenerla con ella el mayor tiempo posible.
Inés no podía llorar todavía, ni tan siquiera creer que aquello estuviera sucediendo. Hace dos días que sabían que ocurriría, pero nunca se espera que suceda tan rápidamente.
A
su lado Susana, una de las enfermeras que había atendido a Edurne
durante su estancia en el hospital, intentaba acompañar con su abrazo el
dolor que se respiraba en el ambiente.
Hacía
un mes que ingresaron a la pequeña. Estaba jugando en el parque
cuando tuvo un mareo y cayó al suelo. Casualmente era el mismo parque en
el que solían jugar Susana y su hija y esa casualidad hizo que aquella
tarde estuviera allí.
Avisaron a la ambulancia y en pocos minutos llegaron al hospital. Después de varias horas de pruebas que pusieron el corazón de Inés al borde de un ataque de nervios, apareció Pablo, el médico, y le dio la noticia.....
A partir de ese momento todo fue sucediendo a gran velocidad.
De
repente, mientras esperaban que llegara Pablo, para tramitar la
defunción, Inés miró a Susana y comenzó a sonreír. Ella le pregunto el
motivo de su sonrisa y entonces le dijo :
- " Susana, ¿Te acuerdas de cuando vinimos al hospital? de cómo Edurne nada más despertar del mareo y verte exclamó en voz alta ...Walaaa!! qué gafas tan divertidas llevas.
Tú soltaste una gran carcajada y le dijiste: Humm!! veo que ha llegado una niña simpática a este hospital....lo vamos a pasar muy bien".
Yo también sonreí....
Desde entonces surgió entre nosotras tres una especie de feeling. Ella siempre estaba esperando que llegara tu turno. Sabía que tu le harías reír con el repertorio de payasadas que siempre tenías para ella.... y para mí.
¡Benditas todas esas gracias que hacías para hacerla reír!....
Mil gracias Susana por todas ellas....por todo.
En aquel momento entró Pablo.
- Todo está preparado Inés. La documentación para que firmes el consentimiento para donar su corazón está lista. ¿Estás segura de querer hacerlo? los médicos sabemos cual doloroso es este trámite, por eso, aunque la donación es importante, sabemos que la fuerza y la decisión de hacerla es vuestra.
Inés besó por última vez a Edurne, abrazó fuertemente a Susana y se dirigió hacia Pablo.
Sus manos no temblaron ni un segundo, tomó el documento y lo firmó. Respiró tranquila y dijo:
-"Será precioso pensar que su corazón está viviendo en otra niña"
Todo estaba listo ya para la operación. En unas horas Lucía tendría un corazón sano, una oportunidad de vivir plenamente.
Mientras, María esperaba en la sala de espera. Las horas se hacían eternas, sus manos no paraban de pasar las páginas de una revista a la que no prestaba la menor atención.
Su pensamiento estaba lejos, justo al lado de otro corazón, que imaginaba destrozado por el dolor. Su mente no dejaba de dar gracias a esa otra madre y su valiente decisión.